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  • Cooperación con la policía, guardias con armas...: así gestionan la seguridad los museos del mundo tras otros 'robos del siglo'

    » Diario Cordoba

    Fecha: 25/10/2025 11:43

    El espectacular robo del pasado domingo en la galería Apolo del Museo del Louvre de París, en el que los ladrones se colaron por una ventana a través de un camión con una escalera extensible y en apenas siete minutos se llevaron joyas de los últimos años de la corona francesa de un "valor histórico incalculable", ha puesto sobre la mesa el debate sobre la seguridad de este tipo de edificios y la pregunta de cómo otros museos de renombre se enfrentan a estas contrariedades. Este es un repaso por las principales galerías y pinacotecas del mundo que también han sufrido robos de película y cómo gestionan su seguridad: Alemania ha sufrido un par de "golpes del siglo", con pocos años de diferencia y atribuidos a un mismo nombre, el clan Remmo, el apellido de familia numerosa de origen árabe. Aparentemente les resultó fácil burlar los dispositivos de seguridad de dos museos de relevancia nacional. Uno de ellos fue en 2017 en el Bode, parte de la Isla de los Museos de Berlín, el corazón museístico de la capital. De ahí "desapareció" la mayor moneda de oro puro del mundo, de 100 kilos de peso. Dos años después, varios miembros del clan Remmo irrumpieron en la Bóveda Verde de Dresde, la llamada Florencia del Elba. Para el robo de las joyas de la corona en Dresde, los ladrones cortaron los cables del alumbrado público frente al Palacio de Dresde. Arrancaron luego la reja de una ventana y entraron en la Bóveda. Destrozaron las vitrinas con las joyas, se llevaron 21 piezas con un total de 4.300 diamantes valorados en 115 millones de euros. Eran parte del tesoro del 'Rey Sol de Sajonia', Augusto el Fuerte. Huyeron en un coche que apareció después incendiado en un aparcamiento. La primera alarma saltó horas después, de madrugada, al detectarse el incendio en la caja de conexiones del museo. Cinco miembros de la banda fueron apresados y condenados unos años después. Curiosamente, la investigación llevó a la policía hasta otro proceso contra varios miembros del mismo clan árabe Remmo, el más activo entre las bandas criminales que operan en la capital. En el banquillo se sentaban varios implicados en el robo de la moneda de oro del Boden. Una mujer que observa la moneda gigante "Big Maple Leave" de 100 kilos expuesta en el Museo Bode en Berlín y que fue robada en 2017. / MARCEL METTELSIEFEN / EFE En el caso de la Bóveda Verde hubo al menos un final más o menos feliz. Se recuperaron parte de las joyas gracias a un acuerdo entre la defensa y la fiscalía. Reaparecieron algo maltrechas y así se exhibieron en su reestreno. De la moneda de oro del Bode, de medio metro de diámetro y tres centímetros de grosor, nunca más se supo. Había sido donada a Berlín por Canadá y estaba valorada en un millón de euros. Se supone que los ladrones la fundieron, dividieron y vendieron por partes, lo que probablemente multiplicó por cuatro su valor nominal. Es, por tanto, irrecuperable. Tampoco aquí fueron necesarias grandes maniobras técnicas: los ladrones ingresaron en el museo con ayuda de una escalera desde la calle y a través de una ventana. Las autoridades museísticas dicen haber aprendido la lección, actualizado su seguridad e incrementado la cooperación con las fuerzas policiales. "La seguridad al 100%, lamentablemente no existe (...) Nosotros reforzamos nuestros equipos, pero también lo hacen los criminales", ha admitido el vicepresidente de la Fundación del Patrimonio Prusiano, Gero Dimter. De su institución dependen 25 museos públicos y archivos de Berlín, incluido el Bode y resto de la Isla de los Museos. Uno de los robos más misteriosos e intrincados en la historia de los museos en Italia ocurrió en febrero de 1997. Ese año, una valiosa pintura de Gustav Klimt, 'Retrato de una dama' (1917), se encontraba en la galería Ricci Oddi de Piacenza, en el norte del país. Lo irónico es que la obra acababa de ser recuperada. De hecho, poco antes de su robo, un estudio con rayos X había desvelado que la pintura del famoso artista austríaco estaba escondida debajo de otra, tras años de permanecer en paradero desconocido. Una buena noticia que duró poco. De hecho, su hallazgo había provocado un gran entusiasmo en Piacenza, y las autoridades finalmente habían decidido organizar una exposición especial. Fue entonces cuando el cuadro desapareció. Al principio, nadie se dio cuenta, ya que el Klimt había sido colocado en una zona en obras: las puertas no estaban cerradas, la gente entraba y salía, y el sistema de seguridad no estaba conectado. Para más inri, también es curioso cómo se recuperó el cuadro. Ocurrió en 2019, cuando tres jardineros, de forma fortuita, fueron encargados de cortar una hiedra en el jardín del museo. Al ejecutar su tarea, los tres hombres se toparon con una trampilla que contenía, además de varios desechos, una bolsa de basura negra con la pintura robada. El cuadro 'Retrato de una dama', de Gustav Klimt, que fue robado en dos ocasiones y encontrado por casualidad por unos jardineros. / EUROPA PRESS Tal fue la sorpresa que, al principio, se pensó que no era auténtica, pero finalmente se comprobó que lo era, y se planteó la hipótesis de que los ladrones la habían abandonado allí con la esperanza de recuperarla más adelante, algo que nunca lograron. En cualquier caso, tras este incidente, las medidas de seguridad de muchos museos italianos se reforzaron. En el caso concreto de la galería Ricci Oddi, tras la recuperación del Klimt, se instaló una vitrina de alta seguridad para su exposición y un sistema de monitoreo más riguroso. El más reciente robo en el Louvre también ha reabierto este debate. En particular, expertos en criminología y seguridad italianos han señalado que el uso de métodos de baja tecnología por parte de los ladrones del Louvre demuestra que incluso los sistemas más avanzados pueden ser vulnerables si no se mantienen adecuadamente. En la historia reciente se han producido varios robos importantes en los museos del Reino Unido. Uno de los más sonados fue el de 18 piezas de jade chinas que formaban parte de la colección permanente del Fitzwilliam Museum, en Cambridge, valoradas en cerca de 15 millones de libras (unos 17,2 millones de euros). El golpe se llevó a cabo el 13 de abril de 2012, pero no fue hasta cuatro años después cuando un tribunal condenó a 14 personas vinculadas a la banda conocida como los Rathkeale Rovers, responsable también de otros robos en museos británicos. Los condenados recibieron penas de entre 15 meses y más de seis años de cárcel, aunque nunca se llegaron a recuperar las piezas sustraídas. Se estima que el conjunto de robos atribuidos a la banda podría haber alcanzado un valor de hasta 57 millones de libras en el mercado negro. Otro robo importante ocurrió en la Nochevieja de 1999. Mientras la gente celebraba el cambio de milenio, unos ladrones entraron en el Museo Ashmolean de Oxford y se llevaron el cuadro 'Auvers-sur-Oise' de Paul Cézanne, valorado entonces en 3 millones de libras esterlinas. Fue un robo orquestado por profesionales: se utilizó una escalera de cuerda, un pulverizador de humo para evitar cámaras y, al igual que en el Louvre, el golpe se llevó a cabo en menos de 10 minutos. Actualmente figura en la lista del FBI sobre los 10 robos de arte sin resolver más importantes. Entrada del Museo Británico de Londres, que custodia más de 7 millones de objetos procedentes de todos los continentes. / JAVIER LIZÓN / EFE Pero sin duda el caso que más ha dado que hablar en los últimos años ha sido la desaparición de hasta 2.000 piezas de arte del Museo Británico, revelada en 2023. Los investigadores sospechan que fue Peter Higgs, antiguo responsable de la colección de arte griego del museo, quien sustrajo durante años los objetos, muchos de los cuales no estaban catalogados. A pesar de que ninguno de ellos tenía un valor especialmente elevado, se calcula que la suma podría superar el millón de libras. Más de la mitad de las piezas siguen todavía en paradero desconocido. El caso de robo de arte más sonado en Estados Unidos, y uno de los mayores del mundo, data de marzo de 1990 y ocurrió en el museo Isabella Stewart Gardner de Boston. Dos ladrones que llegaron disfrazados de policías en respuesta a un supuesto incidente redujeron a los guardias de seguridad, uno de los cuales había cometido un error de protocolo dejándoles entrar. Con los guardias esposados y silenciados en un sótano, los ladrones estuvieron 81 minutos en varias salas, donde las alertas de los sistemas de detección de movimientos fueron inútiles. Después de dos viajes a su coche acabaron llevándose 13 piezas, entonces valoradas en 500 millones de dólares, que incluyeron cinco trabajos de Degas, una obra de Manet tres cuadros de Rembrandt y un Vermeer. Se marcharon a las 2.45 de la mañana y la policía no llegó hasta las 8.15. El arte robado, que está en los Archivos Nacionales de Arte Robado que mantiene el FBI, nunca fue encontrado y el museo, que mantiene los 10 millones de dólares de recompensa, sigue exponiendo los marcos vacíos. En el museo más comparable al Louvre por sus dimensiones y relevancia, el Metropolitan de Nueva York, mientras, el último gran golpe se produjo en 10 minutos en el día de San Valentín de 1979, cuando uno o varios ladrones (nunca identificados) aprovecharon un cambio de turno de los guardias para llevarse una cabeza de mármol de Hermés de 2.500 años de antigüedad. Unos días después alguien llamó a la policía y avisó de que la obra estaba en una consigna en Grand Central. Vista del museo Metropolitan de Nueva York. / JUSTIN LANE / EFE Algo similar hoy sería impensable en el Met, cuya titularidad, a diferencia del Louvre y como sucede con la mayoría de grandes museos en EEUU, es privada y no estatal. La pinacoteca neoyorquina, que alberga más de un millón de obras de arte y objetos, tiene un departamento de seguridad con más de 500 empleados. Al frente está desde 2021 Regina Lombardo, que previamente fue directora en funciones de la oficina de Alcohol, tabaco, armas de fuego y explosivos del gobierno y ahora supervisa y organiza a distintas divisiones y operaciones de análisis de inteligencia, investigadores y equipos de respuesta de incidentes. Según la web de Kaseware, una empresa de software de gestión de investigaciones y casos de la que Lombardo forma parte, su trabajo en el Met se basa en el pilar de la "respuesta rápida" y el de uso de datos y tecnología, que incluye el uso de inteligencia artificial, para "prevención proactiva". Otra gran diferencia entre EEUU y Francia es la normalización en EEUU del uso de armas de fuego en labores de seguridad. En 2023, por ejemplo, cuando el Met colgó una oferta de empleo para un Gestor de Respuesta de Incidentes, entre los requisitos que se pedían figuraban tener permiso de armas de Nueva York, licencia de guardia armado y al menos 15 años de experiencia previa en agencias del orden. Junto a instituciones privadas como el Met que tienen sus propias juntas directivas y sus contratos de seguridad privada, EEUU tiene una red de titularidad pública que son los museos del Smithsonian, de cuya seguridad se encarga la Oficina de Servicios de Protección, que sigue protocolos federales.

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