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  • De la fama infantil a la lucha silenciosa: Natalia Melcon, la actriz de Chiquititas, entre el drama familiar y un inesperado destino en el Poder Judicial

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/10/2025 04:35

    Natalia Melcón es una actriz argentina que se dio a conocer desde muy niña por su participación en las tiras infantiles producidas por Cris Morena. Alcanzó la fama por interpretar a Tali, en la etapa de Chiquititas y luego participó en producciones relacionadas como Rincón de Luz. También tuvo apariciones en ciclos como Kachorra y Casi Ángeles, y formó parte de la película Chiquititas: Rincón de luz. Su trayectoria como actriz infantil la convirtió en un rostro recordado de la televisión argentina de finales de los 90 y comienzos de los 2000. Tras su paso por la actuación, Melcón optó por llevar una vida más reservada fuera del mundo del espectáculo. Dejó la actuación y orientó su carrera hacia estudios y trabajos fuera de la pantalla. Ingresó a trabajar en el Ministerio Público Fiscal y si bien mantuvo una presencia discreta en redes sociales, realiza colaboraciones con reconocidas marcas. Natalia Melcon: “Me hubiera gustado decirle a Cris que realmente me salvó” Luli: — ¿En qué momento de tu vida te encuentro? Natalia: — Hoy en día estoy trabajando en el Ministerio Público Fiscal, en el Poder Judicial. Nada que ver. Súper alejada de todo lo que es la tele. Sí hago a veces colaboraciones con marcas en las redes y esas cosas, pero no estoy actuando, que era lo que hacía de chiquita. Luli: — Te recuerdo en Chiquititas, pero estuviste también en Rincón de Luz. ¿Cuántos años trabajaste full dedicada a la actuación? Natalia: — Y trabajé de los 7 a los 14 años. El último viaje que hicimos a Israel con Rincón de Luz, yo volví y le dije a mi mamá que ya no quería seguir haciendo eso... Luli: — ¿Cómo fue o qué creés que te pasó para decir: “Hasta acá”? Natalia: — Yo empecé desde muy chiquita. Hice el casting con 7 años. Siempre me encantó la tele. Yo era muy chispita. De hecho, empecé a los 4 años con gráfica. Todos le decían a mi papá: “Llevala a algún lado” y el primer día que me llevó a la agencia justo estaban buscando una nena para que haga unas fotos. El primer día que fui, quedé seleccionada. De hecho, mi papá le contó a mi mamá y ella no le creía. Cuando vio las fotos se sorprendió. Hice mucha gráfica, pero yo quería estar en Chiquititas. Y no porque quería actuar ni siquiera sabía que estaban actuando. Para mí era todo muy mágico y quería estar en el hogar Rincón de Luz. Fui a un casting a los 6, a los 7 quedo y a los 8 ya estaba grabando. Empecé muy chiquita con el ritmo de una persona grande que, si bien es como un juego, tenés las responsabilidades de un adulto. Luli: — Después con los años me parece que cambió, porque hubo leyes que obligaban a las productoras a que los chicos trabajen menos. Pero al principio eran un millón de horas, ¿no? Natalia: — Eran bastantes. Igual, actores tenía un límite de horario. No te podías pasar de un cierto horario porque yo aparte iba al colegio y en algún momento tenía que estudiar. De hecho, en el corralito teníamos gente que nos ayudaba a hacer la tarea. Luli: — ¿Qué es el corralito? ¿Cómo el de los nenes? Natalia: — Sí (risas). El corralito le llamaban un lugar que teníamos para ir haciendo la tarea, aprendiendo la letra y jugábamos también. Teníamos un montón de juegos y entre escena y escena, cuando grababan los otros, teníamos ese espacio para esperar. Era un trabajo, la verdad, pero no me arrepiento. A mí me encantaba. Yo era feliz ahí, me re divertía. Pero bueno, llegó un momento que, al hacerlo durante tantos años sin parar, me fue cansando. Porque en vacaciones de invierno, cuando todos mis compañeros descansaban, yo estaba haciendo teatro y dos funciones por día. Luli: — Claro. Capaz había compañeros que te iban a ver y vos estabas arriba del escenario. Natalia: — Sí, sí, tal cual. Y fue bastante tiempo: hasta los 14 años. Necesitaba parar y le dije a mi mamá… Luli: — ¿Y qué te dijo ella? Natalia: — Que estaba bien. Luli: — Porque a los 14, la forma en que podés interpretar que estás agotada de una situación es distinta a cómo lo harías hoy, con treinta y pico. Qué bueno que lo pudiste decir. Natalia: — Sí y hoy en día también se habla mucho de la ansiedad y yo me veo reflejada. En ese momento tenía algo muy parecido, pero sin saberlo. Era como que estaba muy pasada. Cuando llego del viaje a Israel, además en mi casa estaban pasando cosas. Mi papá tenía problemas de drogas, entonces la estaba pasando medio mal a nivel personal y eso ya se reflejaba. Me acuerdo que mi abuelo siempre me iba a buscar al colegio, almorzaba y me llevaban a las grabaciones. Yo entraba a las dos de la tarde para tener tiempo de almorzar y estudiar. Cuando llegaba al estudio siempre en la puerta había gente esperándonos, obviamente todos nenes, para saludarnos. Y mi abuelo me decía: “Vos siempre saludá. Pensá que ellos tienen la ilusión de conocerte”. Y yo siempre tenía eso presente, pero cuando estás mal a nivel personal y te pasan cosas, la gente a veces piensa que porque trabajás en la tele o tenés exposición, no te pasan cosas malas. Y a veces sí te pasan, pero tenés que poner la cara. Si estaba triste igual me tenía que subir al escenario y poner cara de contenta y cantar. Luli: — En la productora, ¿sabían esto que estaba pasando en tu casa? Natalia: — No, lo del tema de mi papá creo que no lo sabían. De hecho, yo siempre digo que me hubiera gustado decirle a Cris que realmente me salvó. Me la he cruzado en algunos eventos, pero no era el contexto para hablarlo. En mi casa pasaban muchas cosas y situaciones, no sé, por ahí, de mi viejo, de violencia, por esta adicción que él tenía. Me acuerdo de ser chiquita y que mi papá se haya levantado porque soñó algo feo, no sé qué le pasó, estaba mal y se cortó ¿entendés? Entonces, situaciones así, que yo tenía toda la contención de mi mamá y la familia de mi mamá, pero estar en casa a veces era complicado y al estar grabando tanto es como que yo vivía en una realidad paralela. Yo cuando estaba ahí estaba contenta, jugaba y creo que eso me salvó de varias situaciones. Luli: — Y pese a todo eso en un momento dijiste: “Hasta acá”. Qué increíble. Porque era como tu bastión de salvataje... Natalia: — Sí, pero a veces se asocia un trabajo, el éxito o ser famoso con la felicidad y yo no era feliz. Sí me divertía y amaba lo que hacía, pero me estaban pasando tantas cosas en mi casa que no estaba pudiendo procesar y tampoco podía dar el cien por ciento en eso que estaba haciendo. La ex actriz de Chiquititas relató su paso de la televisión al Poder Judicial y su lucha personal Luli: — ¿Y el día después? Porque era una etapa súper importante de tu vida laburar de actriz. ¿Te diste vuelta y dijiste: “No quiero ser más actriz o no quiero seguir este ritmo”? Natalia: — Yo quería parar, frenar todo porque necesitaba estar tranquila. La adolescencia es un momento muy intenso, que te atraviesan muchas cosas porque estás creciendo. Yo quería estar más con mi mamá, mis primos, mis amigas. Me pasaba de ir al colegio y quedarme bastante afuera. Organizaban para ir al cine y yo no podía ir. Al principio me invitaban, pero yo les decía: “No puedo, mañana trabajo o tengo que ir a grabar”. Ya al final ni me decían porque sabían que no podía y al otro día el colegio hablaban de lo bueno que estuvo. Luli: — Es la otra parte, la que nadie cuenta, la que nadie ve… Natalia: — Te perdés muchas cosas. Pero bueno, eran mis elecciones. Yo estaba feliz ahí y lo hice todo el tiempo que me hizo bien y me hizo muy bien. Luli: — ¿Cómo le dijiste a Cris que no ibas a seguir? Natalia: — Yo le dije a mamá y ella se lo comunicó Cris. Le dijo que yo no iba a seguir. Igual justo ahí habíamos terminado de grabar Rincón de Luz, volvimos de Israel y se hizo Floricienta. Después me quise morir porque estuvo buenísimo. Ahí siguió Cande Vetrano, Agus Sierra, Lali Espósito, Euge... Y yo los veía a todos juntos y decía: “¡Ay! Me encantaría estar”. Pero igual nunca me arrepentí. Yo quería parar un año, pero bueno, después falleció mi papá, que fue una decisión de él. Tuve que procesar mucho eso. Después, mi primer novio tuvo un accidente de autos al año que fue lo de mi papá. Poli para mi fue re importante porque además de ser mi primer novio, vivió todo el proceso de duelo mío de lo que había sido la muerte de mi papá. Pero tuvo un accidente de autos y falleció. Así que fueron dos golpes muy duros. Luli: — Y todavía eras muy chiquita, también. Natalia: — Sí. Ahí terminé el colegio y yo no quería saber nada con nada. Estaba súper triste y me costó recuperarme. Mi hermano trabajaba donde yo trabajo ahora y me dijo que existía la posibilidad de poder entrar ahí en Relaciones Laborales y empecé. Hasta ahora, estoy ahí. Luli: — Hace más de diez años que laburás en el Poder Judicial. ¿Nunca se te pasó por la cabeza decir: “Che, quiero volver a meterme en la actuación”? Natalia: — Nunca me había pasado hasta este año que viajé a Israel. Con los chicos de Rincón de Luz fuimos para allá con unos shows. La gente nos quiere mucho, el programa lo siguen viendo, se escuchan las canciones en los boliches y se escucha también Rebelde Way. Es muy loco. Me pasó que me siguieron del hotel a la playa, cosas que vos decís: “¿Cómo puede ser que pase esto del otro lado del mundo?” Hicimos un show que fuimos con unos chicos de Rebelde Way, Fran y Pablo, fue Nico Riera, representando casi a Ángeles, Nico Maiques de Floricienta y yo con Rincón de Luz. Hicimos un show con canciones y estuvo buenísimo, me re divertí y volví a tener el contacto con la gente, que era eso también lo que a mí me encantaba de actuar. Ahí me dieron ganas. Luli: — Se te ve súper luminosa, muy firme. Pero te tocó pasar tantas cosas realmente difíciles. ¿Qué te dio fuerza en ese proceso? Natalia: — Creo que fue hacer terapia y mucha contención familiar. Es importante cuidarse la cabeza. Creo que lo más importante es uno estar bien. A mí, por ejemplo, con todo lo que me pasó de mi papá, me daba mucha culpa el tema de no haberlo podido ayudar, no haberlo escuchado, no haberme dado cuenta en qué momento se le fue las manos. El tema de la droga es importante hablarlo porque yo veo mucho en las fiestas electrónicas gente que toma pastillas y lo que sea. Y después, ¿hasta qué momento lo pueden controlar? Nadie quiere estar enfermo y eso es una enfermedad y se te hace adicción. Todo el mundo empieza jugando con eso y después se les va de las manos. Yo no veo a nadie a quien eso le haga bien. De la fama infantil a una vida lejos de la televisión: el diálogo de Natalia con Luli Fernández Luli: — Estamos acostumbrados a ver testimonios de madres o padres preocupados por un hijo en situación de adicción. Pero no sé si es tan común escuchar a un hijo hablar sobre las situaciones de adicciones de sus padres, ¿no? Natalia: — Es que sufre toda la familia y obviamente la persona que está padeciendo eso también. Pero a mí me pasaba que no sabía cómo ayudarlo. Y es que si la persona no se ayuda, es muy difícil también, ¿viste? Y yo también era chiquita, no tenía tantas herramientas que tengo hoy en día. Yo sufrí mucho por situaciones de estas. Mi papá un día se levantó alterado y escuché gritos, yo tenía cinco años. Y en el living de mi casa él estaba con un chuchillo y mamá intentaba que no se lastime. Luli: — Claro, situaciones hiperviolentas. Natalia: — Hiperviolentas. Cuando sos chiquito te tienen que cuidar los adultos. No voy a cuidar a los adultos. Es muy difícil. Esa situación me quedó súper grabada. Y cuando él decidió esto, yo dije: “¿Qué podría haber hecho? ¿Cómo podría haberlo ayudado”. Pero si no se quería ni a él, ¿cómo va a poder...? Si una persona decide tomar esa decisión es porque realmente no la está pasando bien. Yo a veces pensaba: no me quiere porque no me cuidaba o desaparecía. Hay situaciones re feas que vive la familia de un adicto o las personas que tiene alrededor que son muy difíciles. Luli: — ¿Y te enojaste con él en algún momento? Natalia: — Sí, estuve muy enojada. También te deja muchas inseguridades, ¿viste? Yo veía a los papás de mis compañeras que estaban representes y él no. Pero estaba presente como él podía y aprendí a perdonar y a decir que cada uno hace lo que puede con lo que es o con lo que le pasa. Luli: — ¿Te pudiste reconcilia con él? Natalia: — Sí, creo que sí. Aceptar es totalmente sanador. Siempre creo que me van a quedar cosas que no dije o conversaciones que no tuve con él, que me hubiera encantado tener. Fue el papá que pudo y fue un buen papá a su manera como pudo con la enfermedad que tenía. Me dejó muchas enseñanzas. Hoy tengo muy claro lo que lo que no quiero, lo que no que no tolero en un otro y las cosas en las que no me metería. Luli: — Al final de las entrevistas me gusta hacerles a mis invitadas dos preguntas. La primera es: si pudieras revivir un momento de tu vida que te haya quedado grabado como una foto, en el que te sentiste feliz y al que te gustaría volver, ¿cuál sería? Natalia: — Con toda mi familia junta jugando en la quinta de chiquita, con mis primos, mi familia… Luli: — Y si te pudieses tomar un mate con la Nati de los 13 años, antes de las decisiones que tomaste vinculadas a tu laburo. ¿Qué le dirías? Natalia: — Que sea resiliente, que todo pasa y que todo te deja una enseñanza. Que sea feliz y que haga siempre lo que quiere... Luli: — Sería un mate liviano. No sería un mate de sermón. Natalia: — No, no la cag*ría a pedos (risas).

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