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    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 05/10/2025 06:52

    Javier Milei en Naciones Unidas El presidente Milei en estos dos años no ha logrado establecer acuerdos políticos que le permitan gobernar sin grandes sobresaltos. En una primera etapa logró el acompañamiento de varios gobernadores lo que posibilitó la aprobación de algunas leyes, más por decisión de los hombres del interior que por gestos presidenciales. Sus permanentes insultos y agresiones gratuitas le han impedido consolidar un centro político estable en el cual confiar y apoyarse. Por el contrario dinamitó todos los puentes. Cuando se le observa este error, afirma, en el mejor de los casos, que eso es una tontera de viejos ñoños. El periodismo amigo no lo ayudó y menos los pocos y mistongos intelectuales que aún lo rodean cuya función debió consistir en poner luz donde tan solo navegan las tinieblas. Pero no, redoblaron la apuesta. Los insultos se extendieron por las redes porque al parecer en esto consistía la política. La historiografía mileista El desconocimiento de la historia argentina, tanto como de las ideas que nos han constituido como Nación, es proverbial en Milei, base para cometer todo tipo de errores políticos. Sus citas y referencias de autoridad intelectual remiten a apellidos impronunciables de una diminuta élite intelectual globalizada a la que recurre en sus deposiciones aparatosas convirtiéndolas en una saturnal de mal gusto. La gestualidad presidencial puede ser asimilada a categorías que Landrú recreaba en la famosa revista Tía Vicenta. De autores y pensadores argentinos nada. Todo huele a ajeno extraño, forastero. Cierto es que Milei y sus pensadores tuvieron que salir al paso del wokismo argentino que en nombre de Jauretche, Scalabrini Ortiz o Abelardo Ramos trajeron este corpus mundialista a la Argentina. Disparates por izquierda y disparates por derecha. El desconocimiento de la historia En su euforia intelectual Milei intentó tábula rasa. Esto es, de ahora en más todo nuevo. Entonces aquí ya no queda nada, ni historia, ni tradiciones ni costumbres y, como el cuadro de Delacroix “La libertad guiando al pueblo”, Marianne no solo lo guía sino que, como puede verse, lo pisotea. Sin votos, no se puede atropellar. Podría haber tomado nota que Urquiza, por ejemplo, al vencer a Rosas planteó claramente la consigna “ni vencedores ni vencidos” y buscó el acuerdo con Buenos Aires, fue la resistencia liberal-iluminista de los porteños la que atrasó la unidad nacional. Liberalismo iluminista que profesa el actual Presidente y en este punto está el problema. Ciertamente hay en Milei algo de psicológico que complica el panorama pero eso entra en lo íntimo y en este artículo no hay diván y tampoco importa mucho. El problema central del Presidente es su liberalismo iluminista que para que el lector entienda lo explicaré con palabras de un gran filósofo argentino, Coriolano Alberini, quien escribía respecto del iluminismo: “La razón se impone a la historia. El progreso no está en la historia misma: es obra de la razón que formula los valores y los impone a golpe de reformismo radical. La teoría iluminista del progreso implica el espíritu de utopía revolucionaria.” Entonces, más allá de la soberbia y altanería del Presidente el problema anida en lo profundo de su pensamiento, sencillamente, en que sus ideas deben imponerse contra viento y marea, independientemente de la realidad. Milei cree en la revolución no en la evolución y los que se oponen a la primera son fusilados con sus brutales palabras. Desconocen él y sus adláteres, modelados por el mismo espíritu ideológico, que Sarmiento dio vuelta como un guante su desprecio por Urquiza, su gran enemigo, fundiéndose en un abrazo en 1870 para poder gobernar con una base más amplia. Que Juan Bautista Alberdi, al cual no dejan de mentar, visitó al general Juan Manuel de Rosas en el exilio de Southampton, ponderando en carta a Urquiza su comportamiento de vencido y la locura de los porteños que al no contentarse con su exilio decretaron la pena de muerte en ausencia, ahondando aún más las diferencias, tan propia de esta locura que es el iluminismo. Con impunidad absoluta ponderan a la Generación del 80 y a su jefe natural Julio Roca. Desconocen que Roca en carta a Juárez Celman dijo: “En política no se debe herir inútilmente a nadie, ni lanzar palabras irreparables, porque uno no sabe si el enemigo con quien se combate será un amigo mañana.” “Nuestros trabajos deben concretarse a mantener la unión de los hombres de cada situación provincial. Nosotros no hemos de imponer nuevo gobernador; tomemos el que elijan, cuando más, debemos apoyar a aquel que representa más opinión; que cualquiera será nuestro amigo”. Roca al asumir debió enfrentar una brutal resistencia de los porteños que trataban de impedir su acceso a la Casa Rosada. En tres días de sangrientos combates murieron tres mil argentinos. Buenos Aires y el país de luto. Al poco andar una ley de amnistía echó un bálsamo sobre la política y al tiempo los dos grandes enemigos, Roca y Mitre, sellaron un acuerdo. Hablan de Menem, ponderan a Menem, se llenan de menemcitos y no recuerdan que se abrazó con el almirante Rojas. Pero vengamos más cerca y al hueso. El Peronismo y las ideas que tienen los libertarios Quien esto escribe entiende que el peronismo es historia, como la Revolución de Mayo, la Constitución de 1853, Sarmiento, Avellaneda, Roca e Hipólito Yrigoyen, por poner algunos ejemplos. ¡Ya fue! Lo que no significa que las opiniones que se tengan sobre el peronismo no determinen conductas presentes. Esto cabe también para el kirchnerismo que adulteró su pasado. Usaron la memoria de Cámpora para referenciarse con el General que es como mentar a Judas para acercarse a Cristo. Desde el mileismo y el kirchnerismo se tiran con misiles. Unos dicen lo peor que nos ha ocurrido fue la presidencia de Perón, retrotrayéndonos a 1956 y los otros hablan de los bombardeos a la Casa Rosada. ¡Un geriátrico desastrosos! Olvidan que entre Frondizi, Solano Lima, Balbín y Aramburu las heridas de aquellos años cerraron cuando Perón volvió como un león herbívoro. Una etapa se clausuró. Pero no, siguen de un lado y del otro dale que dale con la matraca. ¡Vamos! Hasta donde quieren llegar. Es evidentemente un país de viejos atrapados en la neblina de los tiempos. Las elecciones de octubre En la provincia de Buenos Aires lo escrito hasta aquí se verifica palmariamente. De un lado un camporista redomado, vinculado a las organizaciones armadas, del otro, enfrentándolo (narco aparte) un antiperonista que jamás debió haber sido candidato. El odio evidente de Espert en sus palabras y gestualidad para con Perón supera ampliamente su odio al kirchnerismo. Todo adobado con loas a Roca, Urquiza, Alberdi. Un disparate monumental. Aquí y para finalizar caben las palabras de Churchill citado por Henry Kissinger cuando un estudiante consultó al Primer Ministro Británico como podía prepararse alguien para enfrentar los retos del liderazgo: “Estudia historia. Estudia historia. En la historia están los secretos del arte de gobernar.”

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