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  • Agua del grifo: una opción que nos acerca a la plena circularidad

    » Diario Cordoba

    Fecha: 29/10/2025 09:46

    En un mundo donde el consumo responsable se va haciendo hueco en nuestras vidas diarias, el agua del grifo emerge como una opción segura, saludable, sostenible y hasta 100 veces más barata que la embotellada. Y sin embargo, sigue siendo la gran olvidada en muchos hogares. Abrir el grifo no requiere desplazamientos, ni envases, ni logística. Sin embargo, detrás de esa acción se esconde una infraestructura compleja, miles de profesionales y un sistema de control que garantiza que el agua llega a nuestras casas. El resultado es un producto alimentario que supera en exigencia a cualquier otro, ya que el Real Decreto 3/2023 asegura el control sobre más de 50 parámetros del agua. Aliada de la economía doméstica Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), una familia de cuatro miembros paga unos 5 euros al año por beber agua del grifo. En cambio, si opta por agua embotellada, el gasto asciende a unos 500 euros anuales. Es decir, 100 veces más. Por solo 0,10 € al mes por persona, se accede a un recurso vital, frente a los 20 € mensuales que cuesta el agua envasada. Además, el gasto en el servicio de agua representa apenas el 0,90% del presupuesto familiar, muy por debajo del 3% que la ONU establece como límite de asequibilidad para el Derecho Humano al Agua. Por lo tanto, el agua del grifo no solo es accesible, sino que también cumple con los estándares internacionales de equidad y justicia social. Cada cierto tiempo reaparecen titulares sobre establecimientos que siguen intentando cobrar a sus clientes por servir agua no embotellada. FACUA, la organización de defensa de los consumidores, ha denunciado recientemente el caso de un restaurante en Cantabria por cobrar tres euros por servir agua del grifo. La legislación es clara al respecto: la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular establece que bares y restaurantes deben proporcionar agua no envasada sin coste alguno. FACUA considera que disfrazar el cobro como “servicio” es una práctica ilegal que vulnera los derechos del consumidor. El engranaje detrás del grifo La gestión del ciclo integral del agua incluye captación, potabilización, distribución, saneamiento y depuración. Este servicio funciona las 24 horas del día, los 365 días del año y cada etapa está diseñada para garantizar la seguridad del agua y minimizar su impacto ambiental. El agua del grifo es igual de segura en todas las regiones de España, incluidas las islas. Su calidad depende del tratamiento que recibe, no de su ubicación geográfica. El agua del grifo está sometida a un triple control: sanitario (por las Consejerías de Sanidad), técnico y económico (por los ayuntamientos), y de autocontrol (por parte de las empresas gestoras del servicio, como Aqualia). En España, el agua del grifo es el producto alimentario más controlado y se analizan más incluso contaminantes emergentes como PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), bisfenol A, microplásticos o disruptores endocrinos. Esta vigilancia constante garantiza que el agua que llega a nuestras viviendas sea apta para el consumo humano, incluso en zonas con infraestructuras antiguas. El agua del grifo es igual de segura en todas las regiones de España, incluidas las islas. Su calidad depende del tratamiento que recibe, no de su ubicación geográfica. A través del Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo (SINAC), cualquier ciudadano puede consultar los datos de calidad del agua en su municipio. Sus datos indican que menos del 1% de las muestras analizadas en el país incumplen los límites establecidos, y los parámetros que más se superan son los subproductos de la desinfección y compuestos nitrogenados, sin implicar riesgos graves para la salud. Un elemento circular ‘per se’ La producción de botellas, envase y transporte del agua embotellada causa un impacto en el ecosistema y contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. El 90% del precio de una botella de agua corresponde al envase, que suele acabar como residuo plástico. Eurostat calcula que, como mucho, se recicla con éxito solo el 40% de estos envases en Europa. Y, según el informe Global Plastics Outlook de la OCDE, a nivel global, apenas el 9%. Varios estudios calculan que se vierten más de 8 millones de toneladas de botellas de plástico en el mar cada año (equivalente a vaciar un camión de basura lleno de plásticos cada minuto), muchas de ellas provenientes de botellas de agua. Beber agua del grifo no solo evita residuos, también activa un modelo circular. La gestión del ciclo integral del agua, desde la captación hasta la depuración, es, en sí misma, economía circular. El agua se recoge, se trata, se distribuye, se consume y se devuelve al medio natural tras ser depurada, lista para reiniciar el ciclo. Gestoras del servicio como Aqualia trabajan cada día para que este recurso esencial llegue a millones de hogares con la máxima garantía. Modernizan infraestructuras, optimizan procesos e invierten en tecnología para responder a los nuevos desafíos ambientales y sanitarios. En un país que aún envía casi la mitad de sus residuos a vertedero y donde la circularidad de materiales sigue estancada, cada gesto cuenta. Beber agua del grifo es un gesto cotidiano que nos acerca a una economía circular.

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