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    Fecha: 14/10/2025 01:48

    El ballotage de este 19 de octubre, el primero de la historia de Bolivia, confirmará el giro del electorado a la derecha cuando elija entre Jorge Quiroga (d) y la sorpresa de la primera vuelta, Rodrigo Paz (i), y deje atrás dos décadas de gobiernos indigenistas de izquierda que administraron bonanza y terminan en severa crisis. Unos 7,6 millones de bolivianos están habilitados para elegir este 19 de octubre en ballotage un nuevo presidente por cinco años entre dos candidatos derechistas y pro capitalistas, el experimentado dirigente liberal Jorge “Tuto” Quiroga, y la sorpresa de la primera vuelta, el senador democristiano Rodrigo Paz. Quiroga (65) o Paz (58) pondrán fin a casi dos décadas de hegemonía de la izquierda indigenista que llevó al poder a Evo Morales en 2006 y desde 2020 a Luis Arce, fundador y continuador, respectivamente, de una izquierda que dominó la política boliviana apoyada en la bonanza del gas y postergadas reformas sociales. El declino de la explotación de gas sufrido por el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales y Arce -hoy acérrimos enemigos- llevó al país a una severa crisis económica (23,9% inflación y recesión), agravada en lo político por el intento evista de seguir en el poder en 2020 y las peleas intestinas en el oficialismo. Quiroga, vicepresidente en 1997-2001, aparece en las encuestas como favorito para volver al poder, pero Paz -hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993)- ha recibido el apoyo de dos candidatos derechistas eliminados en primera vuelta, el empresario Samuel Doria Medina y el exmilitar Manfred Reyes Villa. El Congreso ya conformado en favor de una eventual presidencia de Paz, cuyo Partido Demócrata Cristiano (PDC) se aseguró 70 diputados contra 53 de la Alianza Libre de Quiroga, 35 de la Alianza Unidad de Doria y 8 de Bolivia Súmate de Reyes. Paz sorprendió liderando el sufragio del 17 de agosto con 32,1%, sobre Quiroga con 26,8%, seguidos de Doria (19,8%), del izquierdista independiente Andrónico Rodríguez (8,2%), de Reyes (6,6%) y del oficialista Eduardo del Castillo (3,16%). Una última encuesta favorece a Quiroga, por 44,4% a 36,2% de Paz. Los resultados de la primera vuelta moderaron el riesgo país de Bolivia, que cayó a unos 1.200 puntos, con la inflación en su nivel más alto en cuatro décadas, déficit comercial, una deuda pública externa de USD 13.805,6 millones (25% del PIB) y la actividad camino a la recesión (0,7% en 2024). En primera vuelta, fue clave en favor del Paz el rol de su candidato a vicepresidente, el ex policía Edmar Lara, un outsider que agitó la bandera de la lucha contra la corrupción en las redes sociales que contrasta con las fuertes conexiones de Quiroga con el establishment privado de Bolivia. Pero también será una interrogante el destino de los 1,2 millones de votos nulos, equivalentes al 19,4%, que respondieron positivamente al llamado de Evo Morales de desconocer la elección, mientras lucha contra un proceso judicial por el cargo de “trata de personas”, por mantener relaciones con una adolescente. Capitalismo y desencantados Paz, ex alcalde de Tarija, en la frontera con Argentina, ha resumido su plataforma electoral opositora al socialismo en la frase “Capitalismo para todos”, con baja de tasas, impuestos, ampliación de facilidades tributarias y posibilidades de crédito para todos los habitantes en Bolivia para reactivar una economía con casi el 80% de los trabajadores en la informalidad según la OIT (desempleo 2,7% en 2024). La historia de Bolivia se condensa de algún modo en este ballotage, porque el padre de Paz, el ex presidente Paz Zamora, fue perseguido por el régimen militar liderado por el general Hugo Banzer (1971-1979) y forzado a un exilio que compartió desde niño el actual candidato en una decena de países. A su vez, su rival Quiroga terminó siendo ministro de Finanzas en la posterior presidencia de Paz Zamora (1989-1993) pero también vice (1997-2001) del segundo periodo de Banzer (1997-2001), su fugaz sucesor (2001-2002) y aliado opositor de la presidenta interina Jeanine Áñez (2019-2020) tras el golpe que desalojó a Morales en 2019 y hoy presa por terrorismo, sedición y conspiración. Según algunos analistas, Paz llegó incluso a captar antiguos y desencantados votantes del MAS y que ofrece ahora un 30% del total del electorado, si se suman las tres variantes en que se dividió, incluyendo el nulo promovido por Evo Morales. El dirigente democristiano y su dupla con Lara aparecen lejos en las encuestas, como la de Ciesmori, que los ubican con 39,3% de las preferencias, muy detrás del 47% que reúne Quiroga en su fórmula con Juan Pablo Velasco, cuestionado por un supuesto mensaje racista. A esa diferencia de 7,7%, se suman 3,5 % de voto blanco, 4,7 %de nulo y 5,5 % de indecisos, pero el 66% ya tiene decidido su opción. Analistas coinciden en que el voto nulo y blanco fueron el factor principal para que Paz sorprendiera con un resultado que "no lograron ver" las encuestas, que lo ubicaban detrás de Doria y de Quiroga. Liberalismo boliviano Quiroga ha sido un crítico frontal de los gobiernos del MAS y en esa condición apoyó un referéndum revocatorio contra el presidente Morales en 2008. En 2009 fue juzgado por difamación, cuando denunció corrupción en un banco estatal, y tuvo una sentencia de dos años de prisión, que luego fue anulada y está en revisión. De formación económica ultraliberal (aperturismo, privatizaciones, ajuste fiscal, reducción del Estado y baja de impuestos), bajo la consigna “Cambio Radical” en redes sociales propone reactivar la economía, digitalizar el gobierno, más inversión en educación y reformas por un poder judicial “independiente”. “Soy un hombre de libertad, de libre comercio”, dijo, y -a diferencia de Javier Milei en Argentina- como liberal se declaró contra la guerra arancelaria de EEUU y anunció que promoverá, en cambio, acuerdos con Europa, países de Asia y de la región. El Banco Mundial prevé que el PIB de Bolivia se contraerá -0,5% en 2025. La proyección del organismo internacional es también negativa para 2026 y 2027, con un decrecimiento de la economía boliviana de -1,1% y -1,5%, respectivamente. Pero coincidió con Milei en que, de llegar al poder, usará “motosierra, machete, tijera y todo lo que encuentre” para aplicar “un recorte dramático de lo que eroga el Estado en bienes y servicios” ofrecidos durante los últimos 20 años a los bolivianos. Quiroga propone “resucitar la producción gasífera con una agresiva rebaja de impuestos para nuevas exploraciones y poder atraer inversiones que preserven el mercado de Brasil” y un modelo para el litio (Bolivia tiene las mayores reservas mundiales) que vaya más allá de la pura extracción. “La propiedad del litio, del gas, del hierro, de los servicios eléctricos y de telecomunicaciones debe ser realmente del pueblo”, sostuvo, y alentó la fabricación nacional de baterías eléctricas en el marco de una “revolución propietaria liberal”. Bolivia sufre ahora déficit fiscal, la drástica caída de exportaciones de gas (su principal commodity, importa el 80% de sus bienes de capital) y caída de reservas. El país subsidia el combustible que importa (56% de gasolina y 86% del diésel) y su posible recorte desató protestas y bloqueo de rutas, del Oriente a la región andina.

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