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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 05/10/2025 08:37
A diferencia de otros momentos, la infraestructura para exportar petróleo y gas está avanzada, y el horizonte se amplía El reciente apoyo financiero de Estados Unidos representa más que un salvataje: marca el inicio de una nueva etapa, en la que el país cuenta con una oportunidad concreta de superar su histórica dependencia de divisas y encaminarse hacia la autosuficiencia. Esta asistencia funciona como un puente para sortear el déficit externo hasta 2027 y abre la posibilidad de consolidar un modelo sostenido en el crecimiento de las exportaciones energéticas. Este escenario genera optimismo, ya que permite pensar en una resolución definitiva de las crisis que se han repetido durante más de 75 años y que siempre tuvieron como raíz la incapacidad de generar los dólares necesarios para el funcionamiento normal de la economía. A diferencia de otros momentos, la infraestructura para exportar petróleo y gas está avanzada, y el horizonte se amplía. El caso argentino evoca lo ocurrido en España hacia 2011: enfrentaba desafíos de alto gasto público y dificultades de financiamiento a pesar de pertenecer a la Unión Europea. Su problema de confianza y sostenibilidad fiscal se resolvió a través de un salto exportador que llevó los ingresos externos a USD 564.000 millones anuales, superando holgadamente el servicio de deuda y logrando excedentes. El resultado fue estabilidad, crecimiento del bienestar y un cambio radical en la percepción internacional. El caso argentino evoca lo ocurrido en España hacia 2011: enfrentaba desafíos de alto gasto público y dificultades de financiamiento a pesar de pertenecer a la Unión Europea En Argentina, los problemas se agravaron por la imposibilidad de generar divisas suficientes para sostener una economía desfinanciada, con gasto estatal en torno al 43%-45% del PBI, déficit fiscal descontrolado, políticas erráticas y emisión monetaria. Esto derivó en inflación de dos dígitos mensuales y restringió el acceso al crédito internacional, ciclo que culminó en sucesivos defaults y pérdida de credibilidad. La nueva perspectiva, tras la llegada del apoyo estadounidense, pasa por expandir las exportaciones, especialmente de hidrocarburos, apalancadas en la sanción de la Ley de Bases y el RIGI. Ambas normas sientan el andamiaje jurídico y productivo para el desarrollo de Vaca Muerta, con el objetivo de poner en valor los recursos antes de que la transición energética reduzca las oportunidades. La proyección de ingresos por exportaciones energéticas es contundente. Se prevé que desde el primer semestre de 2026, con la habilitación del oleoducto Oldelval II, las ventas de petróleo alcancen USD 13.600 millones anuales. A fines del mismo año, con el nuevo oleoducto de Vaca Muerta, la cifra ascenderá a USD 17.850 millones, llegando a USD 25.500 millones al completarse las obras en 2027 y suponiendo un precio de petróleo Brent de USD 70 el barril. De este modo, el salto exportador permitirá disponer desde 2027 de divisas genuinas en montos suficientes para cubrir el servicio de deuda y la operatoria económica general. La incertidumbre cambiaria de las últimas semanas, motivada por la falta de confianza sobre la capacidad de pago, encuentra en esta proyección energética una respuesta sólida, capaz de transformar el perfil financiero del país. El salto exportador permitirá disponer desde 2027 de divisas genuinas en montos suficientes para cubrir el servicio de deuda y la operatoria económica general A este avance se suma el desarrollo del gas natural licuado (LNG), que requiere fuertes inversiones en gasoductos y plantas flotantes de licuefacción. Las primeras unidades, lideradas por Southern Energy y Pan American Energy (PAE), entrarán en servicio entre 2026 y 2027 y aportarán USD 4.000 millones anuales en exportaciones, casi seis millones de toneladas de LNG. A partir de 2028, el total de ingresos energéticos alcanzará USD 30.000 millones por año, duplicando los ingresos tradicionales del sector agropecuario. El panorama podría ser aún más favorable si empresas como YPF, Shell y ENI confirman inversiones en plantas flotantes y expanden la capacidad productiva, sumando otros USD 22.192 millones anuales desde 2032. Las exportaciones totales provenientes de Vaca Muerta superarían entonces los USD 47.000 millones en ese horizonte, según las proyecciones. El panorama podría ser aún más favorable si empresas como YPF, Shell y ENI confirman inversiones en plantas flotantes y expanden la capacidad productiva Estas proyecciones parten de un precio de gas de USD 3-3,5 por millón de BTU y contemplan exportaciones de gas a países limítrofes, más los aportes de las industrias basadas en conocimiento y minería. El ingreso neto de divisas adicional respecto a la situación actual superaría los USD 50.000 millones, lo cual permitiría reducir la presión fiscal sobre el campo, impulsar su potencial e incluso duplicar las exportaciones agroindustriales. Aun si no se concretan todas las inversiones del plan de LNG, la magnitud de los recursos energéticos asegura que, desde 2028, el país podrá cubrir holgadamente sus necesidades de dólares para funcionamiento y crecimiento, abriendo paso a una nueva etapa de bienestar. Así, Argentina está ante la posibilidad de transformar su matriz productiva, estabilizar su economía y recuperar el camino del desarrollo sostenible. La clave será aprovechar el puente financiero internacional como mecanismo transitorio que permita completar la infraestructura exportadora y concretar el salto energético. Si se capitaliza esta oportunidad, el país podría por fin dejar atrás décadas de crisis recurrentes y, tal como sucedió en otras experiencias internacionales, recuperar la confianza, la previsibilidad y la prosperidad. El autor es Director del Comité de Asuntos Energéticos del CARI
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