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  • Israel, más polarizado que nunca y harto de Netanyahu dos años después del ataque de Hamás

    » Diario Cordoba

    Fecha: 07/10/2025 03:04

    En medio del más penetrante trauma, surgió la unidad. Las horas posteriores al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 fueron testigo de un renacer brotado de los charcos de sangre. Las mismas personas que, días antes, se enfrentaban en las calles, de repente, se tomaban de la mano, se abrazaban, se secaban las lágrimas. Los asesinatos a sangre fría de 1.139 de sus conciudadanos y el secuestro de otros 250 tuvieron la potencia suficiente para unificar a la sociedad israelí más polarizada de los últimos tiempos. Todo el espectro político se unió. Pero ese inesperado hechizo apenas duró unos meses. Ahora, las plazas vuelven a estar llenas de rabia, desesperación y un odio feroz al Gobierno. Desde los despachos de Tel Aviv y Jerusalén, no parecen, sin embargo, oír estos clamores. "Normalmente, en las sociedades en guerra, y en especial la sociedad israelí, suele haber mucha más lucidez, unidad y un propósito común de interés público", explica la doctora Gayil Talshir, politóloga y experta en tendencias y opinión pública israelí de la Universidad Hebrea de Jerusalén. "En Israel, también hubo este efecto de unidad, pero en realidad, tan solo unos meses después, la polarización resurgió con fuerza y hoy la mayoría de los israelíes piensa que su país está más polarizado que antes", cuenta a EL PERIÓDICO. Tras el ataque, la polarización se disolvió, pero no desapareció. La feroz guerra contra Gaza la hizo florecer de nuevo. "Los dos últimos años y medio han sido los más duros para Israel desde su independencia debido al doble atentado", constata. Meses de enfrentamientos previos Antes del sábado más negro de la historia de Israel, el país llevaba varios meses enfrentado. "Cuando este Gobierno asumió el poder, lo hizo con un plan para concentrar todos los poderes del Ejecutivo en manos del primer ministro y debilitar la democracia liberal israelí; así pues, el pueblo israelí lleva dos años y medio librando una feroz lucha contra este Ejecutivo que pretende hacer que Israel pase de ser una democracia a una especie de autocracia", denuncia Talshir. En ese momento, parecía que nada podía ir peor. Pero lo fue. En la madrugada del 7 de octubre de 2023, cientos de cohetes lanzados desde la Franja de Gaza despertaron al pueblo israelí. A la vez, miles de milicianos de Hamás y otras facciones palestinas detonaron la fortificada verja que llevaba tres lustros asfixiando a la población de Gaza y arrasaron el sur del país. "Cuando este Gobierno asumió el poder, lo hizo con un plan para concentrar todos los poderes del Ejecutivo en manos del primer ministro y debilitar la democracia liberal israelí; así pues, el pueblo israelí lleva dos años y medio librando una feroz lucha contra este Ejecutivo que pretende hacer que Israel pase de ser una democracia a una especie de autocracia" Gayil Talshir — Politóloga y experta en tendencias y opinión pública israelí de la Universidad Hebrea de Jerusalén Lo que vino después fueron 731 días de brutal ofensiva militar israelí. Casi 70.000 palestinos muertos. Más de 800 bajas militares en el lado israelí. La Franja de Gaza devastada. Un pueblo entero muriendo de hambre. Aún 48 rehenes israelíes languideciendo en el enclave. Sólo 20 de ellos siguen con vida. "Esta es la guerra más larga en la que Israel ha estado involucrado jamás, y por intereses más políticos que militares", constata Talshir. La perpetuación del conflicto ha permitido al primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, evadir la rendición de cuentas por el error de inteligencia que fue el ataque de Hamás del 7 de octubre. Mantenerse en el poder y expandir las guerras en múltiples frentes —en estos dos años, las bombas israelíes han impactado en Siria, Yemen, Líbano, Irán, o la Cisjordania ocupada— también le ha facilitado escaquearse de su juicio por corrupción. Manifestación de familiares de rehenes contra el Gobierno de Netanyahu, el pasado agosto en Tel Aviv. / ABIR SULTAN / EFE Extrema derecha Además, sus socios ultraderechistas han aprovechado la ofensiva militar para dejar volar sus fantasías expansionistas. Pero los deseos de ocupar la Franja de Gaza de los ministros Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, dos colonos radicales con discursos incendiarios, no son recogidos por la población. "Hay una disonancia entre lo que la gente quiere y lo que el Gobierno propone", explica Mauricio Lapchnik, activista contrario a la ocupación de los territorios palestinos. "Los círculos de extrema derecha son quienes hoy están controlando no solamente el Gobierno, sino que también la mayoría de las instituciones, desde la policía, el Ejército, ahora el servicio secreto y probablemente en un futuro también el resto de las instituciones que hay en el país", señala a este diario. Cada fin de semana decenas de miles de israelíes salen a las calles exigiendo un acuerdo que traiga de vuelta a los rehenes y que ponga fin a la guerra. Según una encuesta realizada por la Dr. Talshir junto a Nimrod Nir en la Universidad Hebrea de Jerusalén, el 79% de los israelíes prefieren "abrumadoramente" poner fin a la campaña de Gaza a cambio de la liberación de los rehenes. Los números demuestran el abismo entre el pueblo israelí y su Gobierno. El 78% de los israelíes prefieren la normalización con Arabia Saudí y otros países árabes, antes que la anexión de la Cisjordania ocupada, apoyada por el 32% de los consultados. Apenas un 43% defiende la anexión de Gaza, y el 57% prefiere un Estado palestino desmilitarizado bajo supervisión árabe. Sin liderazgo político "Sin embargo, no existe un liderazgo político claro al cual todo el movimiento antigobierno apoye, no hay un líder que pueda, por lo menos por ahora, ser esa persona que va a liderar el cambio político, pese a existir una enorme fractura social", constata Lapchnik, que trabaja como portavoz de Ayman Odeh, miembro de la Knéset, el Parlamento israelí, y líder de la Lista Conjunta, una alianza política de dos partidos árabes-palestinos. "No creo que la sociedad israelí haya podido superar el trauma del 7 de octubre, ni que lo vaya a poder superar en estos próximos años, porque existe una intención por parte del Gobierno en traer de nuevo este trauma de forma constante y no dejar sanar al pueblo israelí; quiere seguir explotándolo con el objetivo de crear más odio, más ganas o más deseo de revancha y lograr su objetivo de mantener al país en una situación de guerra, y alarma constante", añade. Hace unas semanas, Netanyahu respondió al creciente aislamiento internacional y comercial con la defensa de que la economía israelí debe convertirse en una "Superesparta". "Desde la perspectiva de Netanyahu y su coalición, no existe una comunidad internacional, solo la Administración [del presidente estadounidense, Donald] Trump, pero, para la sociedad israelí, el aislamiento de Israel es devastador, y está directamente relacionado con Netanyahu, su Gobierno y sus políticas respecto a Gaza", constata Talshir. "Es una situación muy peligrosa no solamente para el Estado de Israel sino que también para el pueblo judío en general", afirma Lapchnik, enumerando los recientes ataques mortales contra sinagogas en el extranjero. "No creo que haya habido en la historia reciente del pueblo judío alguien que haya puesto en tanto peligro a la población judía tanto en Israel como en el mundo entero como Netanyahu y su Gobierno", concluye.

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