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» Elterritorio
Fecha: 05/10/2025 11:41
Con cuatro años de trabajo, las gimnastas de la Escuela Municipal de Oberá alcanzaron el sueño de consagrarse tricampeonas en los Juegos Nacionales Evita domingo 05 de octubre de 2025 | 6:05hs. El grupo cerró una semana perfecta con tres medallas de oro en all around, manos libres y aro. Foto: Mariana Poplawski La gimnasia rítmica misionera volvió a escribir una página dorada en los Juegos Deportivos Nacionales Evita. El equipo integrado por Alexa Kozakiewicz, Brenda Kubski Mussi, Abril Mielniczuk, Indiana Poliszczuk y María Guillermina Gazzo, bajo la dirección de Natalia Ottaviano y Sol Correa, cerró una semana perfecta con tres medallas de oro en all around, manos libres y aro. La emoción de las jóvenes, que hace cuatro años vienen compartiendo entrenamientos, viajes y sueños, fue el reflejo de un largo camino de esfuerzo y dedicación. “Estamos felices, fue increíble. Venimos entrenando juntas desde hace cuatro años y siempre soñamos con ganar las tres medallas”, contó una de las gimnastas entre lágrimas, mientras sostenía la medalla dorada colgando del cuello. A su lado, otra de las chicas agregó: “Fue nuestro último Evita y lo dimos todo. Nos acompañaron nuestras familias, nuestras profes y sentimos que valió la pena cada día de entrenamiento”. El conjunto, formado por cinco jóvenes se consolidó como uno de los más destacados del país. Este año lograron coronar un proceso que comenzó tiempo atrás, cuando con apenas 10 u 11 años se animaron a competir por primera vez fuera de la provincia. “Es un grupo que ya está formado hace cuatro años. Ellas vienen a los Evita desde entonces, siempre manteniéndose en el podio. Este año, que fue el último para cuatro de ellas, lograron coronarlo con todo”, contó la profesora Sol Correa, de 21 años, asistente técnica del equipo y ex gimnasta de la escuela. Este año lograron coronar un proceso que comenzó tiempo atrás. Correa, que empezó en la gimnasia rítmica cuando tenía diez años y hoy combina su carrera universitaria en psicología con la docencia, vivió la consagración con la emoción de quien se siente parte de la historia: “Yo también fui alumna de Nati y competí en los Evita. Sé lo que se siente estar ahí. Hoy me toca acompañarlas desde otro rol y me llena de orgullo verlas crecer y lograr lo que soñaron”. La historia de cada gimnasta refleja esfuerzo y pasión.“Empecé en la rítmica a los 10 años, un poco tarde comparado con otras compañeras, pero desde el primer día supe que era mi lugar. Entrenaba en mi casa, practicando movimientos y buscando siempre mejorar”, recordó Sol, hoy a cargo del grupo, y agregó: “Ser profe ahora me permite acompañarlas de otra manera, verlas crecer y ayudar a que cada entrenamiento tenga sentido. Es un orgullo ver cómo se superan día a día”. La rutina de las obereñas es exigente, entrenan de lunes a jueves -tres horas por día- y en las semanas previas al torneo suman prácticas los viernes y sábados. “Entrenan muchísimo, con mucha disciplina. La rítmica exige un nivel de concentración muy alto, no sólo en lo físico, sino también en la alimentación, el descanso y los hábitos. Ellas lo entendieron perfectamente”, explicó la profesora, que destacó además el trabajo del equipo interdisciplinario, con el acompañamiento de la nutricionista Betania, que ayudó a optimizar la preparación de las deportistas. Las chicas, por su parte, no sólo comparten el amor por el deporte sino también una amistad forjada en años de convivencia, viajes y entrenamientos. “Nos conocemos desde chiquitas, crecimos juntas en la escuela de gimnasia. Nos apoyamos entre todas y nuestras familias siempre estuvieron ahí, ayudando, vendiendo cosas para los viajes, acompañando en cada torneo”, relataron con una sonrisa. Para la profesora Correa, la historia de este grupo resume lo que significa el trabajo colectivo y la pasión por la disciplina. “En los primeros años la rítmica en Misiones no tenía federación. Hoy tenemos gimnastas en nivel elite, con una estructura que creció muchísimo. Este logro es parte de ese proceso. Representamos a la provincia, y cada medalla que se gana es un paso más para seguir creciendo”, señaló. El cierre de esta edición de los Juegos Evita dejó imágenes difíciles de olvidar. En el CEF N° 1 de Mar del Plata, el conjunto obereño levantó los brazos al recibir las tres medallas doradas. Abrazos, lágrimas y una mezcla de alivio y felicidad marcaron el final de una etapa. “Se lo merecían. Fueron muchos años de trabajo y constancia”, resumió la entrenadora. Con disciplina, talento y un profundo amor por lo que hacen, las chicas de Oberá demostraron que los sueños se cumplen cuando se construyen en equipo. Compartí esta nota:
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