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Concordia » Hora Digital
Fecha: 20/10/2025 12:10
Dirigentes de la CGT anticipan que el Gobierno insistirá con la reforma laboral tras las elecciones, pero advierten que solo discutirán cambios que no impliquen pérdida de derechos. Elonce accedió a d La Confederación General del Trabajo (CGT) atraviesa un período de fuerte tensión interna en la antesala de la renovación de sus autoridades, prevista para el 5 de noviembre. En paralelo, los principales referentes de la central obrera analizan el escenario electoral de cara a los próximos comicios legislativos y reconocen que un resultado adverso para el Gobierno podría modificar el equilibrio de poder y abrir una nueva etapa en la relación con la Casa Rosada. Héctor Daer, uno de los triunviros de la CGT, expresó con claridad el clima de desconfianza que predomina en el sindicalismo respecto a la estrategia oficial: “Para darse ese lujo, primero van a tener que ganar”, en referencia a la intención del presidente Javier Milei de acelerar la reforma laboral luego de las elecciones. Esta frase sintetiza la postura crítica de la central obrera ante posibles modificaciones en la legislación laboral. Fuentes gremiales indicaron que los dirigentes encargaron dos encuestas reservadas, cuyos resultados coinciden en proyectar una caída del apoyo a La Libertad Avanza, con un desempeño estimado entre el 31% y el 33% de los votos a nivel nacional. En tanto, el peronismo aparece “más competitivo”, con tendencia a recuperar terreno en varios distritos donde había retrocedido en las elecciones de septiembre. Los sindicalistas fundamentan su diagnóstico en el malestar económico que perciben en las bases gremiales, marcado por el deterioro del salario real, el aumento de la precarización laboral y una creciente incertidumbre sobre el futuro del empleo. Un dirigente histórico de la cúpula cegetista señaló que “la gente te dice que el sueldo no les alcanza, que no pueden seguir aguantando”. Según las fuentes consultadas, la deuda social acumulada y el estancamiento del poder adquisitivo alimentan una sensación de frustración en amplios sectores trabajadores, especialmente en las provincias del norte y en el conurbano bonaerense. En ese contexto, remarcaron que el supuesto impacto positivo del acuerdo económico con Donald Trump, que permitió contener la suba del dólar, “no llega al bolsillo de la gente”. El ministro de Economía, Luis Caputo, anticipó en el último coloquio de IDEA un proyecto de reforma laboral “integral”, centrado en la flexibilización de convenios y la reducción de cargas para el sector privado. La propuesta generó resistencia inmediata en la CGT, que considera que el Gobierno carece de “consenso político y respaldo social” para avanzar en esa dirección. “Si no tienen número ni consenso en el Congreso, no cuenten con nosotros”, advirtió un dirigente que mantiene buen diálogo con la Casa Rosada, pero que cuestionó la falta de consultas previas con el movimiento obrero. Por su parte, el titular de la UOCRA, Gerardo Martínez, aclaró que existe voluntad de “modernizar la legislación laboral” para adaptarla a las nuevas realidades del trabajo, aunque advirtió: “No vamos a aceptar ninguna iniciativa que implique recortar derechos”. En la CGT, el escenario electoral del próximo domingo es considerado determinante para definir la relación con el Gobierno en la etapa posterior. Si se cumplen los pronósticos sindicales y La Libertad Avanza sufre una derrota, los dirigentes anticipan que buscarán reabrir canales de negociación con otros sectores políticos y sociales, en un intento de frenar las reformas que consideran “regresivas”. Aun así, el frente interno cegetista no está exento de disputas y tensiones: la elección de nuevas autoridades se perfila reñida y podría reconfigurar el mapa de poder dentro del movimiento obrero. En cualquier caso, la central parece dispuesta a sostener una posición firme frente a las políticas laborales del oficialismo, reforzando su papel como actor clave en la puja social y política que se avecina tras las elecciones. (Clarín)
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