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  • Arroyo Seco: "Nadie en su sano juicio le daría plata a un pibe para hacer una película"

    » La Capital

    Fecha: 26/10/2025 16:16

    Nacho Ricchetti: "Me encantaría que no sólo Arroyo sino que la zona del sur de Santa Fe sea un polo cinematográfico" A los 25 años el cineasta arroyense Ignacio Ricchetti ya dirigió la película “Aquella noche que los dólares se fugaron”, que fue filmada en su ciudad natal con artistas y técnicos locales y de la región. Cabello castaño claro enrulado, ojos verdes, campera y remera negras, vaquero y zapatillas, Nacho Ricchetti habla casi una hora en la redacción de La Capital sobre su pasión por el cine, que lo llevó a filmar la tercera película rodada en Arroyo Seco. Nacido el 28 de septiembre de 2000 en una clínica de la vecina Empalme Villa Constitución, pero criado en Arroyo Seco, Nacho Ricchetti es hijo del chapista José y de la docente Graciela Nucci , quien dirigía la escuela rural de El Ombú, un paraje arroyense situado a la vera de la autopista. -Tuve una infancia muy linda. Todavía se conservaba mucho eso de jugar en la calle, jugaba mucho con mi primo y mis amigos del barrio. Jugábamos a la pelota en la calle, todo el día. Yo vivo en el centro de la ciudad, entonces la cancha era de cemento, y también andábamos mucho en bici. Y después llegó también una etapa más de club, donde íbamos con mis amigos al Asac, pero a veces íbamos también a los otros clubes de la ciudad. La verdad que hubo una etapa muy linda, la infancia, a la que llevo realmente en el corazón. Más allá de las cosas feas, rescato que fue una muy linda infancia. "El Ombú es donde mi mamá sigue viva" -¿Cómo es El Ombú? -Es parte de Arroyo Seco, es una zona rural que tiene una escuela, donde mamá fue la directora hasta que falleció en 2008, hace muchos años. Es linda la escuela. Yo he ido bastantes veces, la última vez fui el año pasado por un trabajo, y es lindo. Además lo lindo es que te reconoce la gente del lugar y me recuerdan por mi mamá. La otra vez hablábamos con mi papá y decíamos que en ese lugar, en El Ombú, es donde mi mamá sigue viva. -¿Tenía una gran vocación docente? -Sí, realmente. Es una persona que me ha inculcado mucho. Si bien tal vez no tengo tantos recuerdos porque yo tenía ocho años cuando ella falleció, a los 48 años, me contaron muchas cosas que a ella le gustaban. Mi papá me dice que a mi mamá le encantaba el cine, por ejemplo, y yo sé que era fanática de Clint Eastwood, y tal vez de ahí pude haber traído un poco eso, así como también un poco de la parte de la escritura. Mi papá, aunque era chapista, de chico siempre dijo que le gusta mucho escribir, escribía muy bien. En la escuela, las maestras le enseñaban. Y mi papá es una persona que realmente sabe mucho. Yo aprendo mucho de él, mucho de política, de cosas así, él está muy muy empapado de ese tema, así que eso viene un poco de ambos lados, tal vez de chico todo eso me formó como persona. "Me refugié mucho en el cine" -¿Este camino del cine viene con lo genético, pero también con lo cultural, con lo aprendido de ambos? -Cuando yo era chico y pasó lo de mi mamá, tal vez me refugié mucho en el cine, en los videojuegos, era un refugio como niño. Y también lo empecé a compartir mucho con Alvaro Pitola -el productor de la película-, que es mi mejor amigo, que le pasó lo mismo con la madre, casi al mismo tiempo. Y creo que los dos tuvimos un proceso de mucho refugio dentro de los videojuegos y del mundo audiovisual. -¿El cine fue tu lugar en el mundo? -Tal vez todo eso me dio ganas de hacer cine. Al principio me daban ganas de estudiar psicología, después me gustaba escribir y tal vez lo volqué en una vocación creativa para poder comunicar mi experiencia de vida o las cosas que siento o mis perspectivas. Tampoco es que mi perspectiva sea perfecta ni nada, pero simplemente tenía la inquietud de contar mis perspectivas y de tratar temas que me interesaban. -¿Por ejemplo? -Por ejemplo hay algo que tal vez me marcó mucho, algo que me ha dicho muchas veces mi papá: que él y mi mamá se mataron toda la vida trabajando para esperar un momento de disfrute, que nunca llegó porque ella no alcanzó a vivirlo. -¿Es como dice Eduardo Galeano sobre el horizonte, que no lo podés alcanzar pero te sirve para caminar? -Sí. Y tal vez eso me marcó para tener una perspectiva de vida diferente, por lo menos para decir: voy a intentar hacer algo que realmente quiero hacer en la vida, me la voy a jugar, quiero hacer cine. nacho 2 Sebastián Suárez Meccia / La Capital -¿Qué te dijeron cuando les contaste a los tuyos que querías hacer cine? -A mi entorno al principio le dije que esto no era un hobby: “Yo voy a hacer cine”. A los 17 años, después del secundario, le empecé a contar a bastante gente que iba a estudiar cine. -¿Y cuál fue su respuesta? -Nunca fue algo de reproche, pero no lo tomaban en serio. Era como decir: “Ah, bueno, sí. Así como te gusta jugar al fútbol. ¿Y qué más?” Pero cine es una carrera donde más todavía en 2018 había muchísima salida laboral y hoy en día, bueno, igualmente hay salida laboral, todavía se encuentra, no es una carrera que está muerta. Creo que lo contrario del país pasa en Santa Fe. Voy ahora a la Escuela Provincial de Cine y Televisión y está llena de gente estudiando, hay gente que se queda afuera, que no puede entrar a estudiar, así que realmente está bueno. Se celebra. >>> Leer más: "La pasión por el fútbol no cambia en un clásico de pueblo o de ciudad" -Cuando contabas que el cine y los videojuegos eran un refugio me acordaba de la imagen del pibe de Cinema Paraíso, que que se metía en el cine del pueblo. ¿Hay algo de eso en tu vida? -Sí, me pasó eso tal vez más en un lugar común que era mi casa. Tal vez no tanto en un cine. Iba al cine, pero en Arroyo no abundaban los cines. Existía el Cine Asac, que era del club, que funcionó hasta 2018, y que alternó con épocas donde se frenaba y volvía. La primera vez que fui al cine fue ahí, mi hermana Antonella me llevó a ver “Spider-Man 2”, no me olvido más. Ese es mi primer recuerdo de estar en un cine, y la pasé bomba. Después miraba mucho cine en mi casa, pero esa imagen tal vez tiene como un reflejo de que no es algo único mío sino que es bastante universal. Creo que muchísimas personas a las que le gusta el cine se pueden sentir identificadas con esa imagen de “Cinema Paradiso”. -¿El cine fue un refugio en el sentido que te protege de la intemperie social del mundo? -No sé tampoco si la palabra es refugio, pero el cine te acobija, te abraza y te lleva en este mundo. Te enseña. Hay muchas cosas que realmente el cine enseña, como a vivir. -¿Hubo un día en el que dijiste: “Lo mío es el cine”? -No, creo que fue un proceso de años. Siempre me gustó lo audiovisual, ya de muy chico, a los 11 años, me había descargado un programa de edición y me gustaba editar videos, pero era algo más de YouTube. Yo miraba YouTube con mis amigos, era como que ya estábamos muy criados por internet. -¿Estaban atravesados por internet como nativos digitales? -Muy atravesados por el internet temprano. Nacimos en 2000, pero ya en 2004 teníamos la primera computadora. A los cuatro años ya tenía una computadora en mi casa y también escribía en internet. Y tal vez desde ahí, desde esos momentos, ya me gustaba editar por una cuestión técnica, me fascinaba montar un video. -¿Ahí ya tenías esta idea de hacer cine? -En realidad me gustaba mucho ser editor. Hoy en día, por ejemplo, a la película también la monté yo. -¿Vos tuviste la idea y escribiste el guión? ¿Tiraste el centro y entraste a cabecear? -Sí, entré a cabecear también. Esa es la cuestión cuando no tenés presupuesto. -Cuando hay que hacer de todo. ¿Como pasa en los grupos el teatro independiente? -Sí. En los grupos de teatro tienen que hacer de todo, exactamente. Cuando estaba montando decía: “No vuelvo a hacer todo jamás”. Está bueno delegar, me encanta delegar, pero bueno, editar es un trabajo muy jodido y realmente si no pagás no está bueno delegarlo. -¿La cuestión es delegar, pero no tanto? -Sí. El proceso comenzó ahí, después con mi amigo Alvaro nos gustaba mucho también actuar, nos gustaba mucho hacer una especie de comedia entre nosotros. -¿Estudiaron teatro? -Empezamos a estudiar teatro hace poco, pero entrecasa nos gustaba mucho joder y nos gustaba la comedia. -¿Y cómo llegaste a la Escuela de Cine? -Desde el teatro creo que se fue formando la idea. En 2016, cuando tenía 16 años, me di cuenta que existía la Facultad de Cine en Rosario o en la universidad y que me podía acercar y hacer cine ahí y lo empecé a considerar. Y también empecé a cambiar el cine que veía porque hasta ahí capaz que veía un cine más mainstream, de Estados Unidos, en los típicos Hollywood y todo eso. "Empecé a ver cine de bajo presupuesto" -¿Qué empezaste a ver? -Empecé a ver cine de bajo presupuesto, empecé a interiorizarme. -¿Empezaste a ver cine nacional, lationamericano y español? -Exactamente. Y ahí dije: “Entonces esto no me queda lejos”. -¿Fuiste a la Escuela Provincial de Cine? -Me vine a la Escuela Provincial de Cine, que estaba en la Vigil y ahora en el Lavardén. Hice mitad en la Vigil y mitad en el Lavardén. No terminé la carrera, sería tramposo si no lo dijera. Es una asignatura pendiente. -¿El Nene Molina fue tu profesor? -No, era el director de la escuela. nacho 3 Sebastián Suárez Meccia / La Capital -¿“Aquella noche que los dólares se fugaron” tiene que ver con el Toto Caputo? -No, el nombre es un juego que invita a esto. -¿Es una metáfora de la historia argentina? -No, a lo mejor se pueden encontrar algunas cosas. El nombre es un chiste en sí mismo, es una muy buena trampa. La película es un viaje en el tiempo. Tal vez el gancho que podés encontrar es, por ejemplo, que en la película transcurre que él está primero en 2024 y viaja a los 90. La escribimos e hicimos en 2022. Tal vez haya una seguridad, o fue el destino, que justamente se dio que cierra perfecto el círculo: el protagonista tiene problemas económicos, tiene una vida muy rutinaria y quiere cambiarla. La noche cuando se fugaron los dólares es una de los 90 en la que hubo un crimen y había un bolso con plata y él va a quedar metido en el medio. Entonces se encuentra con muchos personajes, que son avaros que quieren esa plata, y él tiene que recorrer un camino donde va a aprender que no todo es la plata y cómo puede rebelarse ante el sistema que mantiene al personaje dormido. -“Las casualidades no existen” dice un personaje de Sábato dice en “Sobre héroes y tumbas”. ¿Te resuena con relación al título de la película? -Aparte de eso que hicimos, siempre me río porque lo que hicimos está en la actualidad y después se va a los 90 y parece que cierra por todos lados, pero fue casualidad. -¿Cómo en el túnel del tiempo? -Sí. en este caso sí. >>> Leer más: Cómo se gestó la primera película filmada en Funes -¿Qué es Roseco? -Es nuestra productora. De Arroyo Seco: Roseco. Ro de Rosario y de Arroyo. Al principio teníamos mucha gente que conocimos en la facultad de cine o amigos de la vida que conocimos en Rosario y dio la casualidad que todos los amigos que conocimos de Rosario querían hacer cine. Nos hicimos muy amigos del grupo, por ejemplo de Román Parody, de un grupo de chicos que estudiaban en Rosario. -¿Román era compañero tuyo de la carrera? -No, pero tenemos un grupo de amigos que estudiaban en Rosario. Y dio la casualidad que los dos grupos querían hacer cine, esas cosas pasan increíblemente. Y ahí formamos un grupo donde empezamos a hacer cosas con chicos como Matías Delogu, que es el sonidista de la pelicula. Justo se dio la casualidad que conocimos ese grupo y eso nos potenció. Y ahí con Alvaro hicimos la productora, que empezamos en Arroyo. Un amigo de toda la vida, un hermano que me dio la vida. Y juntamos nuestro grupo de amigos de Arroyo con nuestro grupo de Rosario para hacer la productora. "Tenés el potencial que tu gente te va a apoyar más que nadie" -¿Cómo es producir cine en Arroyo Seco? -Complicado, es bravo, pero a la vez me parece que es más fácil. Complicado por la situación del cine en general y por la situación argentina, pero es más fácil en Arroyo, como para que no te vayas. -¿Por qué? -Porque tenés el potencial. Yo quiero decir esto porque tal vez hay gente que vea que son de una ciudad más chica. Tenés el potencial de que tu gente, la gente local, los vecinos que te conocen, te van a apoyar más que nadie. Y que cuando vas y pedís una locación dicen: “Ah, una película. Sí, vení a grabar”. Te abren las puertas y entonces podés ir a grabar. En nuestro caso tuvimos la suerte que la municipalidad en su momento nos ayudó muchísimo con Larrosa. Nos cortaban la calle, nos dio un impulso económico, nos dio el aval de que esta película tiene el apoyo de la Muni. Entonces ahí fuimos a las empresas que había en la región a decir: “Estamos en una peli, si quieren poner publicidad, tenemos el apoyo de la Muni”. Y las empresas dijeron: “Dale, como Vanessa, por ejemplo. O como nos dio Ezequiel Tornavén una ayuda económica. Entonces, con eso nos impulsaron a los pibes, yo tenía 21 años cuando hice la peli. Nadie en su sano juicio le daría plata un pibe de 21 años para hacer una película. -¿Fueron a pedir apoyo sólo con la cara? -Fuimos a pedir apoyo con la cara y se dio porque realmente éramos las únicas personas que estaban haciendo cine en la ciudad y creo que eso nos ayudó. Por eso digo que si hubiéramos querido hacer la peli en una ciudad como Rosario a lo mejor es más difícil. Es más difícil porque ya somos un montón y necesitás mucha más espalda para realizarla. Y en Arroyo fue como decir: “Quieren hacerlo y está bueno”. Y nos trajimos toda la gente de Rosario a grabarla. -“¿Cómo va a ser bueno si vive a la vuelta de mi casa?” se preguntaba la vieja revista Risario. ¿Eso les pasa en Arroyo en algún sentido? -Creo que eso es inevitable que pase, no es una cuestión de una situación particular sino que pasa en sí, es algo normal porque uno tiene la costumbre de tratar con una persona y no la idealiza. Creo que viene de ahí. En cambio, cuando tiene a alguien de, por ejemplo, Buenos Aires, uno lo idealiza porque no tiene trato, no sabe, se imagina que es perfecto. -¿El vecino es terrenal? -Y el vecino es terrenal, exactamente. Pero a la hora de una construcción como cuando dijimos: “Che, vamos a hacer una película” la gente creo que nos apoya en ese sentido muchísimo, si bien apoya en todo sentido. Cuando vos decís: “Vamos a hacer una película” impacta la palabra y creo que eso da un impulso y da ganas de hacer, de salir de la rutina también que tiene una ciudad porque ninguna ciudad se salva de tener una rutina. Así que tal vez sí, esa cosa que el vecino no puede ser genial no implica que no se lo pueda ayudar. -Está bueno eso. -Totalmente. Tuvimos realmente una comunidad que nos ayudó mucho a hacer la película. -¿Hacer cine es darle un toque de magia a una ciudad de mucho trabajo, de gringos laburantes? -Sí, le da un toque de la magia del cine. Aparte es una película de viaje, de vuelo. de viaje en el tiempo, cuando los viajes en el tiempo pasan en Estados Unidos. Hay pocas películas argentinas que viajen en el tiempo. Y dijimos: “Bueno, vamos a hacerla”. Y pasó. Si bien Arroyo Seco nunca es mencionado la película, las locaciones son todas ahí. Entonces, uno que es de Arroyo ve la panadería de fondo, ve la galería a la que uno va, el supermercado donde va a comprar. Entonces, eso está muy divertido. -¿Pinta tu aldea y pintarás el mundo? -Sí, y pudimos hacerlo decorar para que Arroyo sea nuestro nuestro estudio de grabación, nuestro patio para jugar. -¿Vuestro lugar en el mundo? -Sí. Totalmente. -¿Por qué escribieron sobre la película que es un poco de comedia y un poco de thriller o policial? -Y un poco de surrealismo. Porque tiene un poco de todo. Es una comedia negra que me gusta. -¿Una comedia negra en qué sentido? -No de la comedia negra con un final trágico. Tengo muchas referencias de los directores como los hermanos Cohen, tal vez de ahí viene un poco la influencia. Y la película se podría decir que es surrealista básicamente por el viaje en el tiempo. El viaje en el tiempo no es de ciencia ficción sino de una manera más surreal. -¿Cómo fue tu camino por el cine? -Me gusta mucho desde que empecé a ver películas de bajo presupuesto y también me fui mucho al cine viejo. Entonces, me encanta Hitchcock, me encanta Billy Wilder, me gustan los clásicos. -¿Qué tiene de comedia? -No la quiero spoilear tampoco. Lo de comedia es porque también tiene toques de humor. El humor es muy del montaje. Por ejemplo hay una escena donde están dos chicos hablando y un tercer personaje dice: “Ah, seguro esos chicos están bien”. Y se monta y están siendo apuntados por una pistola. Entonces hay comedia desde ese lado, no una comedia de Francella. Es una comedia totalmente negra, jugando con eso. -¿Cuántos premios ganaron en el Pulsar de Santa Fe? -Ganamos tres premios. Fuimos al Pulsar de Santa Fue cuando estábamos por finalizarla. Nos vino rebien, eso nos dio un impulso y quedamos seleccionados en el Festival Buenos Aires Rojo y estuvimos en Competencia Argentina, que es el festival más grande de Argentina y América Latina de fantasía, de ciencia ficción y de terror de esta clase, así que fue hermoso presentar la película ahí. Fue la primera vez que la presentamos y después tuvimos estrenos obviamente en Arroyo, en la ciudad donde la hicimos. "En Arroyo tuvimos que armar un cine para proyectarla" -¿Cómo fue presentar la película en Arroyo? ¿Tiraron la ciudad por la ventana? -Sí, prácticamente. Lo más difícil fue que no sólo hicimos una película sino que tuvimos que armar un cine para proyectarla porque no tenemos. Tuvimos que que ir a la Sociedad Italiana a pedir el salón. -¿Qué les dijeron los gringos? -Nos recibieron muy bien, son rebuenos y les mando un saludo. Se pusieron recontentos de que los hayamo tenido en cuenta. -¿Tus nonos eran italianos? -Y sí, todos los bisabuelos vienen de allá. Cuestión que tuvimos que incluso armar una estructura para correr la pantalla. Entonces llamamos a un herrero, algunos eran también nuestros papás que venían a ayudarnos. Fue todo un escándalo en Arroyo. -¿Y el cine quedó armado? -No, quedó armada la estructura para correr la pantalla, pero les dijimos: “Les vamos a arreglar la pared”. Los gringos abrieron los ojos así, pero no ensuciamos, les pintamos todo, hicimos todo bien. -¿Cómo recibió Arroyo la película? -Muy bien. Por ejemplo Hernán Raggio, que tiene una empresa de sonido e iluminación, nos dio el sonido gratis. Y así nos aportaron un montón de gastos otra vez. Como digo, la comunidad tenía ganas de ver la peli y nos ayudaron. Instalamos una pantalla, nos dieron un proyector, armamos el sonido, pusimos cosas, empezamos a hacer merchandising, imprimimos pósters, calcomanías, hicimos pororó. Hicimos todo y fue una experiencia hermosa. -¿Cómo fue el acompañamiento? -Tuvimos en dos días de un fin de semana 500 personas viendo la película, fue una locura, mejor imposible. nacho 4 Sebastián Suárez Meccia / La Capital -¿Quién era el Cholito, el personaje de una de las dos películas filmadas antes en Arroyo? -Cholito era un loco del pueblo y el personaje de una pelicula, pero hay una diferencia entre las dos. A esa la pude ver, a la otra no. Una vez me junté a hablar con Patricio Huerga, que es el director, muy buena persona, antes de comenzar todo el rodaje y también ver cómo era grabar una película en Arroyo Seco porque hasta ahora él era el único que había filmado. Somos los únicos dos que hicimos películas. El hizo esa primera película, que era en base a un personaje de Arroyo. Yo no lo conocía, incluso cuando la grabaron creo que se ha abierto un debate. El personaje era un loco, típico loco del pueblo. Así que ellos hicieron eso y nosotros nos fuimos por un tema más universal. Apuntamos por otro lado. Y la verdad que la película de él en Arroyo también es muy recordada. >>> Leer más: "Gol gana": el libro de cuentos de fútbol de campito que la rompe -El escritor arroyense Damián Andreoli sostiene en “Gol gana” que “la patria es el lugar de la infancia donde uno fue feliz”. ¿Suscribís? -Eh, no... Yo quiero mucho a Arroyo. Arroyo me encanta. Pero también fui muy feliz en Rosario. Yo no puedo olvidarme de cada vez que fui feliz en Rosario. La patria para mí es donde está mi gente. Donde están mis amigos, mi familia. No la circunscribo a un lugar en el mundo, a un terreno, a una zona, a una casa. A ese arraigo intento no tenerlo. Soy muy arraigado a la personas, no los lugares. Los lugares no me atan. Si bien soy nostálgico cuando vuelvo a un lugar y está vacío. Por ejemplo, el otro día volvimos al lugar de la proyección y estaba vacío. Y sentí nostalgia. Y pasó hace dos días, pero uno siente nostalgia por lo que vivió con los amigos ahí y por el lugar en sí. -En sintonía con esto, alguien me decía: “No hay que volver al barrio donde uno fue feliz porque ahora es otro barrio”. ¿Qué opinás? -Estoy de acuerdo. No va a ser la imagen que vos tenías cuando eras chico. Me pasan cosas raras en ese sentido. Por ejemplo, en el mismo Rosario hubo épocas donde con mis amigos nos juntábamos siempre en el Parque Independencia. Y era siempre en ese lugar o era cerca de la escuela de uno de los chicos. Y después nos movíamos y nunca más volvimos. El lugar es el mismo, pero ahora hace años que no voy simplemente porque voy a otros lugares y a ese lo tengo como un lindo recuerdo y no quiero romperlo. Y digo: ¿por qué romper algo que es lindo? -¿Estás entre Arroyo y Rosario? -Soy una persona así. A Arroyo obviamente lo quiero un montón, pero también Rosario me dio muchísima felicidad y tengo muy lindos recuerdos, y los sigo teniendo de Arroyo, de las dos. "Me gustaría que el sur de Santa Fe sea un polo cinematográfico" -¿Arroyo es un lugar donde se puede hacer cine como en Rosario, como lo prueba la película? - Sí, es un gran lugar, pero me encantaría que no sólo Arroyo sino que la zona del sur de Santa Fe sea un polo cinematográfico. Yo no quiero tener la bandera de “Vamos Arroyo” y nada más que Arroyo. Me gusta que el departamento Rosario tenga más cine porque Arroyo es parte del departamento Rosario. Creo que es necesario hoy en día. Estamos atravesando un momento complicado, pero conozco un montón de compañeros que salen a grabar a los pueblos. Los pueblos te reciben muy bien para grabar y la ciudad es más chica, así que no fuimos los únicos que salieron a grabar sino que hay muchos compañeros que han ido a otros a otros pueblos. -¿Con qué sueñan vos y tus compañeros de cine, esta generación que viene a ponerle garra a un partido complicado? -Realmente creo que ese es nuestro mayor objetivo: dar el partido de revitalizar el cine argentino, creo que todos los que estamos haciendo cine hoy en día jugamos el mismo partido. Tal vez nosotros ya lo estamos jugando, por ejemplo, ahora en el Pulsar, que es el mercado de cine santafesino, que se hizo en septiembre, justo acá, en Rosario. Se hace un año en la ciudad de Santa Fe y un año acá en Rosario. -¿Cuál fue su participación en el Pulsar? -Estuvimos con un proyecto de una serie llamada “LNN cómo crear noticias”. Es una suerte de comedia sobre los medios que inventan noticias. Es una sátira. LNN es el nombre del canal ficticio que inventamos, que es un canal que hace noticias falsas para subir el rating, aunque eso ya existe. -¿No llegan a la ficción? -Cuando la gente sale y nos cuenta lo que sucede en la vida real nos quita margen para ficcionar, pero bueno, es una sátira, una crítica a eso. Estamos enfocados en ese proyecto y tenemos otros proyectos también en marcha, pero ése es el que está más en alza, al que le está yendo mejor, con el que estamos consiguiendo financiación, con el que nos están dando hola. -¿La Pampa Gringa puede ser productora de cine? -Yo quisiera. Hay que decir "Sí" y que suene fuerte. En realidad porque hacer cine no debe ser algo que sea una pérdida, no tienen que decir “por qué ponerles plata a estos locos” sino que se vuelva algo rentable. Que no sea filantropía, que den trabajo a un montón de pibes. Que no se queden sólo en descargar IVA y listo. -¿Apelan a la responsabilidad social empresaria? -Hay muchas empresas que asumen la responsabilidad social y ponen plata en los proyectos o en una fundación, eso hace que los gringos del campo que tanto queremos además de productores son también inversores. Cuando invertís en una película ganás el 30% de las acciones, si vamos a verlo como una empresa. Ganar el 30% de las acciones de una película no es una mala idea. A esa plata pasiva, en vez de dejarla en la especulación financiera la está poniendo en la producción. La está poniendo en la producción de cultura y si tenés plata podés traer actores conocidos aunque no creo que sólo sea una cuestión de actores conocidos porque si bien los actores conocidos atraen a gente. Muchas veces en el cine argentino pasa que cuesta tanto hacer una película de alto presupuesto, que no la que hacemos. A lo mejor una de esas películas te sale 200 mil dólares, y cuando la hiciste no tenés plan para la publicidad, que te lleva otros 200 mil dólares. -¿El empresario recupera la inversión? -Si hay inversión, creo que la plata se se recupera. Yo no creo que la gente no quiera ver películas o ir el cine. Yo no suscribo a la idea que el cine está muerto, para nada. Para mí el cine está más vivo que nunca. Tal vez las salas están sufriendo, pero también pasa que me pasa a mí: quiero ir a show que está a 12 mil pesos la entrada y no puedo ir solo. Entonces, capaz que uno cae obviamente en El Cairo, un cine que está lleno de todo el fin de semana porque es accesible, pasa buen cine, entonces para mí el cine está vivo. Hay que saber qué proyectar. -¿Hay un resurgimiento del cine argentino con algunas películas? -El cine argentino tuvo dos épocas doradas, una clásica y otra más cercana. En los inicios del cine argentino había peliculas que se estrenaron en Estados Unidos, donde competían. Eran espectaculares y buenísimas en esa época. Y hay un cine Noir, de detectives, en blanco y negro, que ahora se ve en esa plataforma. Y en Estados Unidos hay una plataforma que se llama Criterion Collection en la que agarran películas clásicas y las reversionan, las restauran y las sacan al mercado como cine clásico y tiene muchísimo éxito. Sacaron una colección de seis películas argentinas de cine Noir como algo esencial en el cine clásico y acá no te enterás. Los yanquis están viendo nuestro cine en la plataforma subida en 4K, en excelente calidad, y acá no tenemos acceso para verlo. -¿Habrá que recuperar la época dorada del cine argentino cuando las películas de Gardel conquistaron París y Nueva York? -Yo no soy quién para decirlo, pero simplemente creo que se tiene que hacer un cine que atraiga muchas personas a las salas, tiene que haber un cine, no me gusta la palabra comercial porque en sí todo es comercial, todos quieren ganar plata, sino hacer un cine tal vez más cercano a la gente, más masivo, que atraiga mucha gente y con la misma plata que recaudás hacés el cine que tal vez me gusta. Para mí tienen que coexistir los dos mundos y no porque uno tenga más importancia que el otro. Tienen que convivir las dos maneras porque se necesitan el uno al otro, porque uno le abre puerta a cineastas nuevos, por ejemplo, y el otro recauda la plata para que cineastas nuevos hagan cine. Todo cierra, creo que es el modelo que muchos países tienen y funciona. -¿Por eso hay que cuidar el Inca, defenderlo y promoverlo? -Exactamente, sí, hoy en día hay que revivirlo. "La tiene que ir a ver si se quiere divertir" -¿Qué le dirías al futuro espectador de la película? ¿Por qué debería ir a verla? -Creo que la tiene que ir a ver si se quiere divertir. La película es muy divertida. Creo que nadie salió de la sala aburrido. Nadie la ha pasado mal viendo la película, te puede gustar más, te puede gustar menos, porque eso es normal, pero creo que te divertís porque la película está hecha para eso, una película con mucha adrenalina, es una película que pasan cosas constantemente y que no te deja respirar. Entonces, simplemente eso, que la gente venga a verla cuando la proyectemos en Rosario. -¿Cómo les fue en Buenos Aires? -Nos pasó mucho en Buenos Aires adonde íbamos con esa cosa de decir: “Uh, la gente de Buenos Aires no lo conoce”. Para nosotros ya era difícil venir de Rosario, imaginate de Arroyo Seco, ¿qué van a decir estos? Y pasó todo lo contrario: a la gente le encantó la película, nos acobijaron repitiendo la palabra, en Belgrano, en el Cine Multiplex. Fue genial, era una sala comercial, espectacular, y a la gente le encantó y nos decía algo que para mí es muy importante y es el espíritu de la película y es lo que queríamos transmitir cuando la hicimos, que era: “Che, yo respiro cine cuando veo esta película. salgo de verla queriendo grabar”. Y para nosotros que nos digan que salen de ver la peli queriendo grabar y hacer cortos es el mejor elogio. Es lo más lindo que hay. No me interesa que digan que sea una obra maestra, no me interesa porque con esta película no buscamos que sea una obra maestra. -¿Qué buscan? ¿Que que la gente se enganche con el cine? -Buscamos que se enganchen, que nos miren, que no se aburran, que digan: “Che, mira qué divertido esto” porque es una película que hiciemos cuando teníamos 21 años, entonces uno tiene que saber también que a esa edad puede contar ciertas cosas y que después va a haber tiempo para contar otras, hacer otras cosas y obras maestras. Acá nos divertimos haciendo una película y respirando cine con con un montón de influencias que traigo, descargué un montón de ganas de grabar en esta película y creo que eso quedó plasmado, quedaron las ganas de grabar plasmadas y la gente se va del cine queriendo grabar. Así que para nosotros ese fue el el mejor elogio Aparte a la película hicimos con 10 mil dólares, no es nada 10 mil dólares. -¿La hicieron con “los dólares fugados”? -Sí, ja,ja, pero con un cambio monetario diferente en el que las cosas salían más baratas porque el dólar valía más. Alquilar la cámara a lo mejor nos salía un cuarto de lo que sale hoy. Entonces por eso la plata nos rindió más. Diez mil dólares, cuando hoy capaz necesitamos 20 mil dólares para hacer lo mismo. Para hacer lo mismo ahora necesitamos esa plata y en ese momento nos la arreglamos con muy poco e hicimos un producto de una calidad tremenda. Así que estamos recontra felices. >>> Leer más: Funes: "De chiquito el cine siempre estuvo presente en mi vida" -¿Qué le dirías a un pibe o una piba de 18 años que quiere estudiar cine y a quien los padres le dicen “andá a estudiar algo en serio”? -Que para mí no hay no hay nada más serio que el cine. Realmente el cine es comprometerte, es comprometerte con tu visión sobre la vida, y realmente hay muchos roles dentro del cine, hay mucho trabajo dentro del cine. En una película trabajan muchísimas personas, no es sólo el director, eso cabe aclarar, somos un equipo y la visión de todo el equipo está plasmada en la película. Entonces simplemente eso, que para mí no hay nada más serio que el cine porque pasa eso que cuando empezás a ver una película uno se compromete con el universo que está viendo, se compromete a meterse en ese mundo y las personas que creen en ese mundo tienen un compromiso 10 veces más grande, que es hacer que el mundo sea creíble. Entonces creo que desde ese lado, desde esa palabra “seria”, hacer cine es muy serio, no es ninguna boludez, para mí es un oficio. -¿Tenés un berretín con el cine? -¿En qué sentido? -En el sentido de una pasión pasión, algo que te desvela, algo que te encanta, sintetizado en “berretín”, una palabra del lunfardo. -Sí, es una pasión. Realmente todo el día respiro y vivo cine. Ya sea porque trabajo con la productora que hacemos a lo mejor una publicidad o un video de comercial, digamos, para subsistir. Ya sea para grabar ficción o ya sea porque voy a mi casa y me pongo a ver una película. Entonces estoy constantemente con el cine y por ahora no me aburre. Si bien tengo otro hobby donde equilibrio un poco porque si no capaz que me volvería loco, me gusta el fútbol, me gusta, qué sé yo, el teatro, me gustan un montón de otras actividades, pero sí, el cine es mi es mi pasión. No me imagino una vida sin cine. Realmente no sé qué haría sin cine. Así que si la gente quiere estudiar cine y siente esa pasión, que lo haga, que realmente es un camino muy difícil -eso no es mentira-, pero no imposible. Pero como todo el que elije estudiar e intentar trabajar en lo que te gusta: si tenés la vocación vas a estar bien, creo que eso es lo importante. Aparte, de última, hoy día probás, si no te gusta, no pasa nada, pero si tenés la vocación y encontrás que es algo en lo que te sentís cómodo, no vas a querer salir nunca más de esto. Está bueno. Es una carrera hermosa. Aparte tiene acá en Rosario una muy buena escuela, que es la Escuela Provincial de Cine y Televisión. La gente de ahí es muy buena.

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