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  • Las verdulerías en Concordia mantienen su crecimiento pese al aumento de la competencia: ¿qué es lo que más se consume?

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 21/10/2025 13:12

    En los últimos años, las verdulerías se volvieron el emprendimiento / negocio en auge, multiplicándose con locura. Algunas surgieron como una salida laboral en tiempos difíciles; otras, como continuidad de negocios familiares o emprendimientos que encontraron en la venta de frutas y verduras una forma estable de sostenerse. Desde nuestro medio, Despertar Entrerriano recorrimos distintos puntos de la ciudad para conocer cómo funciona este rubro que, pese a la competencia creciente, sigue en expansión. De la necesidad al emprendimiento familiar Detrás de cada mostrador hay una historia distinta. En algunos casos, la verdulería nació como alternativa frente a la falta de empleo. Gabriela Solís, de “Los Chicos», contó que su local surgió luego de una indemnización laboral: “Nos dijeron si queríamos quedarnos con la verdulería y dijimos que sí. Fue una oportunidad y la tomamos. Hoy llevamos tres años con esto”. Para otros, el negocio tiene raíces familiares. Gisela Polito de Frutimás, explicó que su emprendimiento “se inició con mis padres hace mucho tiempo” y que actualmente lo manejan entre los 3 hermanos. En la misma línea, Leonardo Ramírez, de “El Rinconcito Verde», afirmó que “la verdulería se sostiene porque es factible, trabajamos mucho pero el esfuerzo tiene sus resultados”. Martina Polito, de Alma Verde, también reconoció esa herencia: “Toda mi familia se dedicó siempre al rubro. Desde chica fui al mercado central con ellos, así que era lógico que terminara acá”. Qué compra la gente y cómo cambió el consumo Las preferencias varían según la estación, pero hay productos que nunca faltan en las bolsas. En verano, los frescos son protagonistas: lechuga, tomate, zanahoria y pepino. “Ahora en el calorcito, lo que más se vende es tomate y lechuga”, contó Ana, de la verdulería “El Salvador”. En invierno, en cambio, la tendencia se invierte: “En otras épocas, papa y cebolla todo el año. Eso no falta nunca”. Los dueños coinciden en que las frutas de estación también marcan el ritmo del mostrador. En esta época, la frutilla lidera las ventas. “Llegamos a vender más de 50 cajones en dos días, que son unos 500 kilos. Es una locura”, reconoció Gabriela Solís, de “Los Chicos”. Sin embargo, el consumo ya no se limita a lo tradicional. En varias verdulerías comenzaron a aparecer productos poco comunes que antes solo se encontraban en supermercados gourmet o ferias especializadas. “Nos han pedido fruto del dragón, conocido como pitahaya, y vendemos muchos alcauciles, que son novedosos en nuestra verdulería”, contó Ramírez. En otros locales mencionan pedidos de hongos, cacao, coliflor violeta o papaya. “Traemos cosas distintas y la gente ya nos reconoce por eso”, señaló Gisela Polito. El descarte que no se desperdicia Uno de los temas comunes en todos los testimonios es el manejo de la fruta y la verdura que va quedando fea. Lejos de tirarla, la mayoría busca alternativas para aprovecharla o donarla. En algunos casos, el descarte diario tiene un nuevo destino: “Tenemos un chico que cría animales y viene todos los días a buscar lo que ya no sirve para vender”, explicó Leandro Ramírez. En otras verdulerías, la práctica solidaria es constante. “Lo que se echa a perder se da. Obvio que hay cosas que no se pueden regalar, pero lo que se puede limpiar, sí”, afirmó Gisela Polito. En Alma Verde, Martina encontró otra manera de aprovechar lo que ya no se vende: “Con las frutillas que se pasan hago mermeladas, lo mismo con las peras. Tratamos de no desperdiciar nada”. El criterio también depende de la temporada. En invierno, el frío prolonga la vida útil de los productos; en verano, la mercadería circula más rápido y se vende antes de que se eche a perder. “En verano hay más movimiento y menos desperdicio. En invierno, la fruta dura más, pero también se vende menos”, comentó Leonardo, de El Fruto. Ofertas, competencia y el bolsillo del cliente Las verdulerías de Concordia coinciden en que el cliente busca precio. “Hay mucha competencia. Levantás una piedra y hay una verdulería. Entonces, la gente busca las ofertas”, dijo Gisela Polito con humor. En Los Chicos, Gabriela agregó que “salen muchas ofertas y no trabajamos con el formato de dos kilos por tanto, sino que bajamos el margen para que la gente pueda comprar lo justo que necesita”. Las promociones, los combos y los descuentos diarios se convirtieron en estrategia de supervivencia en un mercado saturado. “Ahora el rubro cambió mucho porque hay mucha competencia y uno tiene que ayornarse a la actualidad. Hay gente que busca ofertas, pero también hay quienes prefieren pagar un poco más y llevarse calidad”, expresó Leonardo. Un rubro que resiste La mayoría de los comerciantes reconoce que abrir una verdulería no es “fácil”, pero sí “posible”. La inversión inicial puede ser baja comparada con otros rubros, y el consumo diario asegura movimiento constante. Sonia, de El Salvador, recordó con humor los comienzos: “Arrancamos con dos cajones de naranjas. Comprábamos por kilo porque no nos conocía ningún proveedor. Después nos endeudamos para comprar una cámara de frío, y así fuimos creciendo”. Esa mezcla de esfuerzo, herencia y necesidad mantiene vivo un oficio que combina trabajo duro y cercanía con la gente. Las verdulerías siguen siendo, además de un punto de compra, un espacio de encuentro cotidiano donde se conversa de precios, recetas y vida diaria. En palabras de Ramírez, “es factible, pero hay que estar todos los días, desde temprano, sin parar. Lo bueno es que el trabajo da sus frutos, literalmente”. Fuente: Despertar Entrerriano

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