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» Misionesopina
Fecha: 22/10/2025 19:33
Durante la segunda audiencia del debate oral por la muerte del albañil en 2014, dos ex policías declararon y apuntaron contra otros acusados por el uso excesivo de la fuerza. Además, empleados del motel y un amigo de la víctima reconstruyeron los hechos previos al procedimiento policial. En la continuidad del juicio por la muerte de Carlos Guirula (33), este martes se realizó la segunda audiencia en el Tribunal Penal 2 de Posadas, donde seis personas prestaron declaración, entre ellas dos imputados y cuatro testigos. Los testimonios complicaron aún más la situación de algunos de los policías acusados, al coincidir en que hubo golpes y maniobras violentas durante el procedimiento en el motel donde ocurrió el hecho. La jornada comenzó pasadas las 8.30, en una sala colmad, bajo la presidencia del juez Gregorio Busse, acompañado por Fernando Verón y Miguel Mattos como vocales subrogantes. En representación del Ministerio Público Fiscal intervino el fiscal Vladimir Glinka. Las declaraciones de los imputados Los ex policías Carlos Alberto Sidorak y Carlos Da Silva fueron los primeros en declarar. Ambos decidieron romper el silencio y dar su versión de los hechos ocurridos en la madrugada del 19 de julio de 2014 en el motel Park, ubicado sobre las avenidas Santa Catalina y Andresito de la capital provincial. El primero en hacerlo fue Sidorak, quien relató cómo se desarrolló el operativo al que fue convocado por un disturbio. “Era una persona grande y robusta que estaba forcejeando con efectivos policiales y estaba muy alterado”, describió ante el tribunal. “Vi que ese hombre tenía las esposas colocadas en la mano derecha. Por el peligro que podía provocar, le sostuve ese brazo y empezamos a forcejear hasta que lo pudimos poner en el suelo”, amplió. Sostuvo que, una vez reducido, se arrodilló sobre el hombro derecho del detenido mientras su compañero Da Silva “trataba de ayudar a ponerle las esposas”. Según su testimonio, Guirula “seguía resistiéndose y se le sostuvo los pies porque pateaba”. Sidorak contó que durante ese forcejeo “el efectivo Escobar llegó y apoyó el pie en la cabeza de Guirula”. Luego, junto a Escobar, “lo llevamos hasta la parte trasera de la camioneta policial para trasladarlo a la comisaría”. “Cuando llegué escuché que el hombre dijo ‘este hijo de puta me pegó’ y una persona, que no recuerdo quién, le respondió ‘golpeaste a una mujer’”, agregó. A su turno, Carlos Da Silva coincidió en parte con la versión de su excompañero, pero aportó más detalles sobre la secuencia. Explicó que cuando arribaron al motel, Guirula estaba alterado y “nos empieza a insultar y decir que tenía un cuñado comisario y que nos iban a sumariar. Desde el principio nos dijo que no lo íbamos a poder llevar detenido”. El ex agente relató que, al escuchar que sería demorado, Guirula intentó ingresar al vehículo: “Servián se colocó en la puerta del auto y el hombre quedó con una pierna adentro y la otra afuera; ahí comenzamos a forcejear”. Ante la resistencia, “la oficial Tabárez ingresó por la puerta trasera y trató de empujarlo”, aunque sin éxito, contó. Según Da Silva, en ese momento la víctima “le dio un manotazo a la oficial Tabárez”, quien salió del vehículo y pidió apoyo inmediatamente. “Cuando Escobar ingresó con Recalde al auto, pudimos sacarlo de ahí. Lo paramos al costado del vehículo con Servián tratando de reducirlo, y él le propinó tres golpes a la altura del abdomen. Segundos después llegó Sidorak y le tomó la mano que tenía la esposa”, relató. El ex policía aseguró que una vez en el suelo, Guirula fue agredido: “Escobar le pateó en la cabeza y la oficial Tabárez también. En eso, el sujeto sacó un manotazo y la oficial Tabárez retrocedió y volvió para darle tres patadas”. Agregó que, pese a que el hombre ya estaba esposado, “Escobar en reiteradas ocasiones saltó arriba del detenido, que estaba de espalda y arriba de la camioneta”. Dijo que luego notó que Guirula no reaccionaba: “Le pedí a Servián que le saque las esposas y no respondía. Le tiré agua en la cara, pensando que se había dormido por el alcohol, pero no se despertó”. “Cuando le volví a sacudir y no logró despertarse, Saravia llegó, le tocó detrás del oído y dijo que no tenía pulso”, declaró Da Silva. “Procedimos a bajarlo y acostarlo boca arriba, pero no volvió a reaccionar”, concluyó. Los testimonios del motel Luego de un cuarto intermedio, fue el turno de los testigos civiles. La primera en declarar fue Pamela Villalba, mucama del motel, quien relató que la víctima se encontraba exaltada y que el conflicto se inició por el pago de una botella de whisky. “El señor estaba en la habitación, consumieron whisky y no quería pagar. Estaba eufórico y violento. Nos asustamos y llamamos a la policía”, recordó. En la misma línea, Juan Manuel Silva, ayudante del lugar, explicó que “llamamos a la policía porque no quería abonar lo que habían consumido; eso fue el detonante”. Según su relato, “lo esposaron, lo acostaron en el piso y la mujer policía le pateó en la cabeza. Después, otro masculino le pisó cuando ya estaba esposado”. Por su parte, el conserje González, encargado de alertar a las autoridades, contó que en principio el llamado fue una maniobra habitual para disuadir a los clientes que se negaban a pagar: “Se llamaba a la policía para intimidarlo, pero esta vez llegaron de verdad”.
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