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» Elterritorio
Fecha: 10/10/2025 18:38
El uruguayo Rodrigo Couto, persona sorda y referente en accesibilidad cultural, acompañado por el intérprete Andrés Miranda (LSA), ofreció una experiencia que trascendió lo audiovisual para convertirse en un encuentro sobre arte, inclusión y equidad. Porque, como él afirma, la accesibilidad no es un recurso técnico, sino un acto creativo, sensible y profundamente humano. viernes 10 de octubre de 2025 | 17:42hs. Rodrigo Couto, persona sorda y referente en accesibilidad cultural. //Foto: Gentileza Ariadna Minetti. "La accesibilidad no es un adorno, es algo expresivo, es arte", afirmó con convicción Rodrigo Couto, licenciado uruguayo en Animación y Videojuegos, creador sordo y referente en accesibilidad cultural tanto en su país como en Argentina. Su mensaje, cargado de sensibilidad y propósito, resonó con fuerza durante la charla "Accesibilidad audiovisual: entre la práctica artística y el derecho cultural", que contó con la interpretación en Lengua de Señas Argentina (LSA) a cargo de Andrés Miranda, generando un clima de comunicación plena, fluida y compartida. Ante un auditorio colmado de estudiantes, intérpretes, docentes, realizadores y miembros de la comunidad sorda de Oberá y Posadas, Couto desplegó una reflexión profunda sobre la necesidad de construir un arte que abrace todas las voces y todas las formas de percibir el mundo. Durante más de una hora, tejió con claridad y emoción una propuesta en la que la accesibilidad se entiende no como una adaptación técnica, sino como una dimensión estética, creativa y ética del arte. "La accesibilidad no es un paso posterior a la creación -dijo-, es parte de ella, es su alma". La actividad estuvo orientada para realizadores y estudiantes del ámbito audiovisual, pero con la fuerza de sus ideas y la sensibilidad de su mensaje, Couto logró que trascendiera los límites del cine y se convirtiera en una clase sobre inclusión, una experiencia de aprendizaje colectivo que interpeló a todos los presentes sobre el valor de la accesibilidad en cada espacio de la vida cultural y social. Couto recordó que su vínculo con la accesibilidad se potenció en la universidad, cuando debió realizar su primer audiovisual. "Ninguno de mis compañeros había puesto subtítulos. Yo lo hice pensando como persona sorda, y ese video se volvió viral", contó, reseñando que tuvo impacto hasta en los canales de noticias argentinos. Aquel gesto, simple pero transformador, marcó su camino. "Mis compañeros se dieron cuenta de algo que nunca habían visto, que sin accesibilidad, el arte se vuelve invisible para muchos. Desde entonces entendí que el arte y el derecho caminan juntos". Esa experiencia fue el punto de partida de una búsqueda constante, que tiene como horizonte lograr que el arte, además de bello, sea justo; que además de visible, sea compartido. El color de las voces y los silencios Couto separó su presentación en tres ejes temáticos y el primero de ellos fue sobre los subtítulos en los audiovisuales, como un lenguaje artístico en sí mismo. "Los subtítulos también pueden emocionar. Pueden cantar, respirar, vibrar", dijo, y explicó que cada palabra puede tener color, ritmo y textura, y que la accesibilidad puede ser una forma de belleza visual. "Podemos darle color a cada voz, ya sea amarillo, verde, celeste, blanco. Así las personas sordas podemos identificar a cada personaje y entendemos el tono de la escena. También podemos hacer visible el ritmo de los sonidos, una puerta que se cierra, el eco de un paso, el pulso de una canción. Eso es accesibilidad. Eso también es arte". Para Couto, el subtitulado no es una traducción, es una forma de narrativa visual, una herramienta que une la experiencia estética con la empatía. "Cada tipografía, cada color, cada movimiento tiene una carga cultural. El subtítulo es un puente entre quien crea y quien observa. Es la armonía que transforma la distancia en encuentro", sintetizó de manera clara ante los presentes. Transmisores de emociones El segundo eje giró en torno al rol de los intérpretes de lengua de señas, y allí Couto fue contundente: "El intérprete no es un agregado, es parte del elenco. Es un artista más". Con su estilo expresivo y apasionado, propuso repensar la figura del intérprete dentro de la obra audiovisual, integrándolo visual y emocionalmente al relato. "Durante años los vemos encerrados en un recuadro, vestidos de negro, aislados. Pero ¿por qué no incluirlos dentro de la escena, compartir su energía con la del personaje, con la luz, con la música?" Para él, la interpretación en lengua de señas también es una actuación, una forma de habitar el personaje, sentir su ritmo y su emoción. "El intérprete debe moverse, vibrar y expresarse con la misma intensidad que el actor. Solo así la interpretación puede conmover y volverse arte", dijo, exponiendo un ejemplo con la película Space Jam. "Ojalá que los actores sordos podamos adaptar más cosas para nosotros, teniendo personajes interpretados con la misma vestimenta, las formas, la postura, si está alegre o triste. El intérprete tiene que ser el personaje, de igual a igual, de manera profesional. Para eso tenemos que prepararnos y formarnos", enfatizó. Además, subrayó la importancia del trabajo conjunto entre intérpretes y personas sordas en el proceso creativo. "Trabajar con la comunidad sorda es un acto de justicia artística, porque la accesibilidad no se impone, se crea en equipo", apuntó, y en esa línea aportó que "los realizadores deben trabajar con personas sordas para que la comunidad sorda pueda sentir que es una interpretación con arte, dejando de ser solo un recuadro con el intérprete". Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Oberá en Cortos (@oberaencortosok) Pintar el aire con palabras En el último eje, Couto se adentró en el universo de la audiodescripción, al que definió como una forma profunda y sensible de narrar lo que no se ve, pero se siente. "El arte es creativo, nos da emoción, y la audiodescripción es eso que se entiende e imagina", explicó, acotando en esa línea que se trata de un trabajo arduo, que requiere claridad, sensibilidad y una mirada artística para describir cada detalle con precisión y emoción. "Debemos explicar con claridad y en forma profunda los diálogos, cada detalle, cada espacio", expresó, y perofundizó, añadiendo que "hay que ir armando la historia por fragmentos, investigando los elementos importantes que podamos captar y transmitir". Couto destacó que este recurso debe hacerse de forma diferente, con creatividad, para que no se limite a ofrecer información, sino una experiencia completa. "El objetivo no es brindar palabras, sino toda la historia. La audiodescripción debe construir el relato entero, con sensibilidad, imaginación y arte", concluyó La charla, organizada como extensión del taller de cine sordo que Couto brindó en la Facultad de Arte y Diseño en el marco del Festival Internacional de Cine "Oberá en Cortos", contó con la presencia de estudiantes de la carrera de Intérprete Universitario en LSA (sede Garuhapé, UNaM), del Instituto Misionero de Estudios Superiore (IMES), docentes y alumnos de la Escuela Especial 13 y del Instituto Emanuel de Oberá, como también profesora oyente y persona sorda de los cursos de LSA de la Secretaria de Extensión de la Facultad de Arte y Diseño. El ambiente fue de aprendizaje, emoción y reconocimiento. "Cada país tiene su propia lengua de señas, su identidad cultural, su manera de sentir el arte", recordó Couto al cierre, y subrayó que "por eso debemos construir la accesibilidad desde el respeto a esa diversidad. Una cultura sin accesibilidad no es universal, es parcial, es incompleta", apuntó.
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