06/10/2025 12:14
06/10/2025 12:14
06/10/2025 12:13
06/10/2025 12:13
06/10/2025 12:13
06/10/2025 12:13
06/10/2025 12:13
06/10/2025 12:12
06/10/2025 12:12
06/10/2025 12:11
» Diario Cordoba
Fecha: 06/10/2025 09:35
"Es más fácil hablar aquí que en Estados Unidos", afirmó el pasado sábado el cómico Dave Chapelle. La frase no habría llamado la atención de nadie si el "aquí" al que se refería Chapelle hubiera sido otro lugar. Pero lo dijo en Riad, la capital de Arabia Saudí, un reino teocrático en el que la libertad de expresión se ve drásticamente reprimida, en el que no hay medios de comunicación independientes y en el que publicar comentarios críticos en las redes sociales puede conllevar duras penas de prisión. Dave Chapelle forma parte de la cincuentena de cómicos estadounidenses y británicos que estos días (del 26 de septiembre al 9 de octubre) están participando en el Festival de Comedia de Riad, un evento organizado por el Gobierno saudí que se publicita como el mayor encuentro de humoristas del mundo y que se enmarca en el proyecto Visión 2030, con el que el país pretende rehabilitar su imagen de puertas afuera a través de la inversión en cultura, deporte y entretenimiento. La presencia, generosamente retribuida, de figuras del 'stand up' como Chapelle, Louis C.K., Bill Burr, Kevin Hart, Chris Tucker, Aziz Ansari y Jimmy Carr ha generado un encendido debate en el mundo de la comedia. Así, lo que unos presentan como un bienintencionado intercambio cultural que puede contribuir a ensanchar las libertades civiles en Oriente Medio es visto por otros como una grosera operación de blanqueamiento de un régimen autoritario a cambio de dinero. No es una controversia menor en un momento en el que los cómicos de Estados Unidos parecen dividirse entre los que se consideran víctimas de la cultura de la cancelación y la correción política y los que corren el riesgo de ser verdaderamente cancelados por expresar opiniones críticas con el presidente Donald Trump y su Administración. "Ya no se puede decir nada" La cómica y actriz estadounidense de origen japonés Atsuko Okatsuka, que rechazó la oferta para participar en el festival, compartió hace unos días en las redes sociales algunas cláusulas de la invitación, en las que se estipula que los artistas no harán chistes que puedan "degradar, difamar, desacreditar, menospreciar, escandalizar o ridiculizar" al Reino de Arabia Saudí, a la familia real o a cualquier religión. "Muchos de esos cómicos que tanto se quejan de que ya no se puede decir nada participan en el festival", señaló Okatsuka, que acompañó el comentario con un emoji carcajeándose. Cartel del Festival de Comedia de Riad / EPC Bill Burr, que actuó el viernes de la semana pasada en la jornada inaugural de la muestra de Riad, admitió que habían existido restricciones en cuanto a lo que se podía decir sobre el escenario, pero aseguró que la censura se había rebajado bastante después de una negociación. "Al final quedaron solo un par de cosas, que eran, básicamente, 'no os riáis de la familia real ni de la religión'", explicó el cómico en su programa 'Monday Morning Podcast'. Burr dijo estar convencido de que el evento "traerá un montón de cosas positivas" y no dudó en catalogarlo como "una de las tres mejores experiencias" de su vida. Algo menos complaciente -tal vez algo más honesta- fue la justificación que empleó el neoyorquino Pete Davidson (hijo de un bombero que murió en acto de servicio tras los atentados del 11-S) para hablar de su participación en el festival. "Vi la cifra [en el cheque] y dije: 'Voy'". Mirar hacia otro lado Claro que algunos de los que también dijeron "voy" no han llegado a ir por no saber tener la boca cerrada. El humorista y 'podcaster' de tendencia conservadora Tim Dillon alardeó en agosto en su programa de haber aceptado la oferta para actuar en Riad y respondió así a quienes habían criticado su decisión: "Superadlo. ¡Superadlo ya! ¿Qué pasa? Allí tienen esclavos, ¿y qué? No es mi problema. A mí me pagan para mirar hacia otro lado". Dillon añadió que le habían ofrecido 375.000 dólares por una actuación y que algunos cómicos iban a cobrar más de un millón y medio. Tres semanas después, anunció que su presencia en el festival había sido cancelada. Como se ve, volviendo a Dave Chapelle, es más fácil hablar en Arabia Saudí que en Estados Unidos... siempre y cuando no se hable de Arabia Saudí. Ni de religión. Ni de sexo. Por ello, los cómicos norteamericanos están utilizando el festival de Riad preferentemente para hacer humor -con libertad, aquí sí- sobre la actualidad de su país. "Me pareció muy interesante escuchar chistes políticos sobre Trump y Charlie Kirk", declaró al 'New York Times' un estudiante de odontología saudí después de asistir a uno de los espectáculos. No queda claro si era consciente de la perversa ironía de lo que estaba diciendo.
Ver noticia original