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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 28/10/2025 04:36
Bajo el cielo de Cleveland, el 24 de junio de 1947, Sugar Ray Robinson defendió su título del peso wélter en un combate que se teñía con la atmósfera de un lúgubre augurio. El rival, Jimmy Doyle, con 22 años y la juventud palpitando en cada movimiento, encontró en el octavo asalto el final de su corta vida. El cuadrilátero se volvió escenario de tragedia, y el boxeo arrastró la huella indeleble de esa caída. Robinson, tiempo después, reconoció el estremecimiento de un aviso onírico: en sus sueños, la sombra de la fatalidad ya se había presentado, avisándole que su rival encontraría la muerte por sus puños. Desde entonces, la historia de aquella noche persiste, suspendida entre la realidad y lo reflejado por lo más profundo de su subconsciente, donde la gloria conoció el sabor amargo de la pérdida. El combate se desarrolló con dominio del dueño del cinturón, quien castigó a su rival desde los primeros asaltos. En el primer round, Doyle recibió un gancho de izquierda que lo dejó en desventaja, y durante los siguientes episodios soportó duros golpes al cuerpo y la cabeza. A pesar de ello, el aspirante mostró determinación y, en el sexto asalto, abrió un corte sobre el ojo derecho de Robinson, lo que le dio un atisbo de esperanza. La séptima vuelta fue favorable para Doyle, quien aprovechó la aparente fatiga de Robinson. Sin embargo, en el octavo asalto, el campeón recuperó energías y conectó dos derechas al cuerpo que debilitaron a su oponente. Cuando el retador intentó responder con un derechazo, Sugar lo contrarrestó con un gancho de izquierda al mentón, provocando la caída definitiva. Sugar Ray Robinson, en un combate frente a Randolph Turpin Al comprobar que Doyle seguía inconsciente al inicio del noveno asalto, los asistentes lo trasladaron en camilla al vestuario y, posteriormente, al hospital. El veredicto oficial fue nocaut en el octavo asalto. Doyle, cuyo nombre real era Delaney, acusó en la báscula 66,7 kilogramos (10 st 7 lb), un kilo más que Sugar Ray Robinson. Aunque fue trasladado de inmediato al nosocomio más cercano y sometido a una intervención quirúrgica, Doyle falleció tras permanecer 17 horas en coma, según el reporte original publicado por Boxing News el 9 de julio de 1947. La cobertura de la época, lejos de ocupar portadas, relegó la noticia a páginas interiores, bajo el titular “Welterweight title fight ends in tragedy” (La pelea por el título de peso wélter termina en tragedia). Aunque días después, los encabezados hicieron énfasis en la investigación que el fiscal de turno abrió para determinar la responsabilidad de Robinson en la muerte de su contrincante. Sugar Ray Robinson falleció en 1989 El informe de Boxing News subrayó que no podía atribuirse responsabilidad alguna a Sugar Ray Robinson. Las autoridades de la Comisión de Cleveland habían autorizado a Doyle como aspirante legítimo, pese a que quince meses antes había sufrido un nocaut en el mismo recinto frente a Artie Levine, lo que le provocó una conmoción cerebral y lo mantuvo alejado del ring durante nueve meses. El regreso de Doyle en diciembre anterior, con cinco triunfos consecutivos, justificó su elección como retador. Sin embargo, el reportaje señaló un defecto en la normativa que obligaba al campeón a defender su título cada seis meses, lo que, ante la escasez de rivales de nivel, llevó a promover a un boxeador que parecía el más apto del grupo. “El hecho de que el médico aprobara a Doyle como apto para boxear exime claramente a Robinson, pero el incidente sin duda le afectará mentalmente”, recogió el medio especializado. Robinson regresó al ring dos meses más tarde y logró un nocaut en el primer asalto, sumando cinco combates más ese año. Su carrera extraordinaria se extendió hasta 1965, periodo en el que conquistó el título mundial de peso mediano en cinco ocasiones. Años después, Robinson confesó que él había soñado esa situación y que se negó a pelear, pero lo convencieron para que realizara el combate, algo que lo afectó considerablemente durante toda su vida. “La noche antes de la pelea con él, yo soñé mientras dormía que lo había noqueado y que murió en el ring. Y me levanté esa mañana y le dije a la comisión que no iba a pelear. Y ellos dijeron: ‘¿Por qué?’. Y les conté lo que había soñado, aunque ellos dijeron: ‘Oh, Ray, no. Eso es solo un sueño’. Y llamaron a un sacerdote católico y a un ministro, y vinieron y hablaron conmigo y me dijeron que siguiera adelante con la pelea”, relató a los medios estadounidenses. “Y, tal como soñé, le di un gancho de izquierda y murió ahí mismo en el ring. Es terrible cuando tienes una premonición antes. Sabes, yo tuve la premonición antes de que esto iba a pasar, y durante mucho tiempo no podía pelear... Cuando volví a empezar, yo no podía golpear fuerte a un hombre, ¿sabes? Estaba muy afectado", confesó apesadumbrado. Aún así, Sugar, cuyo nombre real era Walker Smith Jr. no contó el noble gesto que tuvo con la familia de Doyle. Luego de enterarse del deceso de su contrincante, Robinson acudió al hospital y se encontró con los padres del joven púgil fallecido. Allí, se comprometió a realizar el sueño de Jimmy: comprarle una casa a sus padres. Con el dinero que consiguió en sus siguientes cuatro peleas, hizo posible el deseo de Doyle. Además, continuó enviándoles dinero para que sus seres queridos no pasaran necesidades. En 1950, Robinson defendió su título wélter por última vez ante Charley Fusari, a quien venció en quince asaltos y donó toda la recaudación de ese combate a la investigación del cáncer. Luego, incursionó en el peso mediano, donde tuvo una extensa rivalidad con Jake LaMotta. El último combate de Robinson tuvo lugar en 1965 ante Joey Archer, quien lo derribó en el cuarto asalto y ganó por decisión unánime. El escritor deportivo Pete Hamill describió la derrota como una de las experiencias más tristes de su vida, y el público lo ovacionó a pesar de la caída. El 11 de noviembre de 1965, anunció su retirada definitiva, cerrando su carrera con 202 combates, 175 victorias, 19 derrotas, 6 empates y 2 nulos, y 110 nocauts, cifra que lo sitúa entre los líderes históricos en este apartado. En sus últimos años, Robinson fue diagnosticado con diabetes mellitus y posteriormente con Alzheimer. Falleció en Los Ángeles el 12 de abril de 1989, a los 67 años, y fue enterrado en el Cementerio Inglewood Park. Considerado por la Associated Press como el mejor boxeador del siglo XX y por ESPN como el más grande de la historia en 2007, su legado trasciende los cuadriláteros y se proyecta en la memoria colectiva del boxeo. Aunque aquel combate en Cleveland quedó marcado como el más triste de su carrera.
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