05/10/2025 13:54
05/10/2025 13:53
05/10/2025 13:51
05/10/2025 13:50
05/10/2025 13:49
05/10/2025 13:48
05/10/2025 13:48
05/10/2025 13:48
05/10/2025 13:48
05/10/2025 13:47
» Elterritorio
Fecha: 05/10/2025 11:40
Con 15 años dejó Tierra del Fuego y llegó a la provincia para seguir alimentando su sueño deportivo. Esta semana representó a la tierra colorada en el tapiz de La Feliz domingo 05 de octubre de 2025 | 6:05hs. La selección misionera tuvo una muy buena performance a lo largo de esta edición en los Evita. Foto: Mariana Poplawski Elías Delgado dejó su hogar en Tierra del Fuego para seguir su sueño deportivo en Misiones. Con una madurez poco común para su edad, decidió apostar por su crecimiento personal y deportivo en una provincia que hoy siente como su casa. El joven luchador, que comenzó a entrenar a los 11 años, encontró en Posadas un espacio de desarrollo y contención que lo impulsó a seguir creciendo. Desde su llegada, se integró rápidamente al equipo misionero, con el que esta semana compitió en los Juegos Nacionales Evita. Cuando Elías Delgado habla de lucha, no se refiere sólo al deporte. A los 15 años, su vida ya está marcada por una serie de decisiones que pocos chicos de su edad se animarían a tomar. Nacido en Tierra del Fuego, comenzó a entrenar a los 11 y, desde entonces, el tapiz se convirtió en su segundo hogar. “Empecé por la lucha ahí en Tierra del Fuego, me gustó desde el primer día. Ese fue mi primer contacto con el deporte y desde entonces supe que quería seguir creciendo”, contó. El primer gran paso lo dio en los Juegos Nacionales Evita 2022 cuando representó a su provincia natal. “Ese fue mi primer torneo nacional, y ahí vi por primera vez cómo era el equipo de Misiones. Era un grupo unido, fuerte, y me llamó mucho la atención cómo se apoyaban entre todos”, recordó. Un año después, repitió la experiencia con Tierra del Fuego, pero algo dentro suyo empezó a cambiar. Sentía que su progreso se había estancado. “Llegué a un punto en el que ya no me sentía con un buen nivel. Era como si hubiera tocado un techo y yo sabía que tenía más para dar. Entonces me dije a mí mismo: no voy a parar acá, no voy a rendirme en lo que me gusta”, confesó. Esa decisión fue el comienzo de un nuevo camino. En diálogo con su familia y con la madre de un compañero de equipo, comenzó a planificar su traslado a Posadas. “Organizamos todo muy rápido. La idea era quedarme unos seis meses para entrenar, pero desde que llegué supe que quería quedarme más tiempo. Fue lo mejor que me pasó, porque acá encontré un lugar donde puedo seguir superándome y entrenar libremente”, relató. Su llegada coincidió con las vacaciones de invierno, a mediados de julio. Elías llegó con los deberes cumplidos y una determinación clara: no dejar que los estudios interfirieran con su sueño: “Antes de venir me aseguré de estar bien con la escuela, para que no tuviera dificultades y pudiera concentrarme en entrenar”. Esta vez compitió vistiendo los colores de Misiones; no faltaron las lágrimas. Foto: Mariana Poplawski En Posadas, encontró un equipo que lo recibió con los brazos abiertos. “Fui bien tratado, me hicieron sentir parte desde el primer día”, destacó. Y aunque el cambio climático no fue fácil, logró adaptarse rápido. “Los primeros días me costó mucho por la humedad, me sofocaba y me costaba respirar. Además tenía que dar el peso para el torneo, y eso lo hacía aún más difícil. Pero con el tiempo me fui acostumbrando”, dijo entre risas. Elías entrena con la mirada puesta en un objetivo claro: llegar a torneos internacionales. “Me motivó ver cómo los chicos de Misiones evolucionaban, cómo se superaban a sí mismos y viajaban a competir afuera. Ese es mi mayor sueño, y sigo esperando la oportunidad”, afirmó con convicción. Su familia, que sigue viviendo en el Sur, lo acompaña a la distancia: “Mis papás siempre me apoyaron. Tengo un hermano de 22 y una hermanita de 10, y aunque los extraño mucho, ellos entienden que esto es lo que me gusta. Mis viejos me enseñaron a tener una mentalidad fuerte, a no rendirme. Donde vaya, quiero hacer bien las cosas y no fallarle a nadie. En los Juegos Nacionales Evita, Elías volvió a cruzarse con sus antiguos compañeros de Tierra del Fuego, esta vez con la camiseta de Misiones. “A las 2 de la tarde tengo que enfrentarme con mi provincia, va a ser un clásico”, decía antes de su combate. “Seguramente entendieron que esto es por mi crecimiento personal. Me sentí muy bien representando a Misiones, donde me recibieron de la mejor manera.” La lucha le enseñó valores que trascienden el deporte: disciplina, respeto y resiliencia. “Siempre quise mejorar, seguir subiendo mi nivel. Me gusta sentir que avanzo, que me esfuerzo por algo que vale la pena. La lucha me ayudó a ser más fuerte, no sólo en el colchón, sino también en la vida”, aseguró. Hoy Elías no pierde de vista lo esencial: “Mi expectativa es seguir mejorando, más allá del resultado. Quiero disfrutar cada combate y demostrar que el esfuerzo vale la pena”, dice con una sonrisa que resume todo su recorrido. Su historia es la de un chico que, lejos de casa, aprendió a construir su propio camino. Que entendió que los límites están para superarse y que las distancias no pesan cuando se lucha por un sueño. En Posadas, Elías Delgado encontró mucho más que un lugar de entrenamiento: encontró un hogar que lo impulsa a seguir creyendo en sí mismo. Otro ejemplo de que las cosas se están haciendo muy bien en Misiones. Hoy está parando en la casa de la familia de Camila Amarilla y en la próxima semana competirá en el Sudamericano de Brasil representando a Misiones junto a Dana Costa. Compartí esta nota:
Ver noticia original