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» Voxpopuli
Fecha: 03/10/2025 17:21
El informe detalla que el costo de vida para un adulto mayor se disparó un 26,12% en los últimos seis meses. La canasta básica, que en abril se ubicaba en $1.200.523, ahora exige $1.514.074 para cubrir las necesidades esenciales, un salto porcentual que pulveriza cualquier intento de estabilidad económica para el sector. La radiografía de esta cifra millonaria evidencia las prioridades forzosas y la gravedad del panorama. Un desglose dramático muestra que el 27% del total se destina exclusivamente a medicamentos, un gasto que asciende a $402.880. Este costo ineludible por salud es un factor determinante en la pobreza. A esto se suma el 23% destinado a alimentación, con un costo de $348.000, dejando en claro que casi la mitad de la canasta es absorbida por la subsistencia básica y la atención médica, dos rubros de los que no se puede prescindir. El resto de los gastos esenciales se reparten entre un 19% asociado a la vivienda ($294.000) y un 7% destinado a limpieza ($107.444). Estos números reflejan la incapacidad de los ingresos jubilatorios para ofrecer un mínimo de dignidad ante el avance implacable de la inflación. Los valores relevados surgen de la compulsa en los principales centros urbanos del país, incluyendo la Ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y las ciudades de Mendoza, Córdoba y Rosario, que concentran la mayor parte de la población mayor afectada. Al analizar los datos, la Defensoría sostiene que esta es “una historia que se repite”, pero con una crudeza aún mayor. Los nuevos números “ratifican la situación de precariedad y miseria en la que se hunde cada vez más el sector”, una conclusión que debería disparar las alarmas sociales y políticas. La disparidad abrumadora entre el costo de vida y los ingresos es la prueba más contundente de la tragedia. Mientras que la canasta básica requiere $1.514.074, la jubilación mínima apenas alcanza los $390.214 (con bono incluido en septiembre). Esto significa que cuatro millones y medio de jubilados solo cubren, en el mejor de los casos, la cuarta parte de sus necesidades esenciales, enfrentando un déficit mensual de más de un millón de pesos. La situación es igualmente desesperada para quienes perciben la Pensión Universal para Adultos Mayores (PUAM) y las pensiones no contributivas, cuyos beneficiarios cobraron el mes pasado apenas $326.222, incluso con la ayuda del bono. Estos valores solo profundizan el abismo entre el costo de una vida digna y la realidad económica impuesta a la tercera edad.
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