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» Misionesparatodos
Fecha: 14/10/2025 09:11
El desarme de Hamas: significados; la urgencia árabe por acordar con Israel; hipótesis de conflicto con China; las incógnitas del salvataje de Bessent; el raro papel del lobbista Barry Bennet: reunión secreta con diputados y apoyo a Santiago Caputo Este lunes fue un día extraordinariamente relevante para la política internacional y el conflicto en Medio Oriente, después del drama que se vivió en Israel a partir de aquel 7 de octubre de hace dos años. Fue un día significativo, además, porque más allá de lo objetivamente relevante que sucedió, la liberación de rehenes, a la Argentina la toca especialmente porque hoy está gobernada por un grupo político con un fuerte alineamiento internacional en esa materia. Son hechos que se recortan sobre un paisaje de mutación muy acelerada y que tienen todo que ver con lo que está sucediendo en Medio Oriente en este momento y sobre todo en el destino de la organización terrorista Hamas. Hay varios datos para tener en cuenta de este acontecimiento porque nos hablan de una película en curso. Lo primero es la espectacular irrupción de Donald Trump en Medio Oriente, quien, en un momento en el que el liderazgo de Estados Unidos está desafiado, eminentemente por China, logra iniciar la resolución del problema después de muchos fracasos. Por lo menos de ensayos que no pudo resolver, como la dramática situación de Ucrania después del ataque ruso. Trump logra, en un momento en el que el liderazgo americano está cuestionado o puesto en tela de juicio, un entramado internacional alrededor de este acuerdo de liberación de rehenes muy relevante, sobre todo por la presencia de dos países que adhirieron a la operación: Turquía, que siempre estuvo alineado con Irán y, más importante, Qatar. El apoyo de Qatar es muy relevante porque ha sido el gran respaldo que tuvo Hamas en todo su accionar como organización terrorista. Hay que recordar que los líderes de Hamas han vivido en Qatar protegidos por el régimen de Thamin bin Hamad Al Thani. Su alineamiento en estos acuerdos es sumamente significativo y habla de un aislamiento muy grande en el que queda Hamas. Hay otro rasgo que habla mucho del estilo de Trump: es el producto de una negociación en la que interviene la burocracia de Estados Unidos, pero que llevan adelante dos figuras particulares. Uno de ellos es su yerno, Jared Kushner, que es miembro de una familia de desarrolladores urbanos de Manhattan con mucha relación en Israel, y mucha inserción en la política israelí desde Estados Unidos. El otro es un amigo de Trump de toda la vida, abogado y colega en los negocios inmobiliarios de Manhattan: Steve Witkoff, que es el delegado de Trump para las cuestiones de Medio Oriente, y sobre todo, las relaciones con Irán. Es importante tomar nota de estos rasgos heterodoxos de la política de Trump porque también afectan a la Argentina. Existe un conjunto de países árabes, encabezados por Arabia Saudita, que estaban buscando un acuerdo de este tipo. Es más, la hipótesis más salvaje de por qué se produjo el feroz ataque del 7 de octubre es que fue un mega atentado realizado por Hamas respaldado por Irán para dinamitar los acuerdos de Abraham, que venía tejiendo Trump en su primer periodo de gobierno, en relación, principalmente, con Arabia Saudita, y los países de Medio Oriente más cercanos a Estados Unidos. Países sunitas generalmente enfrentados con Irán. Estos países están expuestos a un cambio de época, que se produce en cámara lenta pero afecta centralmente la vida en estas naciones: la transición energética. En el mediano plazo, van a perder su gravitación en el mundo por el cambio de energías no renovables a renovables, y la onda verde que va predominando a nivel internacional en la economía. Entonces hay, por un lado, la necesidad de encontrar otro tipo de inserción económica y tecnológica, y es donde el papel de Israel se convierte en central para estos países por el acercamiento que se produjo hace aproximadamente ocho años entre Arabia Saudita e Israel. Es un factor de fondo en las noticias de hoy. Estados Unidos también necesita estabilidad energética y estos acuerdos tienden a desmontar los factores de conflicto que operaron de manera tan dramática en Medio Oriente a partir de 2023 por el ataque de Hamas a Israel. Quedan todavía incógnitas. Hay algunas muy concretas respecto a cómo se va a operar este acuerdo y este desarme de Hamas, delante de quién entregarán las armas, hasta donde esto tiene densidad. Una pregunta importantísima es en qué lugar queda Irán. Detrás queda otra pregunta, más brumosa pero determinante: ¿dónde queda China? Muchos creen que lo que está haciendo la diplomacia norteamericana es ordenar Medio Oriente en vistas de un conflicto posterior con China, que algunos hombres de negocios internacionales ven ya en 2027, desencadenado en Taiwán. Son hipótesis. Pero Irán es central en esto; no hay que olvidar que integra el grupo BRICS, liderado por China. ¿Será invitado a sumarse a estos acuerdos? También queda pendiente de resolución el conflicto Rusia-Ucrania. En los próximos días va a estar este Trump triunfador -aclamado por Israel- con Volodomir Zelensky. Lo que sucedió tiene derivaciones, además, en la política interna de distintos países porque se estaba creando un clima de mucha tensión en muchas democracias occidentales. Sobre todo en aquellas gobernadas por organizaciones políticas solidarias con Israel, donde empezaba a ser muy antipática la política de Netanyahu sobre Gaza. Esto generaba tensión en la opinión pública, como en Alemania e Italia, y sobre todo en el ambiente universitario europeo y norteamericano, Inclusive empezaban a aparecer rasgos horribles y regresivos, que demuestran que puede haber progreso material pero no necesariamente moral, gestos de antisemitismo en muchas de esas sociedades. Con esto se despejarían esas aberraciones felizmente. Este Trump, que protagoniza esta escena y este hecho histórico, es el que recibe este martes a Javier Milei en Estados Unidos. Milei significa algo para la política internacional y norteamericana como pocas veces representó un presidente argentino. Encarna ciertas simbologías a nivel internacional y Trump lo recibe en esa condición. No hay que aclarar la importancia que tiene porque EE.UU. se convirtió en el ancla del gobierno de Milei. Después de la derrota en la provincia de Buenos Aires, que es difícil de interpretar, pero sobre todo a partir de la inestabilidad cambiaria que se contagió al mercado de deuda, se constituyó un conjunto de factores de inestabilidad para el Gobierno. En ese contexto aparecen Trump y Scott Bessent, interviniendo directamente en el mercado cambiario argentino desde el Tesoro y anunciando que van a intervenir también el mercado de deuda. Es un hecho absolutamente inédito que un gobierno tenga un ancla externa como tiene Milei. En este marco se celebra la reunión. Por lo tanto, el encuentro inspira una cantidad de interrogantes: muchos esperan que haya un tipo de respuesta a preguntas muy concretas. ¿Va a haber anuncios? ¿Se va a definir mejor cuál va a ser el auxilio económico del gobierno de Estados Unidos a Milei? Y la gran pregunta, que seguramente no se resolverá, es hasta donde se sostiene el sistema de bandas cambiarias. ¿Vamos a una flotación después de las elecciones, que determine una devaluación? ¿Cómo sigue el programa económico del Gobierno? ¿Estados Unidos va a poner dólares para que se sostenga ese régimen de dólar barato, que termina siendo, como sostiene el politólogo de Santa Bárbara, un plan platita cambiario? ¿O vamos al plan del Fondo, que suponía un compromiso del Gobierno para ir a una flotación más libre y un compromiso del BCRA para mejorar el nivel de reservas y, por lo tanto, subir el precio del dólar? Son dos mundos. La pregunta es cuál es el programa que tiene la Argentina y comprometido con quién. ¿Hay uno con el Tesoro y otro con el Fondo? Daría la impresión de que no está la coordinación que se suponía entre las declaraciones de Georgieva y Bessent. Obviamente, el papel inédito de Estados Unidos en la vida doméstica de la Argentina tiene que ver con el alineamiento geopolítico del país, que el propio Milei admite. Habla con toda crudeza del alineamiento que tiene con Trump, que le costaba tensiones con el gobierno de Joe Biden. Muchos se preguntan qué va a entregar Milei por todo lo que está entregando Estados Unidos y la respuesta podría ser que le están suministrando este auxilio por todo lo que entregó antes. En este contexto, el de Milei es uno de los pocos gobiernos, si no el único de un país con volumen, alineado con Estados Unidos y con Trump en la región. En segundo lugar, es un emblema de la derecha extrema en un momento en el que hay varios procesos electorales donde juegan su suerte candidatos familiares con Milei: Chile, Colombia, y Brasil el año que viene. Vista la región desde el Departamento de Estado, que haya un traspié del experimento Milei en la Argentina significa una pésima noticia de campaña para otras disputas de poder que se están librando en otros países. La apuesta por Milei es de alcance regional, no solamente por la simpatía entre el Presidente y Trump, que interviene muchísimo. El vínculo personal entre dos líderes muy personalistas, muy centrados en sí mismos. También hay otra razón, que tiene que ver con que hay empresarios muy importantes que calculan que en dos o tres años va a haber un conflicto de defensa, tensiones militares en el escenario asiático entre Estados Unidos y China. Probablemente, si se mira desde Washington, el triunfo del peronismo en PBA fue interpretado como un triunfo de China. La vitalidad que pueda presentar el kirchnerismo para las elecciones del 2027 puede hacer pensar a los diplomáticos norteamericanos que el alineamiento de la Argentina será pro-chino, en un momento en el que la Argentina es uno de los países que provee de alimentos a quien sería el enemigo de los Estados Unidos. Por lo tanto, es más importante para EE.UU. fortalecer la opción anti-China en la Argentina, algo que Milei tiene absolutamente en claro. Esto no es una inferencia, no hay que deducirlo, es explícito. Scott Bessent, en el mismo momento en que anuncia el auxilio de Estados Unidos, dice que Milei se comprometió a sacar a China de la Argentina. Dicho con esta sencillez. Muy probablemente esté hablando del swap de monedas. Estaríamos ante una sustitución de dependencias monetarias. De un swap con China a uno con Estados Unidos. Apenas Milei asumió lo había dicho Mauricio Claver-Carone, quien fue presidente del BID y hombre del círculo latino que rodea a Trump en Florida, y fue designado en el primer delegado de la Casa Blanca para América Latina. Él dijo que la Argentina, si quiere el respaldo de Estados Unidos, tiene que romper con China. Hay una nota de LA NACION de mayo de 2025 que muestra que la embajada china en Buenos Aires contesta en un comunicado a las declaraciones de Claver-Carone sobre el acuerdo del swap de monedas. La respuesta de China a las declaraciones de Claver-Carone La historia se repite y ahora un funcionario de la embajada china en Buenos Aires le contesta a Scott Bessent. Es una ironía. Al secretario de Tesoro los chinos le hacen contestar por un funcionario de baja categoría. Es el vocero. “Las provocadoras declaraciones que el secretario del Tesoro de Estados Unidos formuló recientemente al referirse a las relaciones entre China y la Argentina, y las cooperaciones con países de América Latina y el Caribe, volvieron a dejar de manifiesto la mentalidad arraigada de la Guerra Fría que sigue caracterizando a algunos funcionarios estadounidenses que sólo parecen moverse con ánimos de confrontación e intervencionismo en los asuntos de otras naciones soberanas”, dijeron los chinos. No le están hablando a los Estados Unidos, sino a la sociedad argentina. Hacen política. La Embajada de China contestó a las declaraciones de Bessent Esto supone algo cuya importancia es obvia: la Argentina termina siendo el campo de una batalla global cada vez más acentuada entre Estados Unidos y China. Esa batalla toca el alineamiento argentino, en el que Milei juega bien sus cartas, porque saca un respaldo impresionante. Si no hubiera aparecido Bessent respaldando al Ministerio de Economía, el destino de Luis Caputo y de Milei sería muy distinto al que vemos ahora. Es tan esencial esta intervención para la supervivencia del equipo económico que hay una interna cada vez más acentuada dentro del Gobierno para hacerle ver a Milei a quién tiene que agradecer. Ahí aparecen el ala formal de la relación bilateral -Alec Oxenford, el embajador; y Gerardo Werthein, el canciller-. También el ministro Caputo, y el viceministro de Economía, José Luis Daza, quien tiene relaciones con el propio Bessent. Y del otro lado está Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”, que tiene relaciones muy curiosas con los republicanos de Estados Unidos. Por eso hay que mirar esto de enviar delegados personales a Irán con lo que pasa en la relación política entre un sector del gobierno de Milei y el de Trump. Acá aparece una figura central: Barry Bennett, un estratega electoral del Partido Republicano. Trabajó en 2016 con un candidato minoritario, Ben Carson, que competía con Trump y se retiró. Y luego trabajó por unos meses para la campaña de Trump. En este momento aparece, presentado por Santiago Caputo, como asesor de Trump. Si lo es, es absolutamente informal. Sería imposible que Bennett sea asesor rentado del gobierno y ocupe un lugar en el staff porque trabaja para una empresa privada: Tactic Global, registrada como empresa de lobbying que pertenece a Leonardo Scatturice, conocido por su estrechísima relación con Santiago Caputo y ser el puente de Caputo con Bennett y otras figuras. Scatturice se hizo famoso porque en determinado momento llegó un avión con cargamento que no fue revisado por la Aduana. En ese avión venía Laura Belén Arrieta, quien también forma parte del staff de Tactic Global y sería compañera de trabajo de Bennett. Es decir, está ligado a una empresa contratada por la SIDE, que a su vez tuvo protagonismo por varios vuelos. Uno es el que trajo las valijas de Arrieta, que todavía tiene pendiente la investigación del contacto telefónico entre ella y, se presume, alguien del Gobierno, para evitar el control de la Aduana. El juez Pablo Yadarola todavía no pudo identificar con quién habló. Hubo otro vuelo muy importante: uno en el que el avión de Scatturice trajo desde Estados Unidos a Bennett y a Robert Citrone, quien se aprecia de tener una enorme influencia en el ala económica del gobierno argentino y es titular del fondo Discovery, que compró toneladas de bonos argentinos y probablemente haya sentido el golpe que sufrieron por la crisis de deuda en la que derivó el problema cambiario. Por eso, esta semana, una nota del demócrata Paul Krugman dice que Scott Bessent está ayudando a amigos, como Citrone -a quien menciona- por las pérdidas que tuvieron. Estamos hablando de un nuevo estilo. Es una relación muy borrosa entre lo público y lo privado. Santiago Caputo es un ejemplo de esa imprecisión porque es un asesor que tiene un contrato de locación de servicios con la SIDE y maneja dos tercios del Gobierno. Volviendo a Tactic Global, el jueves pasado, mientras Luis Caputo negociaba en Estados Unidos con el Tesoro y el FMI, Bennett no estaba ahí, sino en Buenos Aires. Y Santiago Caputo organizó una reunión en un departamento en Retiro con tres diputados de los bloques dialoguistas, que no son LLA: Cristian Ritondo, presidente del bloque Pro, Rodrigo de Loredo, del radicalismo, y Miguel Ángel Pichetto, que conduce un bloque multipartidario con una especie de tercera posición. En esa reunión estaba Bennett, quien, a lo largo de dos horas, desarrolló argumentos muy contundentes hablando en nombre del gobierno de Estados Unidos. Habrá que creerle. De hecho, todavía no hay un embajador de EE.UU. en Buenos Aires. Bennett dijo que el gobierno norteamericano va a pedirle sustentabilidad política a Milei a cambio de la ayuda que le está dando. Para eso necesita acuerdos políticos, que el Gobierno debe negociar con los jefes de bloques dialoguistas y gobernadores amigables. La administración Trump quiere, agregó Bennett, que Santiago Caputo crezca dentro del Gobierno. Les gustaría verlo en el gabinete. Ahí empezaron a surgir versiones de él como jefe de Gabinete, en un conflicto abierto con Guillermo Francos y muy probablemente con Karina Milei. También tienen claro quiénes son los funcionarios argentinos que están más alineados con China, aunque no los nombró. ¿Guillermo Francos? Raro. ¿Los Menem? ¿Empieza a jugarse una mancha venenosa dentro de la interna del Gobierno con China o Estados Unidos? A propósito del joven Caputo: una versión insistente afirmaba que partió rumbo a Washington en un vuelo privado (¿Scatturice?) para mantener allá una agenda paralela a la de Milei. Estamos ante algo extraordinariamente curioso. Habría que preguntarle a Federico Sturzenegger porque él tuvo un gran amigo y maestro en su formación en Massachusetts. Rudi Dornbusch, un economista alemán con gran protagonismo en la escena norteamericana, quien escribió en 2001 que la Argentina tenía una sola salida: la intervención de un gobierno extranjero. Porque los argentinos solos no se pueden gobernar. Algo así parece expresar el ancla estadounidense y una intervención, que no solo es la de Bessent, sino también la de Bennett en un departamento en Barrio Norte diciendo cuál debe ser la política interna argentina para el paladar del gobierno de Trump con Santiago Caputo como garante de la conversación. Estamos ante una época distinta. ¿Ingresamos a otro régimen político en el que lo que era raro pasa a ser habitual? El tema es la sustentabilidad política. Esto quiere decir si el Gobierno puede constituir un oficialismo con capacidades de operación en el Congreso. Este miércoles va a haber una prueba porque van a ser citados para una interpelación Karina Milei, sobre quien el Presidente dijo que no va al Congreso porque no le gusta hablar, Mario Lugones, ministro de Salud, y Luis Caputo, ministro de Economía. ¿Irán? Habrá que ver qué hacen los tres interlocutores de Bennett. Si no hay quórum, pasa como un hecho sin relevancia. Ahora, si hay quórum y ellos no concurren, empieza a haber una tensión importante, porque hay quienes piensan que es una causal de juicio político. Otros afirman que, si no vas, es incumplimiento del deber público y podría terminar en la justicia penal. Ese miércoles también se determinará quién va a ser el próximo presidente de la Comisión de Presupuesto y una de las señales de sustentabilidad política es poder sacar el presupuesto. Ya no está José Luis Espert y está prácticamente acordado que quien la presida sea La Libertad Avanza con Bertie Benegas Lynch. Es tan importante la cuestión de la sustentabilidad política porque, si la línea de pensamiento sigue siendo la misma -una estrategia de dólar barato o atrasado, según dicen economistas-, la forma de bajar costos es hacer reformas en el terreno tributario, laboral y previsional, para lo que se necesita mucho más que una minoría que permita defenderse con vetos. Necesita capacidad propositiva. Para eso tiene que constituir un oficialismo, que se logra ganando las elecciones. Esto lleva desde la escena parlamentaria a las expectativas del gobierno de Estados Unidos, desde el discurso de Bennett en esa reunión tan rara, hasta las encuestas. Hay una encuesta de MIDE, en la que no interesa ver la adhesión o rechazo de candidatos porque es difícil preguntar eso cuando todavía no se sabía quién iba a ser el candidato del Gobierno en la PBA. Importan las expectativas en general: un 36% dice que es opositor y un 32% dice que lo apoya, pero hay un 32% que dice que no se opone ni apoya, y a los que el Gobierno puede mirar con cierta expectativa. Oficialistas, independientes y opositores al Gobierno Hay un aire de que, si el Gobierno se ordena y logra constituir una campaña y evitar los errores que cometió durante los últimos meses, puede tener un éxito. Según otro cuadro, el 39% no acompaña a los candidatos del oficialismo y un 34% sí, pero hay un 27% que está indeciso. Entonces, hay que mirar que, obviamente, al Gobierno no le está yendo bien respecto a las expectativas de futuro. De hecho, Milei tiene más imagen negativa que positiva. Esa es la demanda, pero, ¿cuántos platos tiene el restaurante? Para muchos tiene solo dos platos: Milei y el kirchnerismo. Entonces, los que no quieren kirchnerismo van por los candidatos del Gobierno. Aquellos que votaron candidatos alternativos en PBA, como intendentes ex-Pro, probablemente no voten kirchnerismo. O no voten o vayan por los candidatos de Milei. Quiere decir que no está dicha la última palabra y el Gobierno puede tener la expectativa de hacer una elección razonable. Algunos dentro del Gobierno hablan de ganar por poco margen. Encuesta sobre a quién va a acompañar la sociedad en las elecciones Queda abierta la cuestión. Es la cuestión de la sustentabilidad política de la que depende también el ancla porque Bessent desde el primer día dice que quiere apoyar pero ver cómo le va en las elecciones. No hay ancla que no esté en el propio sistema de poder. Por Carlos Pagni-La Nación
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