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  • Victoria López y la levedad de las certezas

    » Diario Cordoba

    Fecha: 11/10/2025 15:50

    Hay una honestidad de hondura fina y transparente en la mirada de Victoria López que parece llamarnos desde el fondo imantado de luz de su propia bóveda de cuarzo. No siempre que se abre un primer libro tiene uno la certeza de poder encontrarse ante la voz de una auténtica poeta. Victoria López lo es, y ahora nos presenta este mar en calma de sus ojos poéticos, con una introspección sin salvajismo que parece abismarse, sin temor, en sus tempestades interiores. Todo poeta verdadero, en algún momento de su escritura y su vida, se ha mirado al espejo para tantearse, para cuestionarse o para condenarse a sí mismo: pienso en la no muy extensa tradición del autorretrato poético español, desde los primeros y más modernos de Manuel Machado hasta su consecuencia lógica, que han sido los de Jaime Gil de Biedma. Ambos cincelados a navaja, ambos también inmisericordes. De una manera u otra, en el poema tienes que mirarte a la verdad o a la farsa en la que vives, tienes que tocar lo que hay debajo, tienes que meter los brazos hasta los codos en ese barro ardiente de ti mismo, tienes que flagelarte si hace falta para saber qué escondes. Victoria López lo ha hecho en su primer libro, Leves certezas, publicado por Cántico Ediciones, a través de la serenidad, de una reflexión que alienta el diálogo interior delicadamente compartido: "Perseguimos sedientos dejar huella, / perseguimos encontrar la trascendencia. / Pero ahora aquí lo comprendo todo, / pues sé / que cuando falte de este espacio / no habrá ninguna tregua", nos dice en su poema "Nihilismo". Más allá del vacío hay un lenguaje que es el cauce interno hacia nosotros, con la última verdad que aún habita debajo de la respiración. La casa de verano es un sudario que dejamos caer sobre los días, para que el tiempo arrase más despacio. Para Victoria López, el ego tiene la lengua bífida, y "Por eso yo lo azoto / y lo sumerjo, / lo presento desnudo ante la gente, / para que sea una razón de burla, / para que peregrine en la vergüenza / y luego huya / a esconderse desvalido". ¿Y qué distancia hay entre el nacimiento y la muerte? Lo vemos en su poema Envejecer: "Pero aquel inocente resplandor aún sigue ahí (...) esa inocente luz que nos devuelve / al primigenio lugar del cual venimos / y en el que todo también acabará". Hay libros que tardamos en leer porque ellos mismos tienen que encontrar nuestro íntimo momento. Este primer libro de Victoria López tiene en la lectura un pulso lento de revelación, como en su hermoso poema "Final del verano", con el "instante contemplativo, etéreo, / de suave calma y fe" que nos reconforta en la lectura. No hay final del verano en su poesía, sino una nueva vida con inocente y pleno resplandor. *Escritor

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