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» Diario Cordoba
Fecha: 26/10/2025 10:44
Con más de una década de experiencia en su consulta en Córdoba, Rocío Barrientos, psicóloga y sexóloga, considera que seguimos mal informados sobre sexualidad, alerta del peligro de la pornografía en los jóvenes y reivindica una mayor educación sexual en las aulas. -¿Cómo definiría la salud sexual y qué aspectos abarca? -La salud sexual no implica solo la ausencia de enfermedad, sino que supone un bienestar y un equilibrio entre lo psicológico, lo biológico y lo social. Por tanto, también incluye la salud emocional y va más allá del acto físico. La salud sexual abarca miedos, prejuicios, autoestima sexual, la información que tengo sobre sexualidad y el autoconocimiento. -¿Por qué todavía nos cuesta tanto hablar sobre este tema? -Todavía no se habla abiertamente de sexualidad por falta de información. Estamos sobreinformados, pero mal informados. La sexualidad sigue siendo un tabú, lleno de exigencias y de resultados. Y claro, influye mucho la imagen que proyectamos: a nadie le gusta dar una mala imagen sexual. «La sexualidad sigue siendo un tabú lleno de exigencias y de resultados» -Esa sobreinformación que menciona, ¿genera también expectativas e ideas preconcebidas erróneas? -Exactamente. La información mal ajustada genera errores. Estamos sobreexpuestos a contenidos sobre sexualidad en redes sociales y pornografía, pero no siempre tenemos las herramientas para filtrar lo que es útil. Esa sobrecarga muchas veces se traduce en más exigencias, en tratar de cumplir estándares irreales de lo que se espera de mí. -¿Cómo se trabaja eso en consulta? -Abordamos los tres aspectos de la salud sexual: psicológico, biológico y social. En el psicológico, tratamos los prejuicios, las ideas equivocadas y la autoestima. En el biológico, verificamos que no existan patologías que afecten al desempeño o las sensaciones. Y en el social, trabajamos la educación sexual: autoestima, conocimiento del cuerpo, derechos sexuales y el derecho a decir «no» sin miedo al juicio. -¿Cuáles son los principales problemas que le plantean los cordobeses? ¿Hay diferencias por edad? -Sí, la sexualidad cambia a lo largo de la vida. Los jóvenes suelen preocuparse por el rendimiento, la erección, el tiempo durante la penetración o la capacidad de disfrutar y alcanzar el orgasmo. En adultos, sobre todo con pareja, los motivos suelen ser la falta de deseo o dificultades funcionales como la pérdida de erección. En muchos casos, la falta de ese deseo suele aparecer en la mujer, tanto en relaciones heterosexuales como homosexuales, debido a cambios biológicos u orgánicos. -¿Cómo se trabaja con eso? -Se trabaja el autoconocimiento, la autoexploración y una idea sana de la sexualidad, libre de exigencias y roles de género. También se contextualiza la sexualidad en el momento vital de la persona o pareja, porque la sexualidad es evolutiva y debe adaptarse. «Tener una asignatura de educación sexual implicaría también educar emocionalmente» -¿Estamos más confundidos o más informados? -Diría que estamos mal informados. La sobreinformación sin filtro genera más exigencias y modelos sexuales inalcanzables. Las redes sociales imponen lo que debería ser normal, y la pornografía refuerza relaciones de poder, violencia o falta de afecto. Una relación sexual debe implicar afecto, incluso en un encuentro casual. -Entonces, ¿se está fomentando un modelo nocivo de sexualidad? -Sí. Son modelos guionizados, irreales e inalcanzables. Perpetúan roles de género donde el hombre es el activo y la mujer adopta una actitud sumisa. «Hemos avanzado en pedir ayuda, pero seguimos fallando en educación sexual» -¿Es un problema que está repuntando entre los jóvenes? -Sí, sobre todo porque muchos jóvenes reproducen lo que ven en el porno, creyendo que eso es lo normal. Cuando la realidad no coincide con ese modelo, aparecen inseguridades y frustración. -¿Es posible consumir pornografía de manera saludable? -En mi opinión, no. La pornografía erotiza únicamente la vista, es impulsiva y promueve roles agresivos o sumisos. No refleja la realidad ni fomenta relaciones sanas. «La pornografía no refleja la realidad ni fomenta relaciones sexuales sanas» -¿Hace falta más educación sexual en los colegios? -Indiscutiblemente. Debe estar presente en todos los contextos donde crece una persona: escuelas, familias y entorno social. No puede recaer solo en el sistema educativo; padres y madres también deben formarse. -Entonces, ¿hace falta una implicación general de toda la sociedad? -Exacto. Cuanta más educación sexual haya, más personas crecerán con una sexualidad libre y respetuosa. Hay que empezar por los contextos más cercanos: familia y escuela. -Sin embargo, hay sectores que están radicalmente en contra. -En mis inicios como sexóloga trabajé en talleres de educación sexual, y algo que siempre hemos observado los educadores es la reticencia de muchos padres a que se hable de sexualidad con sus hijos o hijas. Creen que eso puede incitarles a descubrir el sexo antes de tiempo, a experimentar o buscar información para la que no están preparados. En definitiva, piensan que la educación sexual es una invitación a la práctica, cuando en realidad es todo lo contrario: es un instrumento de libertad. Habría que incluir también una asignatura específica de educación sexual en los colegios. «El feminismo ha hecho a las mujeres más libres, y a los hombres también» -Se volvería loca media España. -(Ríe) Probablemente. Pero tener una asignatura así implicaría también educar emocionalmente a esos individuos. Estaríamos enseñando empatía, respeto y el reconocimiento de los derechos propios y ajenos. -Hablar de educación sexual no solo mejora el plano íntimo, sino que también refuerza el desarrollo social, psicológico y biológico. Es decir, contribuiría a formar personas más completas, con mayor conocimiento de sí mismas y de los demás. Por tanto, tendría un impacto positivo incluso en otras áreas del currículo educativo. -La educación sexual es libertad sexual. Libertad para tener conocimiento y para poner límites. No puedo decir «no» si no sé que lo que está ocurriendo vulnera mi derecho. -En un mundo tan acelerado y estresante, ¿cómo afecta eso a la vida sexual? -El estrés reduce la energía y cambia las prioridades. La sexualidad puede verse como una tarea más y el cuerpo no genera deseo en ese estado. El estrés afecta biológicamente al deseo y emocionalmente a la disposición. -Parece obvio, pero ¿podemos tener una vida sexual sana sin estabilidad mental? -No. La sexualidad empieza con la calma emocional. Si mi mente y mi cuerpo no están alineados, no aparecerá el deseo. La salud psicológica y emocional es la base de la salud sexual. «La salud psicológica y emocional es la base de la salud sexual» -¿Se puede construir una relación sin sexo? -Sí, siempre que ambas personas estén de acuerdo, se sientan bien con ello y no haya frustración. El afecto puede expresarse de otras formas. -¿Cómo ha influido el feminismo en la sexualidad y el empoderamiento femenino? -El empoderamiento sexual femenino rompe con el patriarcado que daba al hombre el control sobre la sexualidad de la pareja. El feminismo ha impulsado la libertad de decidir, conocer el propio cuerpo y expresar los deseos. Sin embargo, aún existen prejuicios: tanto por exceso como por defecto de sexualidad, las mujeres siguen siendo juzgadas. -¿Ese empoderamiento afecta a los hombres? -Sí. Algunos hombres se sienten más inseguros ante mujeres que saben lo que quieren y ponen límites. Pero, en realidad, una mujer empoderada hace al hombre más libre: ya no tiene que responsabilizarse del placer de ambos, sino solo del suyo propio. Así se construyen relaciones sexuales más igualitarias y menos exigentes. -¿Las redes sociales y las apps de citas también influyen en nuestra sexualidad? -Mucho. Aunque parecen conectar, fomentan relaciones más individualistas y basadas en lo físico. La elección es casi a catálogo, priorizando la apariencia. Eso genera presión por cumplir estándares de imagen y, en ocasiones, relaciones superficiales o sexo sin afecto. -¿Es frecuente que las personas no se sientan cómodas con su cuerpo? -Sí, vivimos en una sociedad muy exigente con la imagen. Si no somos elegidos, solemos atribuirlo a nuestro físico. Las apps de citas refuerzan esa dinámica. Además, al basarse en encuentros rápidos y sexuales, perpetúan el sexo de usar y tirar. -¿En qué hemos mejorado? -Hemos avanzado mucho en que las personas pidan ayuda cuando tienen dificultades sexuales. Antes se vivía en silencio y con culpa. Hoy en día, desde adolescentes hasta personas mayores buscan terapia sexual sin tabúes. Ese es, sin duda, un gran paso adelante. -¿Y en cuáles no hemos evolucionado o seguimos igual? -En la educación sexual. Indiscutiblemente, hay mucha desinformación, hasta el punto de que ni siquiera se sabe bien qué es la salud sexual, cómo es la anatomía o en qué consiste una relación sexual y cuáles son nuestros derechos. Sigue faltando muchísima educación sexual. Hay mucha información, pero gran parte de ella no responde a un modelo sano.
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