05/10/2025 11:22
05/10/2025 11:22
05/10/2025 11:21
05/10/2025 11:21
05/10/2025 11:21
05/10/2025 11:21
05/10/2025 11:21
05/10/2025 11:20
05/10/2025 11:20
05/10/2025 11:20
» La Capital
Fecha: 05/10/2025 09:31
Un veterinario rosarino acompaña a grupos y les enseña secretos de las aves, que vuelan y pisan el suelo de la ciudad y el país Un aleteo ingrávido y el trino invisible en el follaje coronan de pronto la espera atenta y todo se vuelve adrenalina. El binocular acerca la imagen y un click roba segundos a la eternidad para plasmar el bello plumaje colorido. Es el trofeo sutil de la observación de aves . Es un hobby, una actividad ecoturística y, sobre todo, una pasión que va creciendo en el país y en el mundo y que en la actualidad mueve millones de personas que viajan buscando documentar el avistaje de especies en libertad y en sus hábitats. Así lo demuestra el Primer Encuentro Internacional de Observadores de Aves , que se realizó del 12 al 14 de septiembre en Corrientes . Los parques, la costa y la isla son escenarios posibles para los avistadores locales. “Quien avista aves se convierte en un viajero de espíritu abierto”, afirma el médico veterinario rosarino Hernán L’Episcopo en el documento con el que asombró en el encuentro sobre turismo sustentable, realizado en Funes. O en las exposiciones de sus fotografías o cuando acompaña a las escuelas de kayak para observar pájaros en las islas, pura vocación que sólo saldan asadito, mate y guitarra. dc44ec69f88ff74e62be250e89abbf3961cfa910 La pasión por el avistaje nació desde pequeño, cuidando a Kity y el Señor Wilson, la canaria y el corbatita, pajaritos de jaula, algo que por entonces no era cuestionado. Su pasión de niño se formalizó cuando en 1992, sus padres le regalaron la Guía de Identificación de Aves de Argentina y Uruguay, de Samuel Narosky y Darío Yzurieta. De Narosky enmarcó la carta que le envió como respuesta a su juvenil interés y la exhibe en el consultorio donde a diario atiende gatos y perros. El avistaje tiene que ser vivido “Este libro duerme en la mesita de luz, es la biblia de los observadores, tiene que ser vivido, lo agarró la lluvia en la selva misionera, el barro en el Impenetrable chaqueño, recorrió el país”, relata. Mientras, muestra las páginas ajadas, con anotaciones de sus avistajes. “Las aves son pájaros, pero no todos los pájaros lo son”, aclara con marcos teóricos y evoca la felicidad de sus incursiones infantiles en los montes acompañando a su papá, ingeniero agrónomo, que el año pasado con 73 años se graduó de licenciado en turismo en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), con una tesina sobre avistaje de aves. El dato explica pasión y vehemencia de L’Episcopo, con su vertiente de anécdotas sobre paisajes, especies y momentos de espera y logros, o no, como cuando recorrió 50 kilómetros para una guardia sin éxito con calor agobiante por un cardenal amarillo, o la noche que esperó a una lechucita en el predio del Normal 2, para oír su canto. Su asombro sigue intacto, como a los doce años, cuando en la reserva ecológica de Capital Federal, y guiado por un avistador, adelantado a la época, encontraba pájaros en las frondas, que enmarcaban los edificios del centro porteño. >>Leer más: Melincué: realizarán el Primer Encuentro de Observadores de Aves “Todas las mañanas salgo a caminar por la costanera y en el camino de los silos, al costado de las barandas, en las arboledas, afinando el oído y la vista, podés ver cardenales, cardenillas y pepiteros”, relata. Pero aclara que el avistaje no es cazar en el zoológico, puede darse o no, por su carácter dinámico y para asombro de La Capital muestra las fotografías de un martín pescador que tomó en el lugar. “Quienes quieran observar pájaros me avisan y vamos una mañana”, dice L’Epíscopo de espíritu didáctico y da su Instagram como contacto: @lavetehernan. "Ver las aves es llenar tu vida de colores" “Verlas es llenar tu vida de colores, disfrutar con amigos, recorrer caminos interminables, sin importar el barro o el lugar recorriendo el país, cambiar el silencio por la música de sus trinos, respetar la naturaleza toda, tomarte un momento para pensar y dejar que la vida te sorprenda, mientras conectás con vos mismo”, enumera. images (17) “Te concentrás en el presente más allá de los problemas, al estar en la naturaleza, respirás aire puro, te pegan rayitos de sol, seguramente hay una liberación hormonal y fisiológica de endorfinas”, explica. Y establece una relación insoslayable: “La libertad es inherente al ser humano, que siempre soñó con volar, observar el pájaro que en cualquier momento levanta vuelo y desaparece”. >>Leer más: Tráfico, deforestación y sequía: cuáles son las nuevas especies de aves que llegaron a Rosario “Se puede avistar en una selva o en los parques de Rosario, o en el Bosque de los Constituyentes al que voy, y siempre se encuentran pájaros, es una actividad para la familia, no tiene grandes costos, hay aves más fáciles de encontrar que otras, las hay en extinción que son las figuritas difíciles, como el cardenal amarillo que, por cantar tanto y tan bonito, tiene mucha presión de captura y está en el espinal (ecorregión de bosques secos y espinillos)”, comenta. O el “federal”, un pájaro de plumaje rojo punzó, muy difícil de avistar y que vio sólo una vez en la isla. La magia “En el desafío de esos momentos únicos y a veces muy breves está la magia”, asegura mientras muestra las herramientas necesarias: binoculares con adecuada relación de acercamiento del objeto y luminosidad, una cámara con una lente que permita fotografiar aves a distancia, la Guía de Aves y algo indispensable, entusiasmo. De esas herramientas que siempre lleva en la mochila, refiere una anécdota insólita que aún lo hace reír con ganas: “Estábamos en una lancha de turismo, pescando y de pronto veo un chororó, un ave que tiene el iris rojo, mi entusiasmo fue tal que para no perder la foto le dije a mi amigo Federico ’pasame el fierro’, y se espantó pensando en otra cosa, pero así le digo a mi cámara de foto con terrible lente”. >>Leer más: Cómo es el camino del tráfico de aves que baja del norte argentino y pasa por Santa Fe “Las aves son una expresión concreta de la naturaleza, que es dinámica con condiciones ecológicas que cambian; en la pandemia, con la quietud, hubo un movimiento de aves que antes no se daba, fue la única vez que vi un carpintero blanco, en Funes”, relata. En Rosario, se pueden observar calandrias, benteveo, zorzal colorado, cardenilla, pepitero, biguá, chinchero, cabecita negra y martín pescador. Además de los árboles, las aves están en cantos, relatos y mitos vernáculos. “Como el carau, que evoca a un joven de luto y canto lastimero, o el kakuy, con canto como lamento, la mitología guaraní encontró en las aves historias para contar”, explica el veterinario apasionado. Y no pasa por alto las aves que protagonizan cientos de canciones y los tradicionales cuentos infantiles. Islas, kayaks y vuelos Entre las últimas actividades, L’Episcopo anota la observación de aves en la que guió a los integrantes de Remo Social, del Club Regatas Rosario. Cuarenta personas en 16 botes vieron con ojos nuevos el escenario que recorren cada semana. “Somos un grupo de adultos que convivimos a diario con la isla, Hernán nos guió en una experiencia magnífica, logrando que un avistaje de aves, más allá del disfrute, sea un encuentro con el saber, la admiración y el profesionalismo con el que se transmite el conocimiento desde un sentir personal; nos entusiasmó y deseamos volver por más, porque lograr que admiremos nuestro entorno y le prestemos más atención fue algo genial”, explicó el profesor de Remo Social, Cristian Tabini. Una forma distinta de conectar con el río Para Mara Krupick, la jornada Aves del Paraná, impulsada por Tabini, fue una “forma distinta y muy especial de conectar con el río que remamos todo el año, se trató de detenernos a observar, escuchar, descubrir, remamos y caminamos por El Embudo, con binoculares y cámaras de fotos, y con el conocimiento de Hernán, para identificar a las distintas especies, aprender sobre sus cantos y hasta tuvimos un encuentro sorpresa con una tortuga en una lagunita”. Y adelantó que pronto harán un avistaje de primavera, época en que las aves entran en etapa reproductiva. >>Leer más: Para erradicar la caza de aves en Rosario, prohibirán la venta de jaulas y gomeras Por su parte, José Luis Rinaldi destacó la experiencia del avistaje de aves y el profesionalismo de Hernán L’Episcopo, quien guió la actividad con jornada completa en la isla. “Fue una actividad maravillosa y, cada vez que veíamos aves, nos informaba sobre sus nombres y características, pasamos un día maravilloso, aprendimos un montón sobre lo que recorremos habitualmente, por eso le queremos agradecr y seguramente vamos a volver, el que no conozca la actividad se la recomendamos”, dice. Susurros de la naturaleza “Empieza a caer el sol, es hora de volver. Escucho el grito de un federal, ave muy bonita y colorida, difícil de observar”, escribió L’Episcopo en “Como quien junta figuritas”, una nota sobre avistaje en la isla que publicó en su revista de ecología el Concejo Municipal de Rosario. Y en ese atardecer, escuchando los susurros de la naturaleza, mientras volvía, repasaba las figuritas difíciles o no, que había fotografiado y seguía pensando en “ese mundo salvaje y fascinante cerca de casa”, que iba dejando atrás, mientras las aves también regresaban a sus nidos.
Ver noticia original