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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 25/10/2025 14:41
En los últimos diez años, la producción agrícola dio un giro: Brasil ganó impulso, Estados Unidos se estabilizó y Argentina mostró un camino irregular Si en 2015 alguien hubiera anticipado que el mapa agrícola de América se reordenaría por completo, pocos lo hubieran creído. Sin embargo, la última década movió fichas que parecían fijas: la soja cambió de dueño, el maíz modificó su ritmo y la década lo impulsó con fuerza y el trigo sorprendió con nuevas tendencias. Estados Unidos, Brasil y Argentina se mantuvieron en el podio mundial de los tres cultivos, pero lo hicieron con trayectorias muy distintas. ¿Qué pasó entre 2015/16 y 2024/25 para que el tablero quedara casi irreconocible? La última década movió fichas que parecían fijas: la soja cambió de dueño, el maíz alteró estrategias productivas en la región y el trigo sorprendió con nuevas tendencias. Fotografía tomada el 27 de octubre de 2020. REUTERS/Jonathan Barrett/Archivo Soja: el reinado cambió de manos La soja fue protagonista de uno de los giros más notorios. Brasil pasó al frente con una producción que creció en promedio 6,9% anual, impulsada por la expansión de la frontera agrícola y mejoras en el manejo del suelo y la biotecnología. La superficie creció 3,8% por año y la incorporación de nuevas zonas productivas lo llevó al liderazgo desde 2019/20. En Estados Unidos, la oleaginosa perdió intensidad. Con un territorio que ya no permite grandes ampliaciones y con el maíz compitiendo por superficie, el crecimiento quedó casi inmóvil. Según el informe, alcanzó “cierta estabilidad” marcada por un “techo tecnológico” y por la falta de espacio para crecer. En Argentina, la soja mostró un retroceso: la producción cayó 2,2% anual, la superficie se redujo 1,4% y los rendimientos bajaron 0,4%. Entre las causas, se mencionan “derechos de exportación elevados, restricciones comerciales y escasa inversión en biotecnología”. La falta de incentivos económicos empujó a los productores hacia cultivos más convenientes. Maíz: el cereal que cambió el juego El maíz escribió una historia distinta. Brasil volvió a ser el más dinámico con un 7,6% anual en la producción, apoyado en la expansión del maíz safrinha y mejores rindes. Estados Unidos, aunque estable en crecimiento, sigue siendo el mayor productor mundial. Con rendimientos altos (109,3 qq/ha en promedio) y una fuerte demanda interna –especialmente para etanol– mantuvo el liderazgo apoyado en tecnología, pero sin ampliar superficie. Argentina mostró una década favorable: el maíz avanzó 3% por año. El impulso llegó con la siembra tardía, la eliminación de cupos a la exportación y un derecho de exportación más bajo que el de la soja. Además, el cultivo ofrece beneficios para el suelo gracias a su sistema radicular, lo que incentiva a mantener o aumentar el área. Trigo: recuperación en el sur, retroceso en el norte El trigo dejó un panorama mixto. En Estados Unidos, la producción cayó 0,8% anual por una menor superficie y cambios en políticas que otorgaron más libertad para elegir cultivos. También influyó la competencia en el mercado internacional del cereal. Brasil, en cambio, sorprendió: con un crecimiento del 6% anual en producción, logró mejorar rendimientos gracias a inversiones desde 2018 en genética y manejo de suelos, clave para producir trigo en climas subtropicales. El objetivo: depender menos del grano importado. Argentina también vivió un ciclo positivo, con un incremento del 5,5% anual. La reducción de derechos de exportación y el fin de los cupos permitió ampliar el área e intercalar el trigo con soja y maíz. Un nuevo equilibrio global El cierre de la década dejó un resumen claro: Brasil se transformó en el motor regional con crecimiento simultáneo en los tres cultivos. Estados Unidos sostuvo su eficiencia con un modelo maduro, estable y de alto rendimiento. Argentina combinó avances y retrocesos: maíz y trigo crecieron, pero la soja perdió terreno. ¿La conclusión clave del informe? El futuro dependerá de adaptación tecnológica, gestión del riesgo climático y políticas que sostengan la inversión. Los próximos años dirán si este nuevo mapa agrícola se consolida o vuelve a cambiar de forma. Fuente: BCCBA
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