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  • Escribir para la miércoles: censura y libertad de expresión

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 04/10/2025 20:29

    Entre otros. Yo pensaba escribir sobre la estafa del gobierno a los discapacitados, a los jubilados, a los universitarios al negarse a cumplir con las leyes votadas en el Congreso. Yo pensaba escribir sobre la entrega de la soberanía al Imperio que se agazapa para apropiarse de nuestras riquezas, de la corrupción y las coimas, de aquello que los grandes medios oligopólicos no dicen o maquillan a favor del relato oficial, otro mecanismo de distorsión de la verdad. Yo pensaba escribir sobre la persecución del gobierno nacional a Norberto Galasso, qué duda cabe, el mejor historiador argentino, por decir que “no se pude gobernar contra el pueblo durante mucho tiempo”, eso dijo, en una nota que brindó a Página 12. Y el hostigamiento no tardó en llegar. Enseguida el gobierno le quitó el módico salario que recibía como “Embajador de la cultura popular Argentina”. Dejó sin sueldo a un hombre de 89 años. Le complicó la vida a un hombre por odio, por un odio destructivo, ciego, porque el hombre piensa distinto. Eso es el fascismo, no una idea o un debate de ideas, es la destrucción de todas las ideas. Una canallada con un escritor reconocido por su compromiso ético político, por una concepción crítica de la historia Oficial Mitrista, la cual distorsiona en beneficio del Poder, hechos y hombres a través de la que oculta, la Verdad. En la misma dirección que Bayer, también atacado por el gobierno de Milei, Galasso desentierra lo oculto y pone la verdad al sol. Censura, acoso, disciplinamiento, como en los peores tiempos de nuestra historia, esa que Galasso definió como la “política en el pasado y la política como la historia en el presente”, en tanto la historia es lectura política, campo de batalla por la interpretación de los hechos y la política una dimensión penetrada por la historia, tan crucial que la desmemoria es la vía regia a la repetición del fracaso. Eso devela este episodio. Reaparece en el presente la censura y el silenciamiento a la libertad de expresión como réplica de una política aplicada por todos los gobiernos Dictatoriales, con especial énfasis en el último Genocidio, en el que persiguieron la prensa, quemaron libros y secuestraron, torturaron y desaparecieron escritores/as /es y periodistas. Eso iba a escribir, sobre la crueldad y el odio que el gobierno ha ejercido sobre Norberto Galasso, el descomunal investigador, cuando el diario “Diario Junio”, el diario digital más antiguo de nuestra ciudad, emite un comunicado en el que denuncia que desde hace varias semanas viene siendo víctima de ataques cibernéticos sistemáticos que afectan su normal funcionamiento. Su Director Claudio Gastaldi expresó que los kackeos “siguen un patrón definido y apuntan a suplantar el portal con un “sitio zombie”, lo cual constituye un intento de censura encubierto…que ponen en riesgo no solo la labor cotidiana del medio y la fuente laboral de quienes lo sostienen, sino que constituyen un grave atentado contra la libertad de prensa y el derecho a la información” (declaraciones del martes 30 de septiembre). Otra vez se ataca a un medio de comunicación con un perfil crítico, con un compromiso ético con la verdad, otra vez, después del despido de un periodista de radio Ciudadana este año por censura, otra vez después del cierre por parte del gobierno municipal de la “Radio ciudadana”, en una escandalosa decisión de censura, inédita en Democracia, un medio que revela cotidianamente las oscuridades del Poder, sufre un inusitado hostigamiento, para privar a los lectores de aquellos acontecimientos graves que quieren ocultar. Toda la solidaridad con mis compañeros de diario Junio, todo mi repudio a los ataques recibidos, a la censura, y nunca más las mordazas y los silenciamientos que dan muerte a la democracia, Nunca Más!, sobre todo en una ciudad que duele y en la que se quiere ocultar y maquillar, aquella vergüenza estruendosa que vivimos cotidianamente los Concordienses, agravadas por los despidos, la miseria y el hambre, y la falta de políticas que los ayuden, aquella realidad calamitosa de ser la ciudad más pobre del país, la ciudad con los más pobres dirigentes y funcionarios. Ads Ads

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