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  • Génova y Mazón, un año sin poder potenciar la Comunidad Valenciana como bastión popular

    » Diario Cordoba

    Fecha: 29/10/2025 10:08

    Al margen del daño reputacional que provocó la dana en el Gobierno valenciano, poco más de un año después de que el Partido Popular (PP) hubiese recuperado ese feudo autonómico tras los años de presidencia del socialista Ximo Puig; al margen de la incomodidad manifestada durante este año transcurrido entre Alberto Núñez Feijóo y Carlos Mazón, y al margen de la gran pregunta que doce meses después sigue rondando en el ambiente, la de si el presidente de la Generalitat repetirá o no como candidato en 2027, en la cúpula popular existe una gran contrariedad por un asunto de mera estrategia que es consecuencia de la tragedia que provocó más de doscientos muertos hace un año. Y que no es otro que la parálisis política que todo ello ha provocado. Junto a la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de la capital y la Junta de Andalucía, la Comunidad Valenciana partía, tras el ciclo electoral culminado en 2023, como uno de los grandes bastiones del poder popular, con los que poder articular en buena medida la oposición al Gobierno central presidido por Pedro Sánchez. Pero la profunda crisis de la dana y todas sus derivadas, incluida la instrucción de la juez de Catarroja que se cierne cada vez más sobre la actuación en los días fatídicos de la riada del Gobierno valenciano, han dado al traste con todo ello. En Génova lo lamentan más que en ningún sitio. "La Comunidad Valenciana es un vector de poder político y económico, y sin embargo ya no lo podemos utilizar como querríamos", lamentan en la cúpula popular. Mucho dio que hablar, en ese sentido, el congreso del Partido Popular Europeo (PPE) que tuvo lugar en abril en Valencia capital, precedido durante semanas de múltiples especulaciones sobre el papel que en el mismo tendría Mazón. La casualidad quiso que una eventualidad de naturaleza distinta y no trágica, pero sí de mucho peso, como el apagón total del pasado 28 de abril, pusiera en sordina durante los días posteriores el cónclave de los populares europeos, pero el ejemplo es significativo del problema que ha aquejado desde octubre de 2024 a los de Alberto Núñez Feijóo. No se puede contar con Valencia para proyectarse, y eso no es una eventualidad política menor para un partido en la oposición. Una estrella lesionada Tirando del siempre socorrido símil deportivo, para el líder de los conservadores es como tener un gran fichaje en la plantilla, pero que al poco de arrancar la temporada se lesiona. Y peor aún, que no se le puede encontrar un recambio en el mercado de invierno. Naturalmente, la visión que se traslada desde el Partido Popular de Valencia es radicalmente contraria. No niegan el alcance de la crisis, y el cortocircuito político que ha provocado, pero tratando de ver el vaso medio lleno explican que ni las encuestas desaconsejan que Mazón repita como candidato, ni el camino recorrido este año, explican, ha sido inútil. En primer lugar porque a diferencia de alguno de su correligionarios -sin ir más lejos la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, que acaba de adelantar las elecciones en su región al 21 de diciembre- el presidente valenciano sí ha logrado cerrar un acuerdo de presupuestos con Vox, su antiguo socio de coalición, con el que nunca ha perdido las buenas relaciones, a diferencia también de otros de sus compañeros, como por ejemplo el presidente de Aragón, Jorge Azcón, sumido en una profunda crisis de desconfianza con los de Santiago Abascal. "Ya pasó en 2023, que abrimos el camino para otros", relatan recordando que el suyo fue el primer acuerdo de coalición con la extrema derecha que se alcanzó, antes de que Abascal rompiera todos los ejecutivos autonómicos con el PP en 2024, como consecuencia de su oposición al reparto de los menores migrantes llegados a Canarias. Desde el entorno de Mazón insisten en restarle importancia a las desavenencias con Génova, y se apoyan para ello en los gestos de mayor complicidad que en los últimos tiempos les ha dedicado la mano derecha de Feijóo, Miguel Tellado, el hombre que desde el congreso de los populares en julio controla con mano férrea el aparato del partido y cuya intervención será fundamental para decidir todas las candidaturas electorales. Como se verbaliza en público por parte de unos y de otros, de Valencia y de Madrid, el compromiso expresado en público por Mazón es el de vincular su futuro político a la evolución de la reconstrucción de las zonas afectadas por la dana, la tarea que en su primera fase se encargó al general Francisco José Gan Pampols, quien la próxima semana, como ya anunció él mismo, abandonará su cargo temporal de vicepresidente segundo del Gobierno valenciano, tras considerar que ha cumplido con su tarea. Y eso a Feijóo, como manifestó en la entrevista concedida a La Nueva España, del Grupo Prensa Ibérica, esta misma semana, le parece "un gesto político que valoro", si bien el presidente del PP advirtió que "seguiremos viendo cómo va la reconstrucción en Valencia y cuál es el futuro político de Mazón". Otra cosa es afinar cuál sería el hito o logro que demostraría fehacientemente la recuperación de las zonas devastadas por la dana. Feijóo, como todos los líderes, escucha muy cerca todo tipo de voces. Las que le dicen que en dos años Mazón puede repetir y ser una opción de nuevo ganadora para el PP, y la de quienes entienden que el presidente de la Comunidad Valenciana debe dar un paso al lado. Ahí es donde emerge una figura clave, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. Hasta el punto de que hay quien sostiene que si ella quiere, Mazón repetirá, y si no, no lo hará.

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