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» Diario Cordoba
Fecha: 24/10/2025 09:59
Confirmado. La Guardia Civil ha certificado mediante pruebas de ADN que los restos encontrados en la ribera del Túria a su paso por Manises, tal como informó Levante-EMV este martes, pertenecen a José Javier Vicent Fas, Javi, el hombre de 64 años desaparecido durante la dana del 29-O en Pedralba, junto al barranco de Cuchilla, cuando estaba con su hija Susana, de 30 años y con síndrome de Down, en la casa de campo familiar, en una zona rural del citado municipio de Los Serranos. La confirmación se ha conocido este jueves y ha sido posible gracias a que el Instituto Armado le había dado prioridad absoluta a las muestras biológicas tomadas al cadáver durante la autopsia que empezó a practicársele al cadáver el miércoles en el Instituto de Medicina Legal (IML) de València, un día después del hallazgo. Precisamente por eso, para poder conocer los resultados cuando antes, las muestras fueron llevadas personalmente al Departamento de Biología del Laboratorio central de Criminalística de la Guardia Civil, con sede en Madrid, por agentes de esa especialidad de la Comandancia de València. Se trataba, en definitiva, de poder dar una respuesta lo más rápida posible a Susana Vidal, esposa de Javi y madre de Susana, que llevaba un año pendiente de que encontrasen a su marido. "Pasa muchísima agua por delante de casa" Tal como ha venido informando este diario, Susana perdió ese día a su marido y a su hija, Susana. Ambos se encontraban en la casa de campo que el matrimonio tenía en Pedralba, muy cerca del barranco de Cuchilla -un cauce seco que nace en los montes de Chiva y muere en el Túria a la salida del citado municipio de Los Serranos, y por el que ese día bajaba el agua completamente embravecida, como en el resto de las torrenteras-, donde pasaban unos días. Susana Vidal había tenido que interrumpir su descanso con ellos porque el lunes trabajaba, por lo que, tras dejarla el domingo en el piso familiar, en València, Javi regresó con su hija a Pedralba, donde la barrancada les sorprendió esa tarde. Operarios de Tragsa y la Guardia Civil revisan la tierra donde estaba sepultado el cuerpo. / Miguel Ángel Montesinos Sobre las seis, envió un último mensaje a su mujer informándole de la situación: "Pasa muchísima agua por delante de casa". No se volvió a saber nada de ellos, ni de los dos vehículos de la familia: un turismo y una furgoneta que llevaba tiempo estacionada ante la vivienda, ya que apenas la usaban. Dos días más tarde, el 31 de octubre, fue hallado el cuerpo sin vida de la chica, Susana, en la playa del Mareny Blau, a 75 kilómetros exactos de la casa, 51 de río y otros 24 arrastrado por las corrientes marinas hacia el sur. Desde aquel día, nada de nada de Javi, pese a los rastreos y a la remoción de tierras. Hasta las cinco de la tarde del martes, 21 de octubre, a las puertas del primer aniversario de la mortifera dana del 29-O, cuando, tal como informó esa misma noche Levante-EMV, el maquinista de una retroexcavadora que participaba en Manises en la limpieza del cauce y las riberas del Túria para la empresa pública Tragsa, a petición de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), encontró su cuerpo sepultado en barro y cañas, entre el río y la acequia de Faitanar, poco más de cien metros al sur del Azud de Quart, casi bajo el puente por el que la autovía A-7 cruza sobre el Túria. El cadáver fue encontrado 31 kilómetros río abajo del punto en el que había desaparecido y, como el resto de las víctimas de la dana localizadas en los cauces y los barrancos, el cuerpo carecía de ropa. El efecto preservador de la arcilla El cadáver, muy conservado pese al tiempo transcurrido precisamente por el efecto preservador de la arcilla humedecida, fue descubierto al remover un montículo de tierra extraída del río durante el proceso de limpieza que la CHJ emprendió poco después de la dana no solo para retirar las toneladas de desechos, lodos y cañas que han transformado la orogenia del Túria, sino para mejorar su capacidad y resistencia ante la previsible llegada de futuras riadas. El cadáver fue levantado por orden del Juzgado de Instrucción 3 de Quart de Poblet, en funciones de guardia, y trasladado al Instituto de Medicina Legal (IML), donde un día después comenzó el estudio forense para determinar las causas de la muerte, que probablemente sea por ahogamiento -la mayoría de las 229 víctimas mortales fallecieron por ese motivo, aunque en muchos casos la autopsia estableció como causa los politraumatismos sufridos durante el violento arrastre de las aguas-. La identificación, prioridad absoluta La prioridad, sin embargo, era por razones obvias establecer cuanto antes de manera oficial que se trataba de José Javier Vicent Fas, para poder llevar algo de paz a su mujer, Susana. Para ello, se tomaron muestras de los alveolos dentales y del fémur con el fin de extraer ADN. Además, se le realizó un estudio radiológico odontológico, como determina el protocolo de identificación de víctimas en grandes catástrofes por si era posible utilizar esa vía de identificación oficial, más rápida e igua de eficaz que la biológica. Sin embargo, la identidad oficial del cadáver ha sido establecida finalente mediante la prueba genética y no con el estudio comparativo de la dentadura con radiografías preexistentes. Mientras se realizaban esos primeros estudios forenses, agentes de la Guardia Civil y empleados de Tragsa revisaron de nuevo en la mañana del miércoles el túmulo de tierra del que fue recuperado el cuerpo en busca de posibles restos, con resultado negativo.
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