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  • UADER: el vínculo con La Libertad Avanza y la emergencia presupuestaria, salarial y edilicia

    Gualeguaychu » El Argentino

    Fecha: 06/10/2025 07:44

    En el marco de la discusión nacional por la crisis universitaria, en la casa de estudio superior de Entre Ríos se profundizan viejos problemas y aparecen otros, como el polémico vínculo con el partido de gobierno y una crisis salarial muy profunda. Lunes, 6 de Octubre de 2025, 6:36 Por Luciano Peralta No son muchos los ejemplos de provincias con universidades públicas propias. Córdoba, Buenos Aires, Salta, Misiones, Chubut y Río Negro las tienen. Otro caso es el de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), que este año cumplió un cuarto de siglo de existencia. En el marco de la crisis universitaria generada por el brutal recorte llevado a cabo por el gobierno nacional, EL ARGENTINO puso el acento en la situación de la universidad que depende directamente del gobierno de Entre Ríos. Docentes, sindicatos y estudiantes cuestionan los resultados de la motosierra entrerriana en la educación superior, la falta de condiciones dignas de cursada, la discrecionalidad en la incorporación de docentes y los magros sueldos. También son muy críticos del polémico ingreso de La Libertad Avanza (LLA) a la institución. Antes, un breve repaso por los números de la UADER. La universidad ofrece 98 carreras de grado y pregrado, distribuidas en cuatro facultades: Ciencia y Tecnología; Ciencias de la Gestión; Ciencias de la Vida y la Salud; y Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. En total, son 38 tecnicaturas, 30 profesorados, 27 licenciaturas, 2 traductorados y 1 ingeniería. En todos los casos con reconocimiento oficial y validez nacional. La UADER tiene 16 sedes y siete de cada diez de sus alumnos estudia en Paraná. Además, del total de carreras, más de la mitad se pueden cursar en la capital entrerriana y 35 se dictan únicamente en esa ciudad. Asimismo, 32 se cursan en Concepción del Uruguay y 13, en Oro Verde. Las otras Casas de Estudio están en General Ramírez, Gualeguaychú, Crespo, Concordia, Gualeguay, Villaguay, Chajarí, Federación, Santa Elena, Diamante, Nogoyá, Basavilbaso y La Paz. Lo que conforma una masa de aproximadamente 25.000 estudiantes. “Seguimos siendo nómades” La falta de edificios propio es uno de los ejes históricos del reclamo de la comunidad UADER que se ha profundizado en los últimos años. “Esto hace que los estudiantes tengan que cursar en condiciones que son realmente imposibles. No solamente que tengan que trasladarse de una sede a otra, y llegar tarde de una clase a otra, sino que dificulta muchísimo el proceso de enseñanza y aprendizaje”, indicó a EL ARGENTINO Sofía Cáceres Sforza, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Docentes de Entre Ríos (Sitradu). “Lo mismo para los docentes, es muy difícil dar clases en estas condiciones, porque muchas veces se utilizan escuelas provinciales que no están preparadas, como la Escuela Normal de Paraná, donde los compañeros han tenido golpes de frío durante el invierno, o tienen que dar clases con los estudiantes sentados en el piso porque no tienen bancos ni donde sentarse”, remarcó. Tras la paralización de toda la obra pública, a mediados del año pasado la Provincia asumió una serie de obras menores, de bajo presupuesto, para el mantenimiento de edificios. En esta línea, estrictamente en la UADER, se completó el 20% que restaba de la obra de ampliación (Aulario N°2) del Campus, en Paraná, comenzada por la gestión anterior. Si bien esta obra mejora la situación de la cursada, lejos se está de resolver los problemas edilicios de fondo. Valentina Cloz Calderara, quien se acaba de recibir de Acompañante Terapéutico, es estudiante de Psicología y parte del Centro de Estudiantes de Psicología, recordó que la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (FHAyCS) no cuenta con edificio propio, lo que confirma “un eje importantísimo del malestar cotidiano de estudiantes y docentes, porque seguimos siendo nómades”. “Nuestras condiciones de cursado son paupérrimas, porque no solamente vamos de una escuela a otra, con cinco o diez minutos de margen, se trata de las condiciones de cursada: en Psicología no entramos en las aulas, cursamos afuera o sentados en el piso”, remarcó la estudiante. “El Nacional (uno de los colegios en los que funciona la FHAyCS) no es accesible, no tiene acceso para personas con discapacidad y hay un solo baño para todo el edificio”, cuestionó Juan Francisco Fernández, también estudiante de Psicología y con participación activa en la Asamblea Universitaria. Pero este no es sólo un problema de Paraná, “en la mayoría de sus sedes, en diferentes localidades de la provincia, la universidad funciona en edificios prestados o bien compartidos con otras instituciones educativas de nivel primario o secundario, como es el caso de Gualeguaychú”, recordó, por su parte, Federico Tálamo, quien es docente y delegado gremial de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) en la universidad. El “topo” en la educación pública Recientemente, la UADER y La Libertad Avanza (LLA) Entre Ríos firmaron un convenio para crear una cátedra abierta en la que se debatan temas relacionados con el pensamiento liberal. De hecho, al presentar el acuerdo, Andrés Laumann, presidente del Comité Ejecutivo de LLA, llegó a decir que su espacio político “vino a destruir el Estado desde adentro”. Consultada por EL ARGETNINO, Cáceres Sforza fue muy crítica y opinó: “El acuerdo que firmó el rector Luciano Filipuzzi con LLA atenta contra la autonomía universitaria, pero, sobre todo, lo vemos como un acto demagógico de campaña. Porque cualquiera que haya pasado alguna vez por la universidad sabe que si uno presenta un proyecto que pase por el Consejo Directivo puede obtener la aprobación de una cátedra abierta, pero toda esta parafernalia que hicieron, con una conferencia de prensa, pasa por encima de las normativas de la universidad”, aseguró. Y reforzó: “Esto tiene que ver con el alineamiento que viene teniendo hace rato el rector Filipuzzi, primero pasándose del bando peronista al espacio de Frigerio y ahora acompañando a Milei”. En la misma línea, Tálamo aportó: “Una definición de estas características implica dar legitimidad a un sector político que ha venido trabajando sin descanso para desmantelar el sistema universitario y la educación pública en general”. “Las universidades públicas somos parte del Estado, no hace falta un análisis muy profundo para darse cuenta de que legitimar al autoproclamado ‘topo’ que viene a destruir el Estado desde adentro equivale a convalidar la destrucción de las bases más elementales sobre las que se cimienta el sistema universitario”, indicó. Asimismo, desde la Asamblea Universitaria “se envió una carta al Rectorado que nunca fue respondida, rechazando ese acuerdo”, ya que “es un partido que viene sosteniendo un ataque contra las universidades públicas, por lo que es algo totalmente absurdo”. “Desde la asamblea pedimos, tanto al Consejo Directivo como al Consejo Superior, que se declare la emergencia salarial presupuestaria y edilicia”, recordó Francisco, estudiante de Psicología, para esta nota. Presupuesto y precarización docente El desfinanciamiento de la educación universitaria también es un problema que afecta a la casa de estudios entrerriana. La UADER depende presupuestariamente de lo que se aprueba cada año en la Legislatura provincial, con lo cual tiene una suerte de autonomía condicionada, porque si el gobierno no habilita las partidas necesarias para el normal funcionamiento de la universidad, muchas de sus obligaciones cotidianas se ven afectadas en forma directa. Hace más de diez años que la UADER tiene asignadas en la Ley de Presupuesto exactamente la misma cantidad de horas cátedra de planta permanente (47.730) y temporaria (5299). “En todos estos años la universidad no ha parado de crecer, se han creado nuevas carreras o abierto aquellas que ya existían en nuevas sedes; se ha incrementado de forma sostenida la matrícula estudiantil y esto, obviamente, se tradujo en un crecimiento del cuerpo docente”, expresó Tálamo, desde Agmer. “Hablamos de un problema que no es nuevo, pero la gravedad de la situación se ha venido agudizando de forma notable con las políticas actuales que conducen al deterioro de todo el entramado universitario”, apuntó el docente. Desde el Sitradu, Cáceres Sforza marcó, además de la insuficiencia del presupuesto actual, “una gran desigualdad en relación a cómo se distribuye: la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales es la más grande y es la que menos presupuesto tiene”. “Nosotros lo que vemos es que hay una utilización de la UADER como un botín de la política, hay un uso político, que la universidad no deberían tener. Se deberían arbitrar los mecanismos necesarios para que se pueda blindar a la universidad frente a los vaivenes políticos”, agregó. Una de las consecuencias directas del desfinanciamiento es la precarización laboral de docentes y trabajadores no docentes. La falta de concursos y el pago por horas -y no por cargo docente-, es otro de los ejes que cuestionaron todos los entrevistados. “Faltan concursos, a veces hay una evaluación de carpetas de antecedente y proyectos, y otras veces se elige directamente a dedo, por lo que no hay tampoco ninguna regularidad. La continuidad de ese docente queda a merced de la voluntad política de quien contrata, lo que expresa una profunda precarización de nuestro trabajo y de nuestras vidas, además de la presión política”, dijo Cáceres Sforza. “Por ejemplo, nosotros tenemos compañeros docentes que, por seis horas de trabajo están cobrando 100 mil pesos”, agregó. “La situación salarial de las y los trabajadores de la universidad es delicada, ya que nuestra realidad no es ajena a las políticas de empobrecimiento que vienen implementando Milei a nivel nacional y su aliado Frigerio en Entre Ríos. Esto comprende tanto a docentes como al personal administrativo, técnico-profesional y de servicios generales, lo que habitualmente llamamos no docentes”, cuestionó Tálamo. Y explicó: “Nuestros salarios se actualizan en función de la pauta que se discute con el gobierno provincial y que alcanza al conjunto de la docencia entrerriana, desde el jardín hasta la universidad. A eso se debe sumar el hecho de que la mayoría de las y los docentes no tienen dedicaciones, sino que cobran en horas cátedra, algo que no sólo repercute sobre sus condiciones de vida, sino que también impacta en los procesos de trabajo, puesto que en la mayoría de los casos no se reconoce en términos salariales toda una serie de acciones que van desde tareas de investigación y extensión hasta la evaluación de proyectos, ejecución de programas, etcétera”. “Un problema de Humanidades es que hay cátedras con un docente y si ese docente saca licencia se pausó completamente tu cursada”, aseguró Valentina Cloz Calderara. “En ese sentido vemos vulnerada la democracia de la universidad, lo que se suma a la situación presupuestaria que está viviendo con el gobierno de Frigerio, que ha recortado mucho”, apuntó. Los testimonios se repiten y crecen como el malestar generalizado de la comunidad universitaria en Entre Ríos. A los viejos problemas se le suma el recorte presupuestario, propio de un gobierno nacional que cree que al Estado, y consecuentemente a las universidades, que son parte del mismo, “hay que destruirlo”; y de un gobierno provincial que aplica fórmulas similares en territorio entrerriano. La emergencia presupuestaria, salarial y edilicia no es un mero eslogan, es una realidad que pone en jaque el futuro de miles de entrerrianos.

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