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  • Heredó una fortuna, superó las adicciones y fundó un museo de piezas únicas: vestidos de Lady Di, camisetas de Maradona y autos míticos

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 24/10/2025 06:38

    Jorge Yarur recibió a los tenistas Rafael Nadal, Gustavo Fernández y Martín de la Puente en el Museo de la Moda de Santiago de Chile (Foto/Gentileza) El 11 de diciembre de 1987, cuando Sting tocó en el estadio River Plate de Argentina, Jorge Yarur Bascuñán (64) viajó desde Chile para presenciar el show. En ese momento tenía 26 años y atravesaba una etapa marcada por la noche y los excesos. Hoy, casi cuatro décadas más tarde, todavía recuerda la adrenalina de caminar por Buenos Aires durante la madrugada. “La calle estaba llena de gente. Eso en Santiago no pasaba: es una ciudad mucho más conservadora”, dice. Por entonces era un joven que lo tenía todo y no sabía qué hacer con eso. Nieto de Juan Yarur Lolas, fundador de la histórica textil Yarur —la más grande de América Latina— e hijo único de Jorge Yarur Banna, expresidente del Banco de Crédito e Inversiones (BCI), había crecido rodeado de privilegios y expectativas ajenas, que sentía que no podía cumplir. “En la familia siempre fui el distinto —dice—. Me había vuelto superrebelde. Creo que me estaba rebelando contra un sistema lleno de prejuicios. Sentía que estaba mal, que estaba traicionando a mis papás; pero, igual, no me arrepiento de nada”. Durante años vivió con un miedo silencioso: el de perder a sus padres. “De pequeño, cada vez que celebrábamos Año Nuevo, me ponía a llorar porque sabía que algún día no iban a estar”, recuerda. Su papá murió en 1991, cuando él tenía 30; su madre, cinco años más tarde. “Recién ahí pude empezar a procesar quién era yo. Conocerme me tomó como hasta los 50 años, porque no seguí el camino esperado”, dice. Mientras intentaba dejar las drogas, Jorge empezó a viajar por Europa y a interesarse por los objetos que guardaban historia. En 1998 compró sus primeras piezas con una idea que entonces no imaginaba tan grande: fundar un museo. Así nació el Museo de la Moda de Chile, instalado en la casa familiar de Santiago, un espacio que conserva más de 18.000 piezas de vestuario, accesorios, textiles, artes decorativas y deportivas desde el Siglo XV hasta la actualidad. “En lo que fue el comedor principal montamos la exhibición de Diego Maradona”, cuenta. Jorge junto a su madre Raquel, quien le transmitió su amor hacia los animales y su pasión por el cine clásico El Museo de la Moda funciona en la casa de la familia Yarur. “Hay partes que están intactas, como el escritorio de mi papá, los dormitorios y la cocina. En el living y el comedor principal, que son grandes, hacemos las muestras más chicas”, cuenta Jorge Hoy, ese mismo espíritu llega a Buenos Aires de la mano de Íconos sobre ruedas: una muestra que reúne quince automóviles que pertenecieron a figuras como Diego Maradona, Lady Di, Marilyn Monroe y Patrick Swayze, acompañados por sus prendas originales. Entre las piezas más esperadas están la Ferrari Testarossa negra que Maradona encargó especialmente en su esplendor napolitano; el mítico DeLorean de “Volver al Futuro” —réplica oficial autorizada por Michael J. Fox—; y el Ford Escort RS Turbo de la princesa Diana. Todo se exhibirá en el Centro Costa Salguero (Pabellón 5), del 24 de octubre al 2 de noviembre. “Cada coche no solo refleja su época, sino que también cuenta una historia única de los personajes que lo condujeron. Lo que a mí me interesa es conectar generaciones: que padres e hijos puedan compartir la pasión por los autos y los ídolos que marcaron épocas”, dice Jorge. Hace menos de 24 horas que el chileno llegó al país y, prácticamente, no durmió: la aduana le había retenido los autos de la exposición en Mendoza. “Ya liberaron los coches”, le anunció a su equipo minutos antes del encuentro con Infobae, en una habitación del octavo piso del Alvear Palace Hotel. Los vehículos viajaron distribuidos en casi una decena de camiones y en containers especialmente climatizados. Relajado por la noticia, Jorge se dispone a conversar por primera vez con este medio y repasar su historia de vida: de los años de excesos y adicciones a las subastas millonarias por vestidos de Lady Di o camisetas de Diego Maradona. Además, su proyecto solidario más reciente, un refugio que alberga a más de quinientos perros callejeros. “No me considero un coleccionista. Tú puedes coleccionar llaveros o muñecas, pero eso lo tienes en tu casa y guardado. Yo, en cambio, soy fundador del Museo de la Moda de Chile, donde hago exhibiciones”, dice Jorge (Foto/Jaime Olivos) —En varias entrevistas contaste que estuviste hundido en las drogas. ¿Cómo empezó? —Empezó como una diversión. La “maría” es como jugar con fuego: no te das cuenta hasta que te quemas. Pero entiendo que fui víctima de las circunstancias de mi época. En los 80, consumir drogas era una moda. —¿Y en qué momento decidiste frenar? —Cuando empecé con el museo, en 1998. Antes había hecho terapia: psicólogo, psiquiatra, terapeuta ocupacional. Cuando empecé a recobrar mi lucidez, me di cuenta de lo rico que era estar limpio. Ahora llevo más de veinte años sin consumir nada y quince sin fumar. Me costó más dejar el tabaco que la cocaína. Fumaba un atado y medio por día. Ahí quedé totalmente desnudo ante mí mismo. El cigarrillo, aunque no te altera como la droga, es un bastón emocional muy fuerte. Es un apoyo. Te sientes solo, te fumas un cigarro. Estás ansioso, te fumas otro. Y todo eso se va. —¿Por qué crear un Museo de la Moda? —Después de la muerte de mi padre, mi madre me contó que una de sus ideas era que la casa donde vivíamos se convirtiera en una galería de arte o algo similar. Cuando ella falleció, tuve que decidir qué hacer con sus prendas y las de mi padre. Muchas las doné, pero todo lo que era de los años cincuenta, sesenta y algo de los setenta lo guardé, y con eso empecé. Después arranqué a participar en subastas. La primera fue una de Marilyn Monroe, en 1999. Ahí compré una pequeña colección y, con el tiempo, empezaron a aparecer más piezas. Soy el único que sigue con la tradición textil de la familia: en otra forma, pero sigo. Tú ves textiles a través del tiempo —del siglo XVIII, XIX y XX— y hay maravillas. Telas que no te puedes imaginar. —¿Podemos decir que sos coleccionista? —No. Soy fundador y director del Museo de la Moda, no soy coleccionista. Tú puedes coleccionar llaveros o muñecas, pero eso lo tienes en tu casa y guardado. Yo fundé un museo donde hago exhibiciones. Son cosas totalmente diferentes. Exhibición “10 y Más, Colección Maradona” La Ferrari negra de Maradona estará por primera vez en Argentina —Armaste el museo en tu casa de la infancia. ¿Cómo fue transformar ese espacio íntimo en un lugar que después terminó siendo público? —La casa es una vivienda muy llamativa para el Chile de 1960: es absolutamente moderna. No me costó porque yo quería salir de ahí. Me fui a vivir a un departamento al lado y, después, a la casa de la playa donde veraneábamos, en Reñaca, Viña del Mar. Hay partes que están intactas, como el escritorio de mi papá, los dormitorios y la cocina. En el living y el comedor principal, que son grandes, hacemos las muestras más chicas. De hecho, en lo que fue el comedor principal montamos la exhibición de Diego Maradona. Pero la otra sala, que tiene dos pisos, fue una extensión que hicimos dentro de la misma casa. —¿Cómo accediste a la famosa Ferrari negra de Maradona? —Me enviaron un mensaje que decía: “Apareció el auto de Diego”. No recuerdo quién fue. Así como llegó, se lo reenvié a una persona que trabajó conmigo —fanático de Maradona y del fútbol— y empezó a averiguar. Resultó que estaba en España. Negociamos y nos lo llevamos a Chile. Ahora lo trajimos a la Argentina. Nunca había estado acá ese auto: va a ser la primera vez. —¿Cuánto la pagaste? —Mira, yo nunca hablo de plata, pero te voy a decir que nos costó más barata que la camiseta de la “Mano de Dios” (NdR.: fue subastada en mayo de 2022 por la casa de subastas Sotheby’s. El ganador fue un grupo de inversores de Emiratos Árabes Unidos, que pagó un récord de 8,4 millones de euros). De hecho, me impresioné por el precio: creí que me iban a pegar un palo en la cabeza y no fue así. Con el auto de Lady Di pasó lo mismo: un par de zapatos ha salido tres veces más que el coche. Muestra “Recordando a Diana” (Izq)“El DeLorean de ‘Volver al futuro’ sigue siendo la estrella del museo: todo el mundo va a verlo, todo el mundo se vuelve loco”, cuenta Jorge. (Der) El tenista Rafael Nadal visitó el museo en 2013 y donó varias de sus prendas —¿Tenés que admirar a la persona de la que vas a tener un auto o alguna prenda? —A muchos personajes, como la estrella de Hollywood y nadadora famosa, Esther Williams, llegué a través de mi mamá. Como mi papá se ocupaba de trabajar, yo pasaba casi todo el tiempo con ella —incluso viajábamos a Buenos Aires muchas veces a comprar ropa—. Mi madre me hablaba de todo esto, y por eso me interesé. Esther se casó con un argentino, Fernando Lamas, el papá de Lorenzo, y él le regaló un Rolls-Royce en 1969. Ese auto también viene para la muestra. En el caso de Diana y Diego, los dos tenían mi edad. De alguna manera fui creciendo con ellos. No era fanático de ninguno, pero siempre estaban presentes. —¿La Ferrari de Diego la manejaste alguna vez? —No. Es como si me pusiera alguna camiseta de él. Para hacer funcionar un automóvil antiguo tienes que ajustar el motor, cambiar las mangueras… y ahí ya empiezas a alterar cosas. No me interesa salir a dar vueltas en el auto de él, porque lo encuentro sumamente pretencioso. Prefiero mantener las gomas lo mejor posible. Al DeLorean de Volver al Futuro me tocó darle una vuelta a la manzana. (Risas). Fue muy divertido, porque llegó a mi casa: en esa época vivía al lado del museo y tuve que llevarlo hasta allí. —¿Y cómo fue? —Incómodo, porque esos autos no son manejables. Y tenía todo el aparato del Volver al Futuro acá al lado (NdR.: señala la zona de la palanca de cambios), entonces era como… Fue una aventura. Una señora miraba y decía: “¿Y esto qué es?”. Me demoré diez minutos y ese fue el único de mis autos que manejé. —¿Cómo llegaste al DeLorean de Volver al Futuro? —Por subasta. Es una réplica autorizada por Michael J. Fox. Lo que se pagó fue a beneficio de la fundación que él creó para investigar una cura contra el párkinson. Comprarlo dio gusto, porque era ayudarlo a él. También me llevé la chaqueta y las zapatillas Nike: esas son originales. Aunque lo compré hace tiempo, sigue siendo la estrella del museo: todo el mundo va a verlo, todo el mundo se vuelve loco. Rafael Nadal de recorrida por los depósitos del museo La modelo Kate Moss pasó por el Museo de la Moda —¿Todo el tiempo estás buscando qué comprar? —No. Si aparece, aparece. De lo contrario, sería algo obsesivo de mi parte. En Europa hay remates todo el tiempo. Como nos conocen, nos hacen llegar catálogos e información. Siempre depende del precio. En la última subasta de la princesa Diana apareció una mujer que… Nunca había visto algo así. Era imposible comprar porque se quería llevar todo y redoblaba las ofertas. Imposible. La colección de camisetas de Diego me la ofrecieron privadamente: la tenía un inglés. Fue hace quince años y, en ese momento, no dimensioné el valor, porque él todavía estaba vivo. Ahora eso vale diez veces más. Están sus remeras de Los Cebollitas de Argentinos Juniors, del Napoli, de la Selección Argentina y de Boca Juniors, además de otras cien piezas. —¿Y cómo conservás esas camisetas para que perduren? —Depende de la textura. Los sintéticos se pueden lavar y colgar, porque no se deforman. Las prendas de algodón, en cambio, no pueden colgarse ni lavarse: se deforman. Todo eso va plano, en cajones con papel libre de ácido. Las camisetas de Diego están colgadas algunas y otras puestas a plano. Lo más jodido son los materiales modernos: se degradan. Las zapatillas de Volver al Futuro están restauradas: hicieron magia, porque la goma de la suela era como migas de pan, se deshacía. La persona que las restauró las juntó y las consolidó. Conservar los textiles es muy complicado, porque se “mueren”. Igual que los asientos de los autos: encontrar uno con el tapizado original es un hallazgo. Con el sol, el roce o el paso del tiempo, todo se quema o se pudre. —¿Y a qué temperatura los tenés que mantener? —Los textiles, generalmente, entre dieciocho y veinte grados, y al cincuenta por ciento de humedad, porque tampoco podés tenerlos en un ambiente muy seco. Lo que peor les hace son los cambios bruscos de temperatura. Los polímeros —todo lo que tiene que ver con zapatos, pelotas o materiales sintéticos— tienen que estar a doce grados. Durante la nota con Infobae, Jorge muestra con orgullo el libro “La colección del tenis”, que armó junto a Rafael Nadal y Gustavo Fernández. El ejemplar tiene 320 páginas y fue publicado en 2024 con fotos y objetos históricos (Foto/Jaime Olivos) —Además del museo y las muestras, ¿tenés algún hobby o practicás algín deporte? —No, ya no. Hace más de veinte años me fracturé la cabeza del fémur en una caída y me pusieron una prótesis en la cadera. Nunca más volví a ser el mismo. Pero sigo muy activo con otros proyectos. Uno de los últimos fue el libro La colección del tenis (2024), que hicimos junto a Rafael Nadal y Gustavo Fernández, con fotos y objetos históricos. Y tengo algo que me da mucha alegría: un refugio de perros callejeros llamado Tu amigo fiel. Hay más de quinientos animales rescatados, con paseadores y veterinarios. La idea es poder darlos en adopción y que encuentren un hogar. —Para cerrar, ¿qué te gustaría que sienta la gente cuando recorra la muestra? —Lo que a mí me interesa es conectar generaciones: que padres e hijos puedan compartir la pasión por los autos y los ídolos que marcaron épocas. Yo me siento reorgulloso, porque armarlo fue un trabajo enorme: de investigación, de colección, de fotografía. También voy a aprovechar para traer algo de la historia de mis padres. Como tenían muchos amigos en Argentina, viajaban seguido. De hecho, su luna de miel comenzó en Buenos Aires, donde pasaron un mes antes de seguir el resto del viaje. *La exhibición “Íconos sobre ruedas” se podrá disfrutar del 24 de octubre al 2 de noviembre en el Centro Costa Salguero - Pabellón 5. Las entradas están a la venta en Ticketek

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