Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • De poetas y de locos

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 11/10/2025 10:36

    ¡Cuánta tristeza da esta capitulación sobre la ajada y deslucida cordura de nuestro héroe!, cuanto el dolor del abandono de los sueños nobles cuando recupera una atroz cordura que lo acomoda a una ruin razón que todo lo tolera y justifica todas las vilezas. Tan así que dijo de él el poeta: Por los campos de Dios el loco avanza. Tras la tierra esquelética y sequiza -rojo de herrumbre y pardo de ceniza- Hay un sueño de lirio en lontananza Huye de la ciudad ¡El tedio urbano! ¡Carne triste y espíritu villano! No fue por una trágica amargura Esta alma desgajada y rota; Purga un pecado ajeno, la cordura La terrible cordura del idiota” “El loco” Antonio Machado Pero como “la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin que nadie lo mate, ni otras manos que le acaben que las de la melancolía”, su espíritu tierno, cabal e idealista, renace cada tanto en hombres a los que se les da por el mismo delirio de crear un Hombre nuevo, hombres extraños y poco razonables a los que les duele el dolor de los hombres, sus miserias e injusticias y montan en sus enclenques rocinantes, decididos a cambiar el Mundo, a poblarlo de ternura y primaveras. Uno de ellos tomó una moto, y recorrió en las minas, en las plantaciones, en las fábricas y los leprosorios, los abusos y la explotación del hombre por el hombre, y en la selva aterradora y húmeda cargó remedios y un fusil en su cuerpo y en su alma para combatir todas esas iniquidades. Encontró, después de su vuelo insuperable por los cielos del coraje y la coherencia, la muerte previsible en una escuelita, acribillado hermoso, Cristo y luminoso, por las cobardes balas del Imperio, un 9 de octubre de 1967. Dijo el poeta del trágico episodio: Dicen que te quemaron Con qué fuego van a quemar las buenas Las buenas nuevas La irascible ternura que trajiste y llevaste Con tu tos, con tu barro… Donde estés si es que estas, si estás llegando Será una pena que no exista Dios… Pero habrá otros, claro que habrá otros Dignos de recibirte Comandante Mario Benedetti “Así estamos consternados, rabiosos” fragmento Todo volvió a una tranquila y aterradora normalidad, a la espeluznante miseria cotidiana, a los hábitos de la opresión y la Tiranía, de las sanas arbitrariedades, de las sensatas justificaciones del oprobio. En Latinoamérica especialmente surgieron razonables asesinos que cuidaron ese orden de los inquietantes Caballeros que quisieron de nuevo tomar las lanzas. Así los jóvenes de los 70, avivaron sus corazones del deseo de un mundo humano y fueron torturados por ideas tan extrañas e idealistas. Muertos, desaparecidos. Y los dueños de las Vidas y las Muertes sintieron un tenebroso Poder, un diabólico, omnipotente Poder de destruir tal, que vivieron con sorpresa esas rondas de pañuelos blancos, los jueves de la vida, invencibles y frágiles mujeres que los enfrentaban, los interpelaban y reclamaban Justicia por sus hijos. Y entonces las llamaron “Locas”, las locas de la Plaza. Y dijo el poeta de ellas: “Sigamos siendo locos, Madre y abuelitas de la Plaza de Mayo, gentes de pluma y de palabra, exiliados de dentro y de fuera. Sigamos siendo locos argentinos: no hay otra manera de acabar con esa razón que vocifera sus slogans de orden, disciplina y patriotismo. Sigamos lanzando las palomas de la verdadera Patria a los cielos de nuestra tierra y de todo el mundo” (Julio Cortázar: “Nuevo elogio de la locura”). Ayer fue el día Mundial de la salud mental que nos obliga a reflexionar sobre la razón y la locura, sobre el martirio de estos “Locos heroicos”, pero también de aquellos que sufrieron los tormentos del encierro, el abandono, los tratamientos injuriosos y violentos, y el aislamiento, manicomios y desamor. Y a honrar la locura heroica de los primeros, cuyo delirio era el sueño de un mundo mejor, por el que pusieron el cuerpo y la vida, evitando darles ese nombre a los crueles cobardes del hoy, que los llaman locos cuando son canallas, sádicos de las motosierra que apalean abuelos y niños, de pobres y miserables. Repudiemos la aterradora normalidad de esta atroz cordura, sigamos firmes y esperanzados, los ideales y el camino trazado por los grandes Quijotes de la humanidad, como el Che, como las Madres, como las Abuelas. Ads Ads

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por