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  • El Gobierno pone en riesgo las ideas liberales

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/10/2025 04:52

    En casi 23 meses de gestión, Javier Milei y su equipo han impulsado medidas de corte cambiario y monetario, todas de cariz intervencionista A pesar del salvataje del FMI al Gobierno en abril, del respaldo público tanto de Donald Trump como del secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, a través de mensajes en la red X, y de la eliminación temporal de las retenciones, que permitió a los exportadores liquidar unos USD 7.000 millones, el Ejecutivo continúa gestionando apoyo financiero en Estados Unidos. Busca, sin disimulo, resistir hasta el 26 de octubre sin una crisis cambiaria que desencadene un default en 2026. En casi 23 meses de gestión, Javier Milei y su equipo han impulsado medidas de corte cambiario y monetario, todas de cariz intervencionista, lo que resulta paradójico en un gobierno que se autodefine como liberal, libertario e incluso anarcocapitalista. Sin embargo, en la práctica recurre con frecuencia al intervencionismo en los mercados monetario y cambiario. El Banco Central, que se prometía hacer desaparecer, permanece intacto, mientras impone a los bancos elevadas exigencias de encajes -hoy del 53%- y limita la tenencia de dólares en sus activos. El Tesoro interviene en el mercado de cambios para impedir aumentos abruptos en la cotización del dólar, renunciando así a la lógica del mercado y otorgando al burócrata de turno la potestad de fijar el tipo de cambio. Cada vez que el Tesoro vende dólares en ese mercado, utiliza fondos obtenidos a través de los impuestos cobrados a los contribuyentes Es importante señalar que cada vez que el Tesoro vende dólares en ese mercado, utiliza fondos obtenidos a través de los impuestos cobrados a los contribuyentes. No hay recursos para hospitales ni para una reducción fiscal, pero sí para que el Estado decida subsidiar el dólar, lo que evidencia una grave distorsión de prioridades. Además, cada dólar destinado a frenar la escalada del tipo de cambio es un dólar menos para afrontar los vencimientos de deuda pública, una realidad que el mercado no ignora y que, entre otras razones, motiva la persistente suba del riesgo país. Mientras tanto, la sociedad enfrenta grandes dificultades para llegar a fin de mes. Las empresas ven reducida su facturación, las exportaciones padecen un tipo de cambio artificialmente atrasado y la inversión privada se encuentra prácticamente ausente. Este contexto de esfuerzo colectivo no se traduce en mejoras perceptibles para las familias, lo que incrementa la frustración y acentúa el descontento social. Dentro de este escenario, emergen incluso conflictos políticos de magnitud, como las contradicciones protagonizadas por José Luis Espert en torno a su relación con el narcotraficante Fredy Machado. El Gobierno ya arrastraba dificultades electorales en la provincia de Buenos Aires y los resultados en Corrientes tampoco fueron favorables. La realidad impone tres desafíos fundamentales que deben encararse para que la población acceda a cierto alivio económico. La realidad impone dos desafíos fundamentales que deben encararse para que la población acceda a cierto alivio económico Tras las elecciones, es el diseño de un nuevo plan macroeconómico serio y consistente, ya que el actual superávit fiscal depende de jubilados cobrando muy por debajo de la línea de dignidad y de la postergación de obras públicas básicas como el mantenimiento de rutas. Este equilibrio resulta insostenible en el mediano plazo. Políticas monetaria y cambiaria: el Gobierno utiliza el tipo de cambio como ancla para contener el Índice de Precios al Consumidor, pero la lógica del mercado indica que el dólar es el refugio natural ante la incertidumbre; todos buscan estar cubiertos cuando perciben un potencial “diluvio” financiero. Esto genera la expectativa de que pueda enfrentar turbulencias cambiarias en la previa a las elecciones del 26 de octubre. En la calle, muchos anticipan un ajuste importante en materia cambiaria inmediatamente después del ciclo electoral. Aún con un desempeño positivo en las urnas, La Libertad Avanza (LLA), la fuerza política liderada por Milei, probablemente no logre reunir suficientes diputados y senadores para impulsar las reformas estructurales que prometía -reforma de la carta orgánica del BCRA, laboral, previsional e impositiva-. La profundidad de estos cambios dependerá del caudal legislativo que logre alcanzar. Si el Gobierno no obtiene un resultado contundente, su viabilidad para recibir ayuda adicional de Estados Unidos estará condicionada (Foto: AFP) Si el Gobierno no obtiene un resultado contundente, su viabilidad para recibir ayuda adicional de Estados Unidos estará condicionada, pues el propio secretario del Tesoro anticipó que cualquier cooperación futura dependería de una nueva legitimidad política, surgida de las elecciones. Por el contrario, si LLA logra sólo un avance marginal y no una victoria rotunda, el tercer año de gestión quedará limitado a la mera supervivencia y el cuarto convertirá a Milei en un “pato rengo”, es decir, un presidente sin poder de maniobra. Promoción del mercado libre Desde los años 70, he defendido el liberalismo: la promoción de un mercado libre, el control del poder estatal para potenciar la innovación, y la administración económica racional, lejos del manejo discrecional propio de una mesa de dinero. Entiendo que solo una economía guiada por los principios que figuraban en la constitución de 1853, los mismos que describía Juan Bautista Alberdi en “El Sistema Económico y Rentístico” -donde se proclamaba el libre mercado para el crecimiento nacional-, puede sacar al país de su aguda decadencia. Sin embargo, existe el peligro real de que si LLA fracasa por su propio intervencionismo y la falta de referentes liberales genuinos -y en algunos casos por rodearse de figuras vinculadas al pasado kirchnerista y de transparencia cuestionable-, terminen desacreditando aún más las ideas liberales en la opinión pública. En estos dos años, el Gobierno ha acumulado una serie de errores en política económica, amparándose en la excusa de la “herencia recibida” y en un supuesto pragmatismo, que en realidad solo encubre impericia El país podría así volver a caer en la trampa del populismo de izquierda, hundiéndose aún más en la crisis estructural. En estos dos años, el Gobierno ha acumulado una serie de errores en política económica, amparándose en la excusa de la “herencia recibida” y en un supuesto pragmatismo, que en realidad solo encubre impericia tanto en lo económico como en lo político. Si La Libertad Avanza recibe una derrota electoral como consecuencia de sus propios errores económicos y de los escándalos recientes en torno a funcionarios claves, no será simplemente la fuerza política la que quede debilitada: el liberalismo como proyecto social y económico se verá deslegitimado, abriendo el camino para que la crisis vuelva a adjudicarse a las ideas de la libertad, no a la deficiente gestión. De ocurrir esto, el círculo se repetirá: en vez de apostar por una economía abierta y competitiva, Argentina retrocederá hacia los viejos esquemas populistas, resignando las oportunidades que una verdadera transformación liberal podría ofrecer. El país necesita más que nunca un rumbo claro, coherente y honesto, respetando los principios de la libertad económica y la institucionalidad republicana para salir de la decadencia y encontrar un sendero sostenible de crecimiento. Solo el tiempo dirá si el actual gobierno estará a la altura de esa responsabilidad histórica.

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