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» Diario Cordoba
Fecha: 02/10/2025 12:28
Coincidiendo con la celebración en Córdoba de la Semana del Mayor, ya sea por casualidad o adrede, por fin las administraciones se han puesto de acuerdo en algo y el otro día participaron unidas -al menos físicamente, para hacerse sus representantes juntos la foto- en la entrega de llaves de los 113 alojamientos públicos de alquiler social para mayores de 65 años. Fue, naturalmente, un gesto simbólico y amable, ya de casi precampaña electoral dado que el año que viene seremos llamados a las urnas. Pero al ciudadano, harto de disputas políticas, le reconforta ver aunados en una causa común a la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, y al que parece ser su enemigo íntimo -y ocupante del cargo al que ella aspira- Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, en presencia del alcalde, José María Bellido. No se entienda con ello que el primer edil estuviera allí de convidado de piedra, aunque bien es cierto que su relación con los otros despierta menos morbo en la prensa. Allí cada uno de los presentes acudía al acto habiendo aportado lo suyo en esta segunda fase de los apartamentos de la calle Sama Naharro, con una inversión total de 10,5 millones de euros: el Ayuntamiento un millón y Vimcorsa, la empresa municipal de la Vivienda, el suelo y otros 2,8 millones; la Junta 1,7 y el Gobierno central 5. Un claro ejemplo, en suma, de los frutos que puede dar ese bien tan escaso que es el buen entendimiento institucional. La cosa lo merecía, tratándose de ayudar a uno de los segmentos de la población más vulnerables, el de la ancianidad desvalida. Porque lo último es ser viejo y no tener donde caerse muerto. Estos pisos, pequeños pero impecables desde el punto de vista de la accesibilidad y con comodidades que algunos de sus próximos ocupantes no han tenido nunca, podrán disfrutarse por 186,19 y 373,57 euros al mes, según sean de uno o dos dormitorios. Un alquiler muy asequible -aunque superior en un 8,5% al de la primera fase- en estos tiempos de precios de la vivienda prohibitivos, pero que aun así supondrá un considerable esfuerzo para algunos de sus afortunados inquilinos. Y es que los datos, ofrecidos por la Seguridad Social, son los que son: los pensionistas cordobeses perciben una media de 1.243 euros mensuales, cantidad que es un 14% más baja que el promedio español. Eso en lo que se refiere a las pensiones contributivas, porque si hablamos de las no contributivas el Imserso revela que 8.350 pensionistas de la provincia (cifra que incluye también a personas con discapacidad) rozan la pobreza severa, al cobrar una prestación media de 8.330 euros anuales, siendo de 11.584 en 2024 la cuantía fijada como umbral de la pobreza. Y, si vamos a contarlo todo, la mayoría de los perceptores (un 64%) son mujeres que habrían dedicado su vida a trabajos «invisibles» como amas de casa y cuidadoras sin remuneración ni reconocimiento social, abuelas que destinan buena parte de la paguita para socorrer a hijos en apuros. Estas viviendas con olor a nuevo van más allá de ofrecer un techo barato a mayores que lo necesitaban. Ponen a su disposición servicios comunes como fisioterapia, bar o peluquería, además de biblioteca y una sala de convivencia en cada planta. Todo ello con el objetivo de mitigar la soledad, ese mal del que nadie está a salvo, pero que ataca con crueldad a los ancianos, hasta el punto de que dos de cada diez lo sufren de forma crónica. El problema es tan alarmante que Cruz Roja y el Ayuntamiento han puesto en marcha una campaña pidiendo a los comercios de barrio, que a veces son tan terapéuticos como ir al psicólogo, que ejerzan de «radares» de soledades. Ser viejo no es una bicoca, pero iniciativas como éstas lo hacen más fácil. *Periodista
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