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  • Nico Vázquez y el detrás de escena del éxito de Rocky: “Fuimos por todo y lo logramos”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 18/10/2025 02:42

    Trailer de Rocky con Nicolás Vázquez Sobre la pared del pasillo de camarines del Teatro Lola Membrives, un pequeño afiche con la cara de Robert De Niro lanza una sentencia: “Si te copian, es que has encontrado el éxito. Si además te critican, es que no saben cómo copiarte”. Aunque la autoría de la frase es dudosa (algunos la atribuyen al uruguayo Mario Benedetti), el mensaje parece hecho a medida para Nico Vázquez, quien en los últimos años se ha convertido en un referente indiscutido del teatro argentino. Más de un millón doscientos mil espectadores han asistido a sus obras recientes, entre ellas El otro lado de la cama, Tootsie, Una semana nada más y, ahora, Rocky. Todas encabezaron la taquilla en sus estrenos, y salvo durante la pandemia, Vázquez nunca abandonó el escenario. El fenómeno de Rocky resulta especialmente llamativo: 101 mil espectadores en 101 funciones, todas con localidades agotadas. Para entender el secreto detrás de este suceso, es necesario adentrarse en el backstage del teatro, donde Infobae acompañó a Nico Vázquez en el recorrido por el corazón de la producción. Nico Vázquez y la camiseta que le regaló Lionel Messi (Fotografía: RS Fotos) Un momento de relax y mates antes de la función (Fotografía: RS Fotos) Al ámbito de los camarines, casi prohibido para quienes no transitan una obra, Nico —como prefiere que lo llamen, ya que “cuando me dicen Nicolás siento que están enojados”— llega a las 18:50. Saluda a quienes lo ven descender de su camioneta en la avenida Corrientes 1260 y se dirige directo a su camarín, el primero de la planta baja. El backstage del Lola Membrives se distribuye en dos pisos, con siete camarines por nivel. En el de abajo, una mesa rebosante de medialunas, snacks, mate, café y bebidas da la bienvenida. Esa es tarea del stage de piso, Ezequiel “el Gato” Dozo. Dai Fernández, la coprotagonista, comenta entre risas: “Al principio no había tantas harinas”. La música, la televisión encendida en un canal de deportes, cuadros con afiches de Rocky y una pequeña virgen completan la escena. Nico Vázquez recuerda que cuando Leo Messi los visitó, exclamó: “Parece un vestuario de fútbol”. La camiseta que el futbolista le regaló cuelga enmarcada en el pasillo, junto a imágenes de Rocky y una bandera atada a la baranda del piso superior proclama: “Sos nuestro Rocky argentino. Se puede hacer… lo hicimos”. El pasillo, siempre animado, es testigo de charlas y celebraciones: ese día, el cumpleaños de Charlie, uno de los técnicos, se festeja con torta y el “feliz cumpleaños” cantado por todos. Por allí circula Mariano Demaría, el director, con el brazo enyesado y la escayola firmada por Nico como “Rocky”. Este año, el propio Vázquez sufrió una lesión en las costillas tras un golpe de Merlyn Nouel, el actor dominicano que interpreta a Apolo. Nico Vázquez junto al director de Rocky, Mariano Demaría, que se lesionó el brazo y hoy tiene el autógrafo de "Rocky" (Fotografía: RS Fotos) El festejo del cumpleaños de Charlie, un miembro del equipo técnico, en el pasillo de camarines (Fotografía: RS Fotos) El primer camarín de la planta baja pertenece a Nico Vázquez. Allí, la vestuarista Vivian Ramírez, quien lo acompaña desde Tootsie, ajusta el vestuario inicial. El siguiente es el que ocupa Dai Fernández se prepara en su propio espacio. En el pasillo, se encuentran Paul Kirzner —hermano de Adrián Suar y socio de Vázquez en la productora Preludio— y Candelaria Audi, a quien Nico llama “la CEO” y que ejerce la Dirección de Producción. Antes de la función, Nico y Dai realizan la prueba de sonido, monitoreados por el operador de sonido, Mariano Luna, bajo la supervisión del diseñador de sonido Eugenio Mellano Lanfranco. Por cábala, ingresan al escenario por la la casa de Rocky, cuyo número, 1818, replica el de la película original. Vázquez explica que este ritual le permite impostar la voz de Rocky y asegurarse de que todo salga perfecto cada noche. Nico Vázquez y Dai Fernández rumbo a la prueba de sonido por la escenografía de la casa de Rocky Balboa, uno de los ocho escenarios que se alternan en la obra (Fotografía: RS Fotos) Otro momento de ajustes. Nico Vázquez junto a las tres mujeres del elenco: Mercedes Oviedo, Dai Fernández y Georgina Trotta (Fotografía: RS Fotos) Desde allí, se escucha que alguien dice: “Estamos dando sala en estos momentos, faltan 40 minutos”. En el piso superior, los “boxeadores” —como los llama Nico— se preparan. Son los actores que protagonizan las escenas de boxeo o gimnasio: Merlyn Nouel, Juan Mateo ‘Coco’ Halle, Christian Giménez, Gustavo Tweety Monje, Alan Grinstein, entre otros. También están David Masajnik (que hace de Mickey), Diego Trento (que interpreta a Pollie y usa una suerte de tiradores para parecer más bajo y encorvado), Osky Vidal y Diego Hodara. En el primero, además de Vázquez, están Dai Fernández, Mercedes Oviedo y Georgina Tirotta. Los otros dos se usan como botiquín y oficina de producción. En el subsuelo, los técnicos y tramoyistas ultiman detalles. Nico bromea sobre la puntualidad de Diego Santillán, el maquinista de sala con quien rivalizan en el fútbol: Nico es de River, Santillán de Boca. “Me preocupa que llegue menos de una hora antes. Pero nunca me falla, le di esa confianza”, señala el actor. Instalado en su camarín otra vez, Nico Vázquez revela los objetos que lo acompañan: “Siempre tengo fotos de mi familia. La más especial es esta, el abrazo con mi hermano Santiago cuando debuta en El Canasto, con la música de Rocky que le puse yo para el final, que locura. Antes de salir al escenario, le rezo a esta foto”. Dos imágenes del viaje que hizo el equipo para filmar escenas en Filadelfia que luego aparecen en pantalla y mapping en la obra (Prensa Rocky) Daie y Nico en Filadelfia (Prensa Rocky) Allí, antes del momento de concentración final, habla con Infobae. El peso del éxito anterior antes del desafío de encarnar a Rocky no pasan inadvertidos para Vázquez. “Con Rocky fue inevitable presionarme porque sabía lo que era. Al principio me comí el hate de: ‘Uh, no, ¿vas a hacer Rocky?’. Amigos míos me decían: ‘No, boludo, venís llenando los teatros hace diez años. Un millón doscientos mil espectadores te fueron a ver en todas las salas. ¿Por qué te metiste con Rocky? ¡No!’ Fue la primera vez que me pasó. Me asusté un montón. Estuve tres meses muy mal. Me sentí vapuleado antes de empezar, como que no me daban la posibilidad”, confiesa Nico. La situación cambió tras el estreno: “Debutamos, la crítica explotó. Los fanáticos de Rocky fueron los primeros que dijeron: ‘Nos trajiste la película acá y todo’. Y pasó lo que pasó, que la ven dos o tres veces. Con el tiempo, entendí que es lo mismo que le había pasado a él, cuando le decían que no tenía que hacer la película, que no servía, que iban a llamar otro actor ”. Por supuesto, Vázquez debió tomar contacto con el boxeo, para saber los rudimentos de moverse sobre un ring. Esto comenzó mucho antes de la obra, todavía cuando hacía Tootsie. “Entrené con José Driussi, que fue un boxeador profesional de setenta y un años, que peleó con los más grandes. Vivió adentro del Luna Park. Yo soy muy derecho, no puedo ni usar la zurda. Y derecho practiqué seis meses. Cuando fuimos a Filadelfia para la promoción, me di cuenta de que todos esperaban que peleara de zurdo, como Rocky. Tuve que empezar todo de vuelta y hoy soy zurdo. Es muy difícil”, relató a Infobae. Nicolás Vázquez como Rocky en las escalinatas de Filadelfia Nicolás Vázquez como Rocky en las escalinatas de Filadelfia El viaje que refiere fue junto al equipo creativo, para grabar imágenes promocionales en los lugares icónicos de la película original, como la casa real y las escaleras del Museo de Arte. La reacción del público local fue entusiasta: turistas y residentes se acercaban para pedir fotos y saludarlos como si fueran los personajes reales. El proceso de adaptación de Rocky al teatro argentino fue otro desafío. Vázquez relató cómo surgió la idea: “Soy fanático de Rocky. Se me ocurrió, me bajó un día como me bajan esas cosas. Venía con la preproducción de otra cosa, que era la vuelta de El otro lado de la cama. Escuché Rocky y dije: ‘Listo, vamos con Rocky’. Llamé a Gustavo Yankelevich. Le dije: ‘Gustavo: es Rocky’. Me respondió: ‘Se hizo nada más que musical’. ‘No, no la quiero como musical’. ‘Pero Nicolás, es muy difícil’. Fuimos por todo y lo logramos”. Johana Andino, la maquilladora de Nico Vázquez, en acción (Fotografía: RS Fotos) La caracterización de Leo Trento, que hace de Pollie, el hermano de Adrianne (Fotografía: RS Fotos) La obtención de los derechos y la adaptación fiel a la película requirieron meses de trabajo junto al director Mariano Demaría y la colaboración de Fernando Masllorens. “Fueron muchos meses con Mariano de trabajar sin saber si esto salía. Más de nueve meses. Y ahí fue mucha la generosidad de Stallone, de la productora MTI, de Masllorens, que si no se ponía firme hubiera sido muy difícil”, detalló Vázquez. El propio Demaría explicó: “Tuvimos el libro original, que es un musical. Pero nosotros empezamos a trabajar para que esas canciones se transformen en escenas teatrales. Nosotros esperamos, y un día Nico aparece con las remeras, con el logo, con el merchandising, y me dice ‘Va a salir’”. El éxito de la obra llamó la atención de Sylvester Stallone y de la productora MTI. Vázquez contó: “Stallone pidió imágenes porque no entiende qué está pasando, porque dice: ‘¿Qué pasa en Argentina que es sold out? No pasó nunca’. Es la primera vez que se hace una versión parecida a la peli”. En realidad, la sorpresa del creador de la saga se debe a que la versión que hicieron en Broadway, en formato de musical, no funcionó ni por asomo como la que se presenta en la Argentina. Pesas para marcar los bíceps antes de la función (Fotografía: RS Fotos) Un trote haciendo sombra por el pasillo de los camarines del Lola Membrives (Fotografía: RS Fotos) La presencia de Stallone como espectador de la obra es un sueño que no resignan: “Nos vamos ahora, el 3 de noviembre, a hacer la comunicación a Estados Unidos, a Filadelfia, Nueva York, y vamos a ver. Ahí puede llegar a pasar un acercamiento bastante fuerte. No quiero decir nada, pero tengo fe que se puede dar”. El futuro de Rocky en Argentina y en el exterior parece prometedor. “Está pasando algo muy groso, que también me animo a decirlo. Hay una intención de productores que nos quieren llevar a girar internacionalmente. A Estados Unidos, a España, México. Con este elenco. Eso es muy difícil lograrlo. Somos noventa personas trabajando acá”, afirmó Nico Vázquez a Infobae. La arenga de Nico Vázquez junto al elenco antes de comenzar la función (Fotografía: RS Fotos) Ahora sí: a escena (Fotografía: RS Fotos) En el pasillo se escucha una voz que dice: “¡Sold out!” La rutina previa a cada función es meticulosa. Desde un parlante se escucha la playlist que la producción armó para motivar al equipo cada noche: suenan Tina Turner, Bon Jovi y por supuesto Frank Stallone con su El ojo del tigre, la música de la película, que en su versión teatral tiene la voz de Germán “Tripa” Tripel. Mientras come un sandwich de huevo, jamón y queso en pan árabe, Nico comparte esos momentos: “Ahora tomo un poquito de mates acá con algún compañero y ya media hora antes sí que empiezo a prepararme. A calentar un poco, no puedo salir frío. Después me maquillan las chicas bastante rápido porque Rocky lleva un golpe nada más. Y, bueno, después la transformación es ahí en escena”. Del maquillaje y los efectos especiales, como la sangre que fluye durante el combate con Apolo Creed, se encarga Johana Andino. El entrenamiento antes de cada función, para marcar bien la musculatura del actor, incluye pesas para ejercicios de brazos —dos mancuernas de 20 kg cada una—, saltos en trampolín y trotes en el pasillo. La pareja de la obra, en escena: Nico Vázquez como Rocky y Dai Fernández como Adrianne. Hay romance (Prensa Rocky) Una de las escenas de la obra: aquí, Rocky recibe un puñetazo de Apolo. El público se posesiona como si el teatro se transformara en el Luna Park (Prensa Rocky) Ahora sí, el grito que se escucha es “¡Cinco minutos para la función!” A las 20:34, el equipo se reúne en círculo detrás de la pantalla para la arenga final, en una escena que recuerda a un equipo de rugby. Nico lidera: “Bueno, jueves, tremendo. Vamos a agradecer a la gente, lo mejor. ¿Estamos bendecidos? ¿Nosotros los amamos?”. El grupo responde “si” con entusiasmo a cada consigna, y culmina con una cuenta hasta 13 y luego un grito al unísono: “¡Rocky!”. Y entonces, a escena. La puesta en escena de Rocky es un despliegue técnico de precisión que diseñó Tato Fernández. La escenografía recrea ocho lugares: la casa de Rocky, la de Adrianne y Pollie, el negocio de Gloria donde trabaja la novia de Rocky, el gimnasio de Mickey, las oficinas del promotor del combate con Apolo, las calles de Filadelfia, el ring del combate con Apolo y la pista de patinaje sobre hielo donde Rocky invita a Adrianne. Todo entra y sale del escenario con exactitud, acompañado por la música original de la película y un diseño de luces envolvente al mando de Santiago Cámara. Durante la pelea final, el público se sumerge en una atmósfera de estadio: cada golpe acertado se celebra, cada uno recibido se sufre, y la sangre —obra de la maquilladora parece salpicar a la platea. Y no falta la célebre frase: “Córtame el párpado”. Final con sonrisas. Rocky es la obra más taquillera de la cartelera porteña (Fotografía: RS Fotos) El saludo de Dai y Nico a sala llena (Fotografía: RS Fotos) Al finalizar la función, Nico Vázquez toma la palabra, como es habitual en sus obras. “Siempre digo lo mismo, nada más que van cambiando las obras. Si están pasando un momento difícil, que lo puedan superar con humor, con amor, con la gente que aman, que se agarren de la gente que más confían. Es tan linda la vida, que a veces nos golpea, obviamente, y nos sentimos que nos caemos, nos tenemos que levantar. Por eso elegí hacer Rocky. Rocky somos todos, absolutamente todos. Porque Rocky no es la historia de un boxeador. En realidad, la de Rocky sí, pero puede ser la historia de una maestra, de una actriz, de un mecánico, de un ama de casa. Porque a todos nos pasaron cosas en la vida. A mi me preguntaban qué superhéroe querés ser y yo decía: Rocky. Me decían: No, superhéroe. Rocky. En él encontraba los ideales que me gustan… …No sé de qué trabajan, pero todo lo que me desean, el doble para ustedes. Sean felices, hasta siempre, buena noche”. La vida personal de Nico Vázquez también se entrelaza con el éxito de Rocky. Consultado por Infobae sobre cómo atravesó una separación en medio de este fenómeno, respondió: “Todavía estoy atravesando todo. No es que ya lo atravesé. Lo voy atravesando. Siento que la vida es muy sabia y que los proyectos que te tocan tienen que ver con el momento que estás pasando. Es increíble que me haya tocado hacer a Rocky en este momento de mi vida. No lo hubiera imaginado. Y atravesándolo con paciencia, por momentos con tristeza, otros con amor, otros con templanza, otros con nerviosismo. Acompañado por muchos de mis amigos, de mi familia y mucha terapia que, si bien siempre hice, hoy ya es mucho más importante que antes. Me he dado cuenta que sí. Y la verdad que eso también me sanó... Desde mi vínculo con Gime (Accardi) también, que al estar bien nosotros como expareja, también te da una tranquilidad. Pero después no sé si puedo decir: ‘Lo atravesé’. Lo voy atravesando. Y sí me doy cuenta que los proyectos llegan cuando tienen que llegar y no es casualidad que haya llegado Rocky, es una causa mía”. A la salida del teatro, otro ritual: las fotos con el público (Fotografía: RS Fotos) Dai Fernández y Nico Vázquez salen del teatro cerca de las once de la noche (Fotografía: RS Fotos) Sobre su relación actual con Dai Fernández, Vázquez expresó: “Ni más ni menos de cómo lo venía viviendo. No cambió nada. Nos viste recién, en lo que somos en el back y todo. Y siempre fuimos esto, lo que ves acá. No es nada distinto. Pero sí, disfrutándo de Rocky, porque debuté, en el medio me separé, me golpeé, estuve tres meses en el Finochietto. Me costó recuperarme y tuve cuatro meses y medio muy mal de salud, que no me podía terminar de recuperar, por las circunstancias. Y ahora me estoy sintiendo bien de vuelta. Entonces, eso no es poco. Y nada, amor para todos y que todo sea lo más sano. Y después, bueno, veremos en dónde termina todo”. Pero el momento “donde termina todo” no se encuentra al bajar el telón. Veinte minutos después y luego de haber gastado 4 mil calorías en la función (según un dispositivo que lleva encima), Nico Vázquez atraviesa el hall del Lola Membrives y sale del teatro entre dos vallados que contienen a la multitud. Se toma fotos con todos los que lo esperan y, finalmente, se retira en su camioneta. El reloj marca las 23:00.

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