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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 05/10/2025 04:44
José Luis Espert Hace una semana, el periodista Sebastián Lacunza publicó el primer documento donde aparecía registrada la transferencia de USD 200.000 que Federico “Fred” Machado le envió a José Luis Espert. Machado es un empresario al que la Justicia norteamericana le pidió la extradición porque sospecha que es un narcotraficante muy poderoso. Espert, como se sabe, es el principal candidato de Javier Milei en las elecciones que se realizan el 26 de octubre. La aparición de ese documento hubiera motivado que el equipo político del presidente se reuniera con Espert para exigirle explicaciones. Y, si el acusado confirmaba que era cierto, renunciara a la candidatura. De esa manera el Presidente podría haber dispuesto de un relato sencillo, según el cual, ante la mínima sospecha, él es capaz de desplazar incluso a su candidato días antes de una elección. Esa reacción de manual no se produjo. Al cierre de esta nota, Espert sigue en su lugar. Javier Milei no lo echó y lo defendió en público. ¿Por qué Milei actúa así contra sí mismo? Se trata de una pregunta central para entender la profundidad del drama político que vive la Argentina en estos días. Espert, encima, se sostiene pese a los pedidos desesperados de múltiples actores del oficialismo. El miércoles por la noche, por ejemplo, después de ese magnífico reportaje en el que se resistió diez veces a desmentir el cobro de los USD 200 mil, el Presidente apareció en un programa de radio, casi en trasnoche, para respaldar al acusado. A la mañana siguiente, su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, reclamó por segunda vez que Espert aclarara lo que estaba pasando: o sea, que desautorizó al Presidente. La reacción de Bullrich refleja su primer conflicto público con Milei. También pidió lo mismo Cristian Ritondo, el hombre clave en el armado de la derrotada alianza entre La libertad Avanza y el macrismo en la provincia de Buenos Aires. Con el correr de las horas, hasta Nicolás Márquez, el biógrafo ultramileísta del Presidente, escribió un tuit con el estilo al que recurre habitualmente para vapulear a quienes considera zurdos o traidores. “La miserable actitud del abortero y narcotraficante presunto José Luis Espert: prefiere su vanidad y sus fueros antes que salvar al país del narcotráfico”. Pese a todo eso, Espert no cae. ¿Por qué? Es una pregunta complementaria de otra, igualmente dramática. ¿Por qué Espert llegó tan alto en el esquema de la Libertad Avanza? El Presidente lo conoce desde hace muchos años y tuvo varias oportunidades para percibir el riesgo que implicaba su cercanía. Por ejemplo, el abogado de Milei en el caso Libra se llama Francisco Oneto, quien también es el abogado de Machado, el empresario acusado de narco. Esa coincidencia sorprendente podría ser el inicio de otro capítulo de esta crisis. Pero, más allá de eso, está claro que Oneto podría haber advertido a Milei sobre lo que sucedía, dado que conoce la causa de extradición como nadie. O que Milei podría habérselo preguntado. O que alguien del equipo político del Presidente podría haber indagado en el asunto antes de que se confirmara la candidatura del “profe” o, incluso, antes de su ascenso a la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Javier Milei y el abogado Francisco Oneto Lo más sorprendente de todo esto es que los indicios estaban para quien quisiera verlos. El 6 de agosto de 2019, la camioneta blindada donde se trasladaba José Luis Espert fue baleada. Ese día Espert iba a Crónica TV. La cobertura del episodio da por cierto que se trató de un atentado. Sin embargo, Espert le bajó el tono al asunto y, en los días siguientes, intentó instalar que se trató apenas de un ataque a piedrazos. Esa conducta ya era curiosa. Ante un episodio similar, cualquier persona hubiera pedido una investigación a gritos: habían atentado contra su vida. Pero el entonces candidato a presidente le bajó el tono. En 2021, cuando la Justicia norteamericana pidió la extradición de Federico Machado, el mundo del liberalismo se conmovió. La agrupación Republicanos Unidos, de Ricardo Lopez Murphy, explicó que se alejaba de Espert hasta que no aclarara su situación. En un reportaje de esos días, Espert le contó al periodista Rolando Graña que lo habían echado “como un perro” de la Universidad del CEMA, donde daba clases. Milei, en cambio, al igual que ahora, lo defendió: argumentó que su amigo no tenía por qué saber el prontuario del hombre que, según dijo Milei entonces, le había prestado su avión, y una camioneta blindada que “recibió un atentado”. La diputada Lilia Lemoine, una mujer del entorno más cercano del Presidente, explicó tiempo después ante Baby Etchecopar, que Espert era “un valijero” que había tenido problemas con “el narcotráfico”. La diputada Lilia Lemoine Hay otro antecedente revelador. En el año 2022, Milei le contó a Alejandro Fantino que le ofrecieron dinero para bajar su candidatura en 2021. La escena que describió el entonces diputado era impresionante: una persona le puso enfrente un maletín con USD 300 mil. “Le dije que se los llevara”, narró Milei entre risas. En esos días, un desconocido Daniel Parisini –quien después se haría famoso como “el gordo Dan”- tuiteó: “El Javo me lo confirmó PERSONALMENTE una vez que nos vimos. Que Espert había intentado bajar su candidatura por guita. Y por eso se había ido”. Pese a todo eso, una vez que se transformó en Presidente, Milei incorporó a Espert a su equipo y le fue confiando tareas cada vez más relevantes. La última fue la candidatura a diputado nacional, en el primer lugar de la lista bonaerense, como trampolín para ser gobernador en 2027. En el medio, Espert fue desplegando un discurso cada vez más agresivo donde proponía el asesinato sin juicio previo de cualquier sospechoso de vínculos con el narcotráfico: “Hay que matarlos directamente. Ni siquiera pido pena de muerte porque eso sería a través de un juicio. Hay que ir y matarlos”. Así, la decisión de Milei de sostener a Espert contra viento y marea es extremadamente peligrosa. El Presidente viene de recibir una inesperada paliza electoral en la provincia de Buenos Aires. Se supone que intentará ganar la próxima, el 26 de octubre. Eso ya era complicado antes del estallido del caso Espert. Ahora lo es mucho más. Cuando la gente concurra a las urnas en todo el país, tendrá presente que el Presidente respalda a un hombre que ha mentido una y otra vez sobre sus vínculos con un presunto narcotraficante (era un vuelo, son 35; se habían visto solo una vez, ahora incluso fue a la pileta del extraditable y aceptó un supuesto trabajo de su parte). En la provincia de Buenos Aires, donde vota el 40 por ciento del padrón, verán la popular cara de Espert. Es bastante obvio que la pregunta “¿por qué lo protege?” debilitará aún más sus posibilidades porque refiere a un vínculo indisoluble. Javier Milei y José Luis Espert Y será un fenómeno imparable. La inmensa mayoría de los periodistas más populares, aun los que estuvieron cerca del Presidente, ya se están haciendo esa pregunta. Las redes sociales, ya dominadas completamente por un espíritu contrario al Presidente, se deleitarán con el tema: habrá sketchs, memes, canciones, que mirará todo el país en las semanas que siguen. Nadie vota a un Presidente para que muera con las botas puestas pero, por el momento, esa parece ser su decisión: perder. Mientras tanto, otro costado del drama se desarrolla en Washington, donde el ministro de Economía Luis Caputo negocia contrarreloj una asistencia financiera norteamericana, que le permita transitar las tres semanas que quedan hasta las elecciones sin que la corrida cambiaria se transforme en un pánico inmanejable. El problema de fondo de esa negociación es que el Gobierno ha perdido alrededor de USD 15 mil millones en pocas semanas, para mantener el tipo de cambio controlado. ¿Por qué los Estados Unidos le darían otros miles de millones? ¿Para engrosar el bolsillo de los argentinos que, cada uno en sus posibilidades, buscan hacerse de ellos antes de la devaluación más cantada de la historia? Milei y Caputo se enfrentan a otro dilema. Podrían liberar el dólar ahora y regular su suba con un aporte norteamericano. Pero sería convalidar algún tipo de devaluación preelectoral: en este caso, parece que les importan las elecciones. O podrían colocar un cepo estricto hasta el 30 de octubre, dejar de perder reservas hasta entonces, y luego regular y liberar. El problema es que si devalúan o si ponen un cepo estricto se complican aún más las elecciones. Pero ningún país en su sano juicio pondría mucho dinero para que se evapore por motivos electorales. El ministro de Economía, Luis Caputo Si se observa el proceso económico liderado por Caputo y Milei, y también lo que pasa con el respaldo a Espert, parece haber un patrón: la inconsciencia. Durante un año y medio, los economistas más destacados del país expresaron su perplejidad ante la negativa insistente de Milei a comprar reservas. Milei prefirió no escuchar, como si los riesgos no le importaran, como si su orgullo de economista pudiera más que cualquier cosa. Hasta que la corrida estalló. Con Espert pasó lo mismo: había indicios por todas partes. Pero él insistió en el camino más riesgoso de todos. Tanto busco el límite, en un terreno como el otro, que ahora parece encontrarlo. En cualquier caso, en su lealtad a Espert hay una consistencia sólida, que ya dura muchos años. El lunes, en A24, Milei insistió en que todo se trataba de “chismes de peluquería”, de una “operación” que ya le habían hecho a Espert varias veces, y que él no se prestaría a ese juego. El jueves, su candidato protegido difundió un video en el que finalmente admitía el cobro, decía que ellos no son “lo mismo que el Kirchnerismo”, e incorporaba a su fantasioso relato un adelanto de un trabajo para una mina guatemalteca. Milei subió el video a sus redes, con su mensaje de apoyo: “El profe Espert desarmando operetas”, escribió. Lo mismo hizo el viernes a la noche, cuando el ex presidente Mauricio Macri le pidió que se sacara de encima a Espert. Mientras, el candidato desafiaba al mundo: “No me bajo”, “No digan estupideces. Acá no se baja nadie”. Y en medio de todo esto, aparecieron las lágrimas. Espert lloró ayer por la tarde en el estudio de radio Mitre. El miércoles por la noche, el que lloró fue el Presidente. Esa noche se había producido ese reportaje fatal donde Espert decía que no contestaría nada para no hacerle el juego a Juan Grabois. Esa noche terrible Milei hablaba muy lentamente, como si hiciera un esfuerzo para concentrarse. En un momento, estalló en llanto cuando recordó la despedida del fútbol de Martín Palermo. Era una explosión de sollozos difíciles de controlar. Más lágrimas. Palermo se retiró del fútbol en 2011 hace más de catorce años. Milei, o quien sea, tuvo todo ese tiempo para elaborar el duelo. ¿Lloraría realmente por eso el Presidente?
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