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  • Padrinazgo de espacios públicos en Concordia: ¿Éxito o riesgo?

    Concordia » Libre Entre Rios

    Fecha: 02/10/2025 10:15

    Compartilo con El padrinazgo de espacios públicos en Concordia ha irrumpido en la agenda local como una propuesta ambiciosa para transformar el cuidado del entorno urbano, fomentando la colaboración entre el Estado, la sociedad civil y el sector privado. Sin embargo, detrás de la promesa de parques más verdes y plazas renovadas, surge una pregunta: ¿estamos ante un modelo de éxito sostenible o se ciernen riesgos que podrían comprometer la esencia de nuestros espacios comunes? La iniciativa de Concordia: un vistazo al programa El 22 de septiembre de 2025, la Municipalidad de Concordia formalizó un paso crucial con la reglamentación de la Ordenanza N° 38.468 mediante el Decreto N° 1.005/2025, dando inicio al Programa de Padrinazgo de Espacios Públicos. Esta normativa busca que ciudadanos, instituciones y empresas se involucren activamente en el mantenimiento y embellecimiento de plazas, plazoletas, parques, avenidas y rotondas de la ciudad. Los objetivos principales del programa son claros: mejorar el cuidado de los espacios públicos y generar un mayor sentido de pertenencia y compromiso ciudadano con el entorno urbano. Aquellos que decidan convertirse en “padrinos” asumirán responsabilidades de mantenimiento, a cambio de difusión pública de su colaboración y bonificaciones en tasas municipales. La primera etapa ya ha definido un listado de diecisiete espacios que integrarán el programa, incluyendo la Plaza de la Rural, la Plaza Zorraquín y diversas plazoletas y avenidas en distintos barrios de Concordia. Esta iniciativa se presenta como una herramienta para articular esfuerzos entre el Estado, la sociedad civil y el sector privado, buscando una mejora y preservación conjunta de los bienes comunes de la ciudad. Padrinazgo de espacios públicos en Concordia: un modelo en cuestión y sus sombras La propuesta concordiense, aunque novedosa para la ciudad, se inserta en una tendencia global de colaboración público-privada para el mantenimiento de espacios verdes. Sus fortalezas radican en la capacidad de generar una sinergia público-privada, que puede aliviar la carga financiera y operativa de los gobiernos locales, al tiempo que impulsa mejoras estéticas y ambientales tangibles. Además, fomenta la participación ciudadana y la cohesión social, promoviendo un mayor sentido de pertenencia y contribuyendo a la resiliencia urbana. El reconocimiento público y las bonificaciones municipales actúan como incentivos clave para atraer a los “padrinos”. Sin embargo, no todo es luz en el panorama del padrinazgo. La implementación de la Ordenanza N° 38.468 en Concordia no ha estado exenta de interrogantes. Voces críticas – como la de Ignacio Monná, referente cultural de Nuevo Encuentro y candidato a diputado nacional por “Ahora 503”- han señalado que la ordenanza fue aprobada con “escasa discusión y aún menos claridad”, lo que “plantea más dudas que soluciones”. Se cuestiona el “costo” real de la participación privada y se indaga sobre “qué tipo de negocios se esconden detrás del padrinazgo”, quién decide qué empresa apadrina un espacio, y si existirán “contraprestaciones, favores o permisos” ocultos. Estas preocupaciones reflejan debilidades inherentes al modelo si no se maneja con la máxima transparencia. Experiencias en otras ciudades, como Mar del Plata, ilustran algunos de estos desafíos. La polémica por la instalación de un cartel publicitario que denominaba a un sector de la Plaza Güemes como “Converse Park” desató un debate sobre la comercialización de los espacios públicos y la necesidad de una rendición de cuentas clara sobre los convenios. Si bien los concejales de Mar del Plata defendieron que la publicidad está permitida bajo su ordenanza de padrinazgo, la controversia subraya el riesgo de que la participación privada pueda derivar en una “privatización de facto” o en la imposición de agendas comerciales que limiten el disfrute público. La ordenanza de Concordia establece que los padrinos podrán colocar carteles alusivos a su colaboración, pero deben reservar un espacio para una leyenda referida a la conservación de los espacios públicos y no superar las medidas establecidas por el Departamento Ejecutivo Municipal. Es fundamental que el municipio mantenga un control estricto sobre estos aspectos para evitar situaciones similares. Ecos del padrinazgo: experiencias en Argentina y el Mundo El modelo de padrinazgo de espacios públicos en Concordia no es una iniciativa aislada, sino que se enmarca en una tendencia global. En Argentina, municipios como Esperanza (Santa Fe), Bariloche (Río Negro), Villa General Belgrano (Córdoba) y Río Grande (Tierra del Fuego) han implementado sistemas similares. En Villa General Belgrano, por ejemplo, la ordenanza prohíbe explícitamente que el padrino limite el acceso público al espacio apadrinado, una salvaguarda importante contra la privatización. Bariloche, por su parte, propone un “Certificado de padrinazgo” que puntúa positivamente en licitaciones municipales, buscando incentivar la responsabilidad social corporativa. El padrinazgo de espacios públicos en Concordia plantea el interrogante de si estamos ante un modelo de éxito sostenible o si se ciernen riesgos que podrían comprometer la esencia de nuestros espacios comunes. A nivel internacional, el concepto es igualmente extendido. En México, la Fundación Parques Alegres promueve la participación comunitaria en la recuperación de áreas verdes. Brasil ha desarrollado proyectos de infraestructura verde, y en Estados Unidos, el modelo “Adopt-A-Park” es muy común, donde empresas u organizaciones colaboran con los gobiernos locales para el mantenimiento y embellecimiento de parques. Éxitos y beneficios generales de estos programas incluyen la sinergia público-privada, mejoras estéticas y ambientales, una mayor participación ciudadana que genera cohesión social, y el fomento de la resiliencia urbana. La capacidad de movilizar recursos adicionales y la mejora visible del entorno son innegables. Sin embargo, las limitaciones y desafíos son recurrentes. La necesidad de transparencia y rendición de cuentas es un punto crítico, especialmente en lo que respecta a incentivos fiscales y licitaciones, donde la falta de claridad puede generar cuestionamientos sobre la equidad y el uso de fondos públicos. El riesgo de privatización de facto y la exclusión, donde los “padrinos” ejercen un control excesivo o imponen agendas comerciales, es una preocupación constante que requiere regulaciones claras. Finalmente, el mantenimiento desigual es otro inconveniente, ya que los espacios en áreas más atractivas o transitadas tienden a recibir más atención que aquellos en barrios desfavorecidos, lo que puede acentuar las desigualdades urbanas. El caso argentino, con sus diversos municipios implementando estas iniciativas, muestra resultados variables que dependen de la voluntad política, la participación cívica y, crucialmente, de una regulación clara. ¿Un camino sostenible o un desafío permanente? El Programa de Padrinazgo de Espacios Públicos en Concordia representa una oportunidad valiosa para mejorar la infraestructura verde de la ciudad y fortalecer el tejido social. La articulación entre el Estado, el sector privado y la comunidad puede generar beneficios tangibles para los ciudadanos, desde entornos más limpios y seguros hasta un mayor sentido de pertenencia. No obstante, el éxito a largo plazo dependerá de una gestión transparente y de la capacidad de la Municipalidad para establecer límites claros que salvaguarden el carácter público e inclusivo de estos espacios. Las experiencias de otras localidades y las voces críticas ya plantean advertencias: la publicidad debe ser un reconocimiento, no una apropiación; las bonificaciones deben ser justas y el acceso, irrestricto. Para que el padrinazgo de espacios públicos en Concordia se consolide como un verdadero motor de desarrollo, será indispensable un monitoreo constante, una rendición de cuentas rigurosa y un diálogo abierto que garantice que los intereses comunitarios prevalezcan sobre cualquier afán comercial o particular. Espacios públicos incorporados al programa

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