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» Elterritorio
Fecha: 23/10/2025 01:18
La modelo, nacida en Leandro N. Alem, compartió su historia de supervivencia tras un accidente automovilístico que la mantuvo cuatro días entre la vida y la muerte. miércoles 22 de octubre de 2025 | 21:30hs. Octubre tiene un significado especial para Betiana Wolenberg, misionera, modelo y parte del staff de Pancho Dotto en los 2000. Cada año, la también esposa de Nicolás Magaldi y madre de dos hijos recuerda el accidente automovilístico que marcó su vida el 21 de octubre de 2007, fecha que coincidió con el Día de la Madre. El siniestro la dejó en coma durante cuatro días y la obligó a permanecer en cama durante cuatro meses para recuperarse de una fractura de cadera en tres partes. Al recobrar la movilidad, aún conservaba secuelas físicas: una cicatriz sobre la ceja derecha, varias en los brazos y una profunda en el muslo izquierdo. El accidente ocurrió cuando, tras regresar de un viaje de trabajo en Nueva York, su entonces novio, Santiago Rossi, la recogió en Ezeiza y emprendieron viaje hacia Melincué, Santa Fe, para asistir a una carrera de cuatriciclos. En el kilómetro 187 de la Ruta Nacional 8, el Volkswagen Bora en el que viajaban perdió el control y dio varias vueltas de campana fuera de la carretera. Según los informes de la época, Wolenberg se había quitado el cinturón de seguridad y salió despedida del vehículo. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Betiana Wolenberg (@betianawolenberg) La lucha por volver a empezar Con una altura de 1,75 m, Betiana continuó su carrera en el staff de Pancho Dotto, combinando resiliencia física y emocional. Este octubre compartió en sus redes la intensidad de sus emociones: “Este mes me tiene completamente revolucionada. Festejo el Día de la Madre con mi beba en brazos y con mi amado Bauti que en 3 días cumple años… y no puedo evitar mirar atrás y emocionarme. Porque un 21 de octubre, hace 18 años, volví a nacer”. La modelo recordó que circulaban a 200 km/h cuando una cubierta reventó, cambiando su vida en un instante: “Estuve entre la vida y la muerte, en coma durante 4 días y varios meses sin poder caminar. Dolor, miedo, incertidumbre… y un cuerpo que tuvo que volver a aprenderlo todo”. Gratitud y segundas oportunidades La experiencia le otorgó una nueva perspectiva: “Ese día el universo me dio una segunda oportunidad. Y como si no fuera suficiente, aquel 21 de octubre también era el Día de la Madre. Por eso este mes es tan especial, el recuerdo de todo lo vivido, el amor incondicional de ser mamá y la emoción de ver a Bauti cumplir años mientras tengo a Catita en brazos”. Wolenberg agradeció especialmente a Pancho Dotto, su madre, el personal médico y quienes la asistieron en la ruta: “Gracias infinitas”. El propio Pancho Dotto respondió públicamente: “Desde el primer día que te vi sentí algo muy fuerte. Siempre te quise mucho, te cuidé como a una hija que nunca tuve… Hoy tenés una gran familia con Nico Magaldi, un ser humano único. Te adoro siempre. Estoy muy orgulloso de vos, sabélo”. Por su parte, Nicolás Magaldi, esposo de Betiana, le dedicó unas palabras llenas de admiración y amor: “Sos un homenaje a la humildad. Cada situación te hace ser más grande. Gracias baby, me diste la oportunidad de ser tu pareja y tener dos hijos increíbles. Siempre te elijo y te digo gracias, te amo”. Nicolás Magaldi y Betiana Wolenberg. Hoy, la historia de la misionera Betiana Wolenberg se ha transformado en un testimonio de supervivencia, gratitud y celebración de la vida y la familia, recordando aquel 21 de octubre que la hizo “volver a nacer”.
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