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» El Ciudadano
Fecha: 08/10/2025 23:06
Opinión de Enrique Genovar El adiós a Miguel Ángel Russo duele en Central. Pero su legado será eterno. Es que desde el primer día que pisó suelo canalla entendió de lo que se trataba. Tal es así que su amor por la camiseta se hizo grande desde la primera vez que se cruzaron y más allá de que terminó su carrera en Boca, la relación se construyó sobre firmes cementos y perdurará más allá de su ausencia. La gloria alcanzada en 2023 fue un premio merecido y una ratificación de que el lazo que une a Russo con el Canalla es de acero. Su partida duele. Pero su sonrisa quedará por siempre. Es que Miguel eligió a Central y fue un amor correspondido desde el primer día que estuvieron frente a frente. Tal fue así que por esa ligazón también se radicó en Rosario para vivir y se instaló muy cerca del Gigante, ese lugar en donde se coreó su nombre miles de veces y que fue recibido con una ovación cuando lo visitó hace poco por última vez. Un reconocimiento que por esas cosas de la vida terminó siendo una despedida. Pero el técnico y principalmente la persona pudo vivir lo que significó en los hinchas, una caricia al alma sin dudas. Las despedidas siempre son dolorosas. Es que con su partida se va una parte de Central, como pasó con Don Ángel o con el Negro Palma. Russo se metió en la gente y eso no es para cualquiera. Con su trabajo, con el hecho de poner su nombre cada vez que el club lo necesitó, con su sabiduría, con el éxito de devolverle el lugar a Central que había perdido y con la gloria eterna luego del título en Santiago; con todo esto el hombre de la gran sonrisa se convirtió en ídolo. Su fallecimiento cayó mal en el pueblo canalla. Es que por más que en el último tiempo no se lo veía bien, no se está preparado para despedir a las personas que se quiere. Los días que vienen serán duros de soportar. Pero el tiempo traerá resignación y el recuerdo se presentará para nunca ser olvidado. El “Esto es Central” quedó inmortalizado. El hombre que desentrañó con una habilidad extraordinaria el sentir de los hinchas y descubrió sin guía alguna cada rincón del mundo Central como nadie, se ha ido. Pero su legado será eterno y su sonrisa quedará por siempre en los hinchas canallas.
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