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» Solochaco
Fecha: 13/10/2025 13:15
Lo que prometía ser un acto político en la Plaza Belgrano, se comprimió en un minuto de furia y calor. Desde las 9 de la mañana la militancia se hizo presente en la esquina de Av. Paraguay y calle French. La marea humana fue creciendo despacio, al compás de “Los Chaques” y un par de bombos, las voces de los libertarios se hicieron escuchar hasta que el reloj marcara un mediodía de alta tensión. Las banderas de La Libertad Avanza compartían el espacio con las de la Unión Cívica Radical; la cantidad de una y otra era difícil de diferenciar, un empate de colores cubría la vereda como un mapa político. La convocatoria había sido pautada para las 10:00, pero la espera se estiró durante dos largas horas en las que el público no bajó los ánimos y terminó calentandose bajo un sol que no tuvo piedad. El operativo de seguridad tomó forma antes de la llegada, unos 20 policías junto a los militantes de LLA y Fuerzas del Cielo, eran los encargados de garantizar la protección de la figura presidencial. Agarrados codo a codo, los partidarios formaron un pasillo por donde ingresaría Javier Milei, nadie podía cruzar los límites, pues el mensaje que repartían era claro: “en primera fila los militantes, después el resto”. Los 36° de sensación térmica comenzaba a derretir la paciencia mientras que los parlantes vomitaban “Thunderstruck” de AC/DC una y otra vez, en un bucle interminable, donde cada nuevo inicio de la canción parecía anunciar la inminencia de la llegada, pero nada ocurría. Sin embargo, pareciera ser que el tiempo le puso más combustible al motor de la militancia y cuando la gente apenas podía contener la expectativa, apareció. Recién a las 12:15 arribó la comitiva: el Presidente de los argentinos, acompañado por Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei; el Gobernador del Chaco, Leandro Zdero, y la vicegobernadora Silvana Schneider. Lo que ocurrió en los cinco minutos siguientes se pareció más a un pogo de rock que a un acto formal: empujones, gritos, manos alzadas, intentos por rozar la figura del líder. La multitud se comprimió y estalló en un rugido colectivo. Milei emergió entre la gente, casi incrustado en la masa, con camperas encimadas a pesar del notorio calor. El discurso fue breve y directo, casi una estocada: “Sabemos que el camino es duro pero nunca les hemos mentido, estamos a mitad de camino, les pido que no aflojen porque esta vez el esfuerzo vale la pena”. Fueron palabras precisas, en sesenta segundos dejó planteada la consigna y se retiró entre la multitud tan rápido como vino. Cuando la columna se disolvió, la Plaza Belgrano quedó repleta de papeles de colores en la soledad de un sábado por la siesta. La gente se dispersó rápido con el objetivo de volver a sus casas o resguardarse en algún lugar que los refresque. Fue larga la expectativa para un acto pensado más en el impacto que en la deliberación, un latigazo político bajo el sol chaqueño, que se guarda ya en la memoria de dos partidos políticos unidos en alianza.
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