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» El Santafesino
Fecha: 09/10/2025 10:28
La Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Santa Fe presenta el ciclo de encuentros “Ponele Voz a la Salud Mental”: un espacio de formación, diálogo y construcción colectiva en torno a la salud mental, en conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre) y del Día del Psicólogo (13 de octubre). Facebook Twitter WhatsApp En Argentina, la Ley de Salud Mental Nº 26.657, vigente desde 2010, promueve un modelo de atención comunitaria que reconoce la salud mental como un proceso influido por factores sociales, culturales, biológicos y psicológicos, y plantea que su cuidado es una construcción colectiva vinculada a los derechos de cada persona. Se estima que uno de cada tres argentinos mayores de 20 años de edad atraviesa algún padecimiento de salud mental, siendo los más frecuentes los trastornos de ansiedad, los del estado de ánimo y los consumos problemáticos de sustancias. Desde la UCSF se destaca la importancia de un abordaje integral, que considere los contextos y deseos de las personas, promoviendo estrategias de atención respetuosas y no punitivas. Capacitaciones, talleres y espacios de sensibilización Todas las actividades se realizarán en el aula 3.7 de la sede Virgen de Guadalupe de la UCSF (Echagüe 7151). Son presenciales, gratuitas y abiertas a la comunidad docente, a profesionales, a estudiantes de carreras afines y al público interesado en las temáticas propuestas. Para inscribirse y obtener más información, comunicarse al correo: danielamendieta@ucsf.edu.ar Itinerario -Jueves 09 de 16 a 18 horas: “La Dimensión Relacional de la Salud Mental” Esp. Ana Luisa Natta y Lic. Daniela Mendieta. -Lunes 13 de 9 a 11 horas: “Conversatorio: a 15 años de la Ley de Salud Mental 26657. Crisis y oportunidades” Órgano de Revisión y Promoción de Salud Mental. Secretaria Ejecutiva Lucrecia Faccioli y Equipo Técnico Interdisciplinario (ETI). -Martes 14 de 9 a 11 horas: “Más allá del PESO: Reflexiones actuales sobre los desórdenes alimentarios en el campo de la salud mental” Lic. Merlina Luciani y Lic. Brenda Vanney. -Miércoles 15 de 9.30 a 11 horas: “Abordaje de la Problemática del Suicidio” Lic. Cristina Gentile, Programa Provincial de Abordaje de Suicidio. Ministerio de Salud de la Provincia. -Jueves 16 de 10 a 13 horas: “Taller de Promoción de la Salud Mental y Prevención de los Consumos Problemáticos” Dirección de Abordajes de Consumos problemáticos. Subsecretaría de Salud. Secretaria de Políticas Sociales. Municipalidad de Santa Fe. -Viernes 17 de 10 a 13 horas: Debate “Voces Visibles: Salud Mental a Través de Cortometrajes y Testimonios” Equipo de Conducción Facultad de Psicología UCSF. Investigación “Salud Integral en Santa Fe” Paralelamente, la UCSF impulsa la investigación “Salud Integral en Santa Fe”, que busca evaluar el estado de la salud física y mental en jóvenes y adultos. Las respuestas al cuestionario son anónimas y se utilizarán exclusivamente con fines estadísticos y para diseñar futuras propuestas de intervención y promoción de la salud. Quienes deseen participar pueden completar el formulario en forms.office.com/r/pSZein5hmv. Para prevenir, hablemos del suicidio y la psicoeducación Estar atentos a las conductas, realizar la consulta con el profesional y el acompañamiento e involucramiento familiar son claves en la prevención del suicidio. En el Mes de Prevención del Suicidio, resulta fundamental abrir la conversación sobre esta problemática de salud pública. Según datos del Ministerio de Salud, en Argentina se registra un suicidio cada tres horas. En este marco, la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Santa Fe impulsa la formación y la psicoeducación para la detección de riesgos y el acompañamiento de personas en situación de vulnerabilidad. “El suicidio es un acto de atentado hacia la propia vida. Más allá del enfoque en el que nos posicionemos -cognitivo, sistémico o psicoanalítico- lo que observamos es un comportamiento de autodaño infringido hacia la propia vida”, explica Merlina Luciani, docente de la Facultad de Psicología. Cabe recordar que cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, jornada establecida por la Organización Mundial de la Salud. Se pueden identificar tres momentos clave de la conducta suicida: 1-Ideación suicida: deseos de muerte y pensamientos persistentes de querer morir, dañarse o matarse. 2-Planificación: elaboración de un plan que permita concretar esos pensamientos. 3-Atentado o acción: el pasaje al acto propiamente dicho. Además, existen señales de alerta que pueden anticipar conductas suicidas: expresiones de desesperanza, aislamiento, despedidas o regalos, hablar de la muerte, cambios significativos en el estado de ánimo. Luciani advierte que “no siempre quienes intentan suicidarse presentan un cuadro depresivo. Lo central es observar modificaciones significativas en la conducta y en el discurso que refuercen ese cambio”. El rol del terapeuta Desde la práctica clínica, se recomienda un posicionamiento activo y directo: acompañar y alojar al paciente, pero sin evitar las preguntas directas: ¿Pensaste en suicidarte? ¿Cómo lo imaginaste? ¿Cómo lo planificaste? La clave no es minimizar el sufrimiento, sino habilitar un espacio para hablar de él. “Es muy importante formarse para ofrecer un espacio de acompañamiento y seguridad. No deberíamos esperar a que suceda; hay que hablar del tema, incluso si genera miedo en el consultante o en el terapeuta. La persona que expresa su dolor, su ‘me duele vivir’, no necesita que le enfoquemos la mirada en lo positivo de su vida, sino que lo acompañemos en su propia experiencia. ¿De qué otra manera se puede transitar ese dolor?”, señala Luciani. La especialista destaca también la necesidad de involucrar al sistema familiar y a la red de apoyo. “No podemos abordarlo solo con la persona identificada; siempre es clave activar el sostén de su entorno. La familia y la red de apoyo son fundamentales. Es muy importante ofrecer información y hablar del tema, porque alrededor de la ideación suicida suele instalarse un tabú o un temor que, lejos de ayudar, termina sosteniendo la problemática”, al tiempo que apela al “poder hablar sin tabúes. Esto no significa estar encima de la persona -porque eso genera malestar-, sino más bien observar con atención qué es lo que le inquieta, cómo está actuando y, sobre todo, si cuenta con acompañamiento”. En esto, vale destacar que la tendencia al suicidio no es hereditaria. Lo que sí puede transmitirse es la idea del suicidio como una forma de solución a los problemas. Luciani agrega que “el acto suicida, cuando está planificado, puede concretarse en apenas segundos. Es un acto impulsivo, no compulsivo: la persona no lo reflexiona, lo atraviesa y lo ejecuta de manera directa”. Por eso, la psicoeducación a las familias es clave: conocer las diferencias entre mujeres y varones en la manifestación de estos actos, identificar los mecanismos más frecuentes -como ingesta de medicamentos, ahorcamiento o uso de armas de fuego- y, especialmente, evitar que estos elementos estén al alcance. Desmitificar para prevenir Con su mirada profesional y docente, Luciani destaca que, para avanzar en la prevención, es necesario derribar ciertos mitos: -“Solo quiere llamar la atención”: toda expresión debe ser tomada en serio. -“Se le va a pasar solo”: los estados emocionales son complejos; no se resuelven sin intervención. -“Quien se suicida desea realmente morir”: muchas veces se busca aliviar el dolor o castigarse, en medio de una ambivalencia entre vida y muerte. Una parte del sujeto busca sobrevivir y seguir creciendo, mientras que otra lo empuja hacia el final -“Si lo intentó una vez, nunca dejará de intentarlo / nunca lo volverá a intentar”: ninguna postura es correcta: la intervención adecuada puede ayudar a reconectar con la vida. -“El suicidio no puede prevenirse”: es un error, la prevención no solo es posible, sino necesaria. Reconocer el malestar para atravesarlo Hoy, muchas personas acceden a conceptos terapéuticos a través de redes sociales. Esto puede ser útil, pero también riesgoso: genera la exigencia de un bienestar constante. En la adolescencia, la necesidad de aprobación social y popularidad virtual puede profundizar esta presión. La doctoranda concluye: “no se trata de estar bien todo el tiempo. No es tarea del ser humano limitarse a ser exitoso y tolerar la frustración. El malestar también nos permite crecer y evolucionar, si lo reconocemos como parte de nuestra existencia. Lo importante es aceptar el dolor, transitarlo, resignificarlo y transformarlo. Los malestares no son únicos, insoportables ni eternos. Todo en la vida tiene un desarrollo, un principio y un final. Esa sensación de dolor o incomodidad que hoy atravesamos, en algún momento podrá transformarse. Mientras tanto, necesitamos transitarla, resignificando nuestra autoestima y, sobre todo, nuestra autovaloración: cómo y dónde nos estamos valorando como personas”.
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