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» Misionesparatodos
Fecha: 18/10/2025 09:55
El 16 de octubre marcó un hecho sin precedentes: el Tesoro de Estados Unidos intervino en el mercado argentino para sostener el peso, pero los operadores locales le hicieron frente comprando dólares. La maniobra, ejecutada a través del Citi, no logró frenar la suba de la divisa. Mientras tanto, el gobierno de Milei espera con ansiedad la activación del swap de 20 mil millones de dólares prometido por Donald Trump, Scott Bessent y el propio FMI para evitar un default entre 2026 y 2027. Los mercados tienen una metáfora que los describe con exactitud: el capital tiene la valentía de un ciervo y la velocidad de una liebre. Llevado a la realidad, el dinero invertido y manejado por profesionales de ocasión (los famosos traders) tiene una atención permanente al 100% mirando las circunstancias que rodean la apuesta, huelen a distancia el riesgo cuando este es demasiado alto y una opción que una vez produjo rentabilidades importantes ya tiene aroma a peligro y, finalmente, están a una tecla directa de huir de ahí hasta nuevo aviso. Se podría agregar que el capital no es rencoroso, y que ante una nueva oportunidad de negocios y renta, el ciervo volverá por los sabrosos líquenes que comió en el lugar de peligro y a estar atento para huir con la velocidad de una liebre en forma. Y nada como el mercado argentino para demostrar esta teoría. El jueves se vivió una jornada vibrante y para la historia. Por primera vez desde que el jueves 9 comenzó a ejecutarse el plan de salvataje de los Estados Unidos a la Argentina, en su versión intervención del Tesoro en el mercado cambiario, el 16 de octubre las fuerzas locales (que no son las del Cielo) enfrentaron la embestida desde Washington, y compraron dólares al mismo tiempo que desde los Estados Unidos se compraban pesos. Se especuló con que el Tesoro compró ayer unos 100 millones de pesos más, y que ya completa un total de casi mil millones. La operación de ayer se realizó a través del Citi, que al cierre de esa rueda informó a sus clientes lo siguiente: “Acabamos de ejecutar operaciones al contado de USD/ARS en nombre del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en el mercado local”. No obstante, el dólar mayorista volvió a subir ese día, igual que lo ocurrido en la rueda anterior. El tipo de cambio comercial ganó 22 pesos o un 1,6% este jueves, a $ 1.402 para la venta, el precio más alto desde el jueves 9, justamente cuando inició la intervención directa de la administración de Donald Trump en la plaza local. Evidentemente, y por primera vez, hubo una decisión de los tenedores de pesos de desafiar la intervención del Tesoro de los Estados Unidos, de la misma manera que hasta el jueves de la semana pasada se desafiaba al Tesoro, pero argentino. Aquellos días tan lejanos (siete días atrás en realidad), y hasta el miércoles de la semana pasada el Ministerio de Economía, a través del Tesoro, había vendido unos 1.200 millones de dólares, y le quedaban poder de fuego por unos US$ 600 millones. Advirtiéndose además que antes de fin de mes, habría que pagar unos 300 millones a organismos financieros internacionales. Fue entonces cuando aparecieron las fuerzas de Washington mostrándoles a los operadores locales del mercado cambiario, que el Tesoro estaba dispuesto a comprar pesos (obviamente a pérdida), para sostener al gobierno local en su marcha hacia las elecciones legislativas del 26 de octubre. La situación se ordenó ese jueves al cerrar la rueda, se mantuvo controlada el lunes, se complicó el martes con las poco claras declaraciones de Donald Trump, pero, a fuerza de una nueva intervención del Tesoro norteamericano, se ubicaron en tiempo y forma ayer, con un dólar que cerró a 1.475, por debajo de la frontera psicológica de los 1.500 pesos. Sin embargo el 16, se registró el primer enfrentamiento directo entre el Tesoro de los Estados Unidos (el de la Argentina está fuera de juego) y los mercados locales, una batalla inédita en la historia de las finanzas y la política cambiaria criolla. Y quizá mundial. Se podría decir que este primer combate resultó positivo para las fuerzas criollas que lograron sostener el precio de la divisa por arriba de los 1.400 pesos, aun con la intervención del Tesoro a través del Citi. Evidentemente, el hecho de haber quedado liberados luego de la licitación del miércoles de Letras del Tesoro unos 1,4 millones de dólares en pesos en moneda local que antes estaban en papeles no renovados, y que demandan dólares, no quedarse en pesos, fue una fuerza demasiado potente, aun para la intervención simbólica de Scott Bessent y sus muchachos. El ciervo no se contentó con la seguridad teórica del Tesoro versión EE.UU., y eligió correr rápido como una liebre a los dólares de ocasión. Venciendo incluso al efecto confianza que intentaron mostrar las fuerzas de Bessent. Algo quedó claro ese día. Los mercados solo esperan una noticia concreta y exacta: cómo será la activación del swap por unos US$ 20 mil millones que el gobierno norteamericano asegura, reafirma y repite se pondrá a disposición de la Argentina con un único objetivo simple, claro y concreto: que el país no caiga en default entre 2026 y 2027. Según lo negociado, divulgado pero no confirmado, Estados Unidos sería a disposición del país en alguna cuenta del Tesoro argentino en el Banco Central de la República Argentina (BCRA), se activará cada vez que llegue un vencimiento importante de los bonares y globales; y, también, los bopreales. Los dólares que pondrá a disposición del gobierno norteamericano a través de los DEG del Fondo Monetario Internacional (FMI), se activarán y podrán a disposición del país días antes de concretar los pagos correspondientes al 9 de enero y 9 de julio de 2026 y 2027. Serían unos 4.224 millones en el primer caso, y otros 4.213 en el segundo. En total, US$ 8.437 millones que se replican en ambos períodos sumando finalmente 16.874 millones. A este dinero hay que sumar 1.005 millones de bopreales (bonos emitidos para cancelar la deuda con los importadores incurrida durante el gobierno de Alberto Fernández) en febrero y otros 1.028 millones en mayo, con un total de 2.033 millones de dólares, en ambos casos solo para el ejercicio 2025. Los dos capítulos suman US$ 18.907 millones; unos US$ 1.093 millones menos que el dinero que los US$ 20 mil comprometidos en la ayuda de Estados Unidos y el FMI. Los dólares se activarían unos días antes del pago, quizá, sin que la Argentina deba pedir autorización. Simplemente el país deberá anunciar al Fondo Monetario Internacional (FMI), que activará una cantidad predeterminada de Derechos Especiales de Giro (DEG, la moneda del organismo cotizante en dólares), los que se descontarán de los casi 110 mil millones de dólares que Estados Unidos aporta anualmente al organismo que maneja Kristalina Giorgieva. El dinero se utilizará exclusivamente para cumplir con el vencimiento de los bonares y globales o los bopreales. Solo para este motivo. Ni una divisa para sostener tipos de cambio o compromisos varios existentes o por inventar. Concretamente, la intención puntual y exclusiva, es que la Argentina no caiga en default durante los dos años que restan de gestión de Javier Milei. Luego, se verá. Como se instrumentarían a través del FMI vía swap, piensan en ambos costados de las orillas donde se diseñó el plan; no se requerirá ni una ley en la Argentina ni una autorización del Congreso de los Estados Unidos. En el primer caso, porque significaría cambio de pasivos, ya que la deuda con bonistas muta en pasivo con el FMI; con lo cual, al no haber nuevo endeudamiento, se surfearía la necesidad de pasar por el Congreso. Al menos en la visión del oficialismo. Por el lado del gobierno de Donald Turmp, no hay dinero de la administración nacional para la Argentina, sino un giro de dólares desde el FMI con plata que, sí o sí, con o sin ayuda al país sudamericano, EE.UU. habría destinado al Fondo. Trump salvaría las críticas demócratas. Y mantendría a su aliado en sintonía con el capitalismo mundial. Hasta que este anuncio no se concrete. Se anuncie. Se ponga en funcionamiento. Y, en lo posible, se muestren los papeles firmados por los dos gobiernos, el peso argentino será un ciervo atento y cobarde, a punto de huir al dólar como una liebre. El séptimo de caballería. | Pablo Temes Por Carlos Burgueño-Perfil
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