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» Diario Cordoba
Fecha: 05/10/2025 13:43
El núcleo de población de Calonge está intrínsecamente ligado a la construcción del pantano del Tranco en Jaén. Un decreto de Francisco Franco en la década de los años cincuenta obligó a los habitantes del pueblo jienense de Bujaraiza a abandonar sus hogares para construir este pantano. Cuarenta y una familias fueron trasladadas en camiones hasta el cortijo Calonge donde permanecieron en barracones durante ocho años, hasta que se construyó el pueblo. «Tú imagínate hace 75 años, imagínate que a tus padres un día les dicen: os tenéis que salir del pueblo, os vamos a quitar vuestra casa», cuenta Isabel Ruiz López, hija de aquellos primeros colonos de Calonge. Las familias dejaron atrás sus casas de piedra que «dinamitaron» para evitar que volvieran y los metieron en barrancones con unas condiciones «horrorosas» y donde vivieron «hacinadas», porque solo tenían 35 metros cuadrados para familias bastante numerosas, según narra Isabel. «Era una sala, dos pequeñas habitaciones y ya está», describe Isabel con respecto a esos barracones. Ella nació y vivió dos años en esos barracones y recuerda como a su madre «cuando llegó aquí, se le cayó el alma», porque tenía una casa de piedra en Bujaraiza. Bernabé de la Rosa López es hijo de Adela López, la homenajeada, y cuenta que nació en Bujaraiza y llegó a Calonge con apenas siete u ocho meses. Los colonos partieron con la promesa de una nueva tierra que les habían descrito como «el sueño dorado». Sin embargo, cuenta Bernabé que se encontraron «unas naves con tejados de uralita» y las familias estaban «separadas con tablones o cortinas». Para construir la carretera del Tranco a Cazorla y para evitar que los habitantes volvieran «dinamitaron todas las casas» de piedra construidas. Sus restos aún pueden verse en algunos momentos cuando baja el nivel del pantano. Los colonos tuvieron que adaptarse a la nueva situación. Muchos de ellos no eran agricultores, pero tuvieron que adaptarse a la vida del campo en las fértiles tierras de Palma del Río, expropiadas al propietario del cortijo para la construcción de este pueblo. Así nació lo que hoy es Calonge, pero tardaron ocho años en la construcción. A pesar de las dificultades, la educación fue prioritaria. «Lo primero era la escuela, o sea, la casa y la escuela», y se implementó la escuela nocturna para los mayores, según palabras de Isabel. Adela López «está muy bien de salud», según su hijo, aunque padece «demencia senil». Hay cosas que no se le han olvidado, porque si un hijo le pregunta «mamá, ¿cómo se llamaba el chófer que os trajo en la camioneta? Ella contesta, Mínguez», según narra su hijo Bernabé. Los descendientes mantienen vivo el recuerdo realizando una romería anual en abril en los restos de la iglesia de la antigua Bujaraiza, el único edificio que no fue dinamitado por orden del obispado. El patrón de Calonge, por orden de los colonos, es San Miguel, patrón de Bujaraiza, que se impuso al habitual San Isidro de los pueblos de colonización. En la procesión del domingo los vecinos no sacaron la imagen de San Miguel de Calonge, sino la fotografía de la imagen autóctona, como «un detalle al San Miguel del terreno», el nombre con el que aún hoy se refieren a su pueblo de origen. El homenaje a Adela López tributado este domingo contó con el periodista Antonio Arroyo Serrano, que realizó una semblanza de Adela. «Nació en la venta Foro, bajo la presa del Tranco y ha estudiado mucho sobre este tema», según indicó Bernabé.
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