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  • Belén. El rescate de la verdad

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 26/10/2025 07:23

    La ficción posea la destacable particularidad de expresar hechos, situaciones, sensaciones y sentimientos que, en lo general, pueden decodificarse con independencia de los propios personajes involucrados. Cuando se pergeña una ficción a partir de una historia que involucra situaciones que han ocurrido en la realidad (lo que habitualmente se denomina “basado en hechos reales”) se adiciona el condimento de identificar a los protagonistas en un tiempo, lugar y condición específica. Es habitual que esas crónicas comprendan hechos policiales y/o judiciales que han tomado estado público y que implican dramas vivenciales de honda significación. En circunstancias es imprescindible preservar las identidades de las victimas a efectos de no incrementar el padecimiento, discriminación o estigmatización que tienen a partir de su propia historia. Julieta, una joven de 22 años llegó una noche, acompañada por su mamá, al hospital Avellaneda en Tucumán, con fuertes dolores en el abdomen. Fue atendida en la guardia y cuando los dolores son más que insoportables, se dirige a un baño. En él, tiene una hemorragia y al volver a la guardia, una enfermera le dice que ha expulsado un feto. Un médico indica una derivación a ginecología pero, repentinamente, una oficial de policía aparece en la sala junto con otros uniformados, la esposa y la detiene, diciéndole que “había cometido un hecho grave, un asesinato”. Así es como comienza “Belén” (2025), segunda película de Dolores Fonzi, luego de la comedia “Blondi” (2023). La misma Fonzi actúa en la película representando el papel de Soledad Deza, la abogada católica y feminista tucumana que afrontó, no sin dificultades, la defensa de Julieta, (nombre ficticio, porque se intentó desde un primer momento mantener el anonimato de la joven que soportó el drama). Belén (nombre que la abogada Deza utiliza para difundir el caso y que se lo conozca publicamente) fue sometida a la iniquidad de un sistema que, feudal y conservadoramente, impone la deshonra y el ultraje por encima del respeto y la integridad del otro. Ana Correa publicó en 2019 “Somos Belén”, dando a conocer la historia. Fonzi, conjuntamente con Laura Paredes, Agustina San Martin y Nicolás Britos realizaron el guion de la película basada en ese libro, que tuvo prólogo de la escritora canadiense Margaret Atwood, autora de la novela distópica “El cuento de la criada”. La propia Ana Correa fue consultora creativa de la película. “Quedé muy feliz con la adaptación, dijo en un reportaje a La Nación, es muy fiel a muchas partes del libro, pero a la vez agrega el condimento artístico necesario para que funcione como película y muchas partes de humor, lo que permite que se pueda respirar en medio de una historia tan triste”. En el film se evidencia la tramitación judicial del caso. Inicialmente, cuando Belén, en la película interpretada por Camila Platee, es llevada a juicio, la defensora oficial, Beatriz Camaño (Julieta Cardinali) ejerce displicentemente su función, de forma tal que Belén queda detenida a la espera de una condena que podría ser de ocho años, bajo la figura de “aborto seguido de presunto homicidio”. Soledad, al enterarse del caso, empieza a recabar mayor información, comenzando a desentrañar una madeja de orfandad de pruebas y, en principio, falta de interés por parte de la defensora en el caso. En realidad, ya conocía la actitud de ésta, porque en otro caso anterior, había tomado la misma postura, más afín a un prejuicio moral y religioso. Entonces, junto a su colega Bárbara (Laura Paredes) se involucran, procurando impedir un castigo que ven a todas luces, injusto. A medida que se desarrolla el juicio se exterioriza el oprobio de un sistema legal y judicial conservador que, montado en una falaz denuncia viciada y tergiversada de un aborto, intenta mantener el status-quo de una visión patriarcal de supremacía machista y enfocar la culpabilidad en la mujer. A la vez que utiliza, como se ve en el desarrollo de la trama, cualquier medio (incluso la manipulación de las pruebas) para inculpar a como dé lugar. Las dificultades que Soledad y Bárbara tienen para acceder al expediente, los tres distintos datos respecto a la edad y sexo del feto encontrado, la ausencia de repercusión en los medios locales (incluido una bizarra cobertura en un canal de televisión), los atentados y amenazas que sufren las abogadas y la presión lejos de toda sutileza que desde el propio juez se ejerce, no son más que elementos disuasorios a efectos de amparar una decisión que, si no fuera por el intenso reclamo que se fue generando en distintos lugares del país y del mundo, no hubiera sido modificada. Esas movilizaciones, con mujeres que utilizaban máscaras blancas, fue estableciendo redes, interrelaciones, apoyos. Se estableció una “Mesa Libertad para Belén” y una serie de acciones generando una intensidad que, en el medio del juicio, visibilizó, la injusticia evidente, la resiliencia del colectivo y la eficacia de una lucha conjunta. Luego de dos años en prisión preventiva y un año más cumpliendo una condena de ocho años, Julieta consiguió la libertad y la absolución. Pero, actualmente, como se cuenta en el film, ya no está en Tucumán y reside anónimamente en otra ciudad. Porque, como afirmó recientemente Ana Correa, “Venimos de años en los que el discurso dominante está lleno de palabras como destrucción, miserables, ratas, se propone la violencia y el miedo como métodos de gestión y de relación social”. La película, sin utilizar el panfleto, está concebida con criterio de razonabilidad y los primeros planos consiguen una centralidad que sin subterfugios transmiten la subjetividad de los personajes. La cámara en mano le adiciona vertiginosidad y verosimilitud a las acciones. Fonzi consigue equilibrio entre una dirección eficaz y el mantenerse casi permanentemente delante de la cámara. “Belén” es la representante argentina a los Premios Oscar a la Mejor Película en Otro Idioma y al Goya en España. En el emocionado discurso al recibir la Concha de Plata a la mejor interpretación de Reparto, en la 73° Edición del Festival de Cine de San Sebastián, Camila Platee, ante la mirada de Lali Espósito, jurado del Festival, decía: “Belén somos todas” y reclamaba “Memoria, Verdad y Justicia” en momentos en que también recordaba a las tres jóvenes masacradas en un reciente hecho en Florencio Varela. Tal como el crítico Juan Pablo Russo ha expresado. “Su potencia radica en señalar que cada retroceso no es un hecho aislado, sino parte de una disputa constante por la libertad. Como ocurrió con “Argentina, 1985” (2022) (de Santiago Mitre, pareja de Dolores Fonzi), “Belén” se afirma como una herramienta de memoria y advertencia frente al riesgo de perder lo conquistado”. Ads Ads

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