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» Diario Cordoba
Fecha: 14/10/2025 13:45
La fase de las certezas ha terminado; la fase del desasosiego está a punto de comenzar. En una jornada de júbilo a ambos lados de la devastada Franja de Gaza, israelíes y palestinos han cumplido con sus primeras obligaciones para preservar el alto el fuego e implementar el estadio inicial del plan de Donald Trump para devolver la calma a la región tras más de dos años de violencia atroz. Hamás ha devuelto a la veintena de rehenes que seguían con vida en el enclave, así como los primeros cuerpos de los 28 rehenes fallecidos, mientras Israel iniciaba la liberación centenares de prisioneros palestinos, muchos de ellos detenidos sin cargos en los últimos meses. El intercambio ha servido para evidenciar la predisposición de las partes para cumplir con esta primera fase, en la que ambos tienen intereses de peso, pero lo verdaderamente complicado comenzará a partir de ahora. Para empezar Hamás se he desprendido de la única carta de negociación que le quedaba (los rehenes), por lo que el futuro del alto el fuego dependerá en gran medida de Israel y los garantes del acuerdo, con Estados Unidos a la cabeza. De momento todo es optimismo, al menos de puertas afuera. El propio Trump ha aprovechado su intervención ante el Parlamento israelí para insistir en que la guerra es ya historia. O el genocidio, como lo han descrito las principales organizaciones de derechos humanos. “Esto no solo es el final de la guerra. Es el final de una era de terror y muerte”, ha proclamado el líder estadounidense tras ser recibido como un césar en la Knéset. Poco después viajó hasta Sharm el Sheij, donde una veintena de líderes internacionales abordaron el futuro posbélico de Gaza. Allí se acabó firmando el “plan de paz” de Trump, rubricado tanto por el estadounidense como por presidente egipcio, Abdel Fatá Al Sisi, y el turco Recep Tayip Erdogan. (Esos tres países serán junto a Qatar los principales garantes del acuerdo). “Paz 2025”, decía un gran cartel sobre la mesa de los firmantes, pero en esa mesa no estuvieron ni israelíes ni palestinos. Toda una señal ominosa sobre el futuro. ¿Se acabado la guerra? No es el único indicio preocupante de esta jornada de intercambio de prisioneros. Después de que Hamás anunciara su intención de devolver únicamente este lunes los cuerpos de cuatro rehenes fallecidos, el ministro de Defensa israelí acusó a los islamista de violar sus compromisos. El acuerdo establece que los 28 deberían regresar en las 72 horas posteriores a la entrada del alto el fuego, que comenzó el viernes a las 11 horas de España, aunque Hamás ha reiterado que necesitará tiempo para recuperar sus cuerpos dadas las complicaciones logísticas imperantes en Gaza. “Cualquier retraso o evasión deliberada será considerado una violación flagrante del acuerdo y obtendrá una respuesta en consecuencia”, dijo Israel Katz. Otros dirigentes israelíes han amagado estos días con la posibilidad de continuar el asalto militar, que tuvo durante muchos meses la limpieza étnica del enclave como objetivo declarado. “Emigración voluntaria” fue el concepto repetido hasta la saciedad por Netanyahu y sus ministros con el respaldo inicial de la Casa Blanca. Este domingo el primer ministro israelí afirmó que “la campaña no ha terminado”, como desean los partidos más a la derecha de su gabinete. “Todavía tenemos por delante grandes desafíos de seguridad. Algunos de nuestros enemigos tratan de recuperarse para atacarnos de nuevo”, afirmó Netanyahu. También el jefe de su Ejército dejó entrever que Israel tendrá manos libres en cuanto haya recuperado a todos los rehenes. “Seguiremos actuando para moldear la realidad en términos de seguridad y garantizar que no emana ninguna amenaza desde la Franja de Gaza”, afirmó el jefe del Estado mayor, Eyal Zamir. Hamás se hace visible Si Israel busca un pretexto para reanudar las atrocidades en Gaza, donde sigue controlando el 53% de su territorio, a buen seguro lo encontrará. Hamás no solo sigue negándose a desarmarse, como establece el plan, sino que trata desde el inicio del alto el fuego de recuperar el control sobre la Franja. Sus policías y milicianos encapuchados han reaparecido en cruces y puntos concurridos. Y, en paralelo, algunas informaciones apuntan a que estarían tratando de ajustar cuentas con los colaboracionistas de Israel, lo que incluye algunas milicias de clanes criminales armados en los últimos meses por el Estado judío, como el clan Dogmush o las Fuerzas Populares de Yasser Abu Shabab. Durante el fin de semana les dio 48 horas para entregar las armas y, según varias fuentes, se han producido ya enfrentamientos. Es solo el principio de los momentos críticos que esperan en el camino. El plan de Trump excluye inicialmente a los líderes palestinos del futuro de Gaza, prolonga la ocupación israelí y su control de las fronteras del enclave, y no aporta soluciones en Cisjordania y Jerusalén Este, donde la colonización y la violencia israelí prosigue a marchas forzadas. Es posible, por tanto, que al júbilo transitorio le queden todavía muchas lágrimas.
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