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  • Soja–maíz 25/26: cerrar la brecha de rinde con diagnóstico y nutrición equilibrada

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 29/09/2025 10:54

    Argentina exporta granos y también nutrientes. Con análisis de suelos, reposición balanceada y mayor adopción tecnológica, el sistema puede acercar el rinde al potencial y sostener competitividad REUTERS/Adriano Machado La próxima campaña vuelve a exponer una cuestión estructural: la distancia entre el potencial de los cultivos y los resultados logrados. No se explica solo por clima o genética; el manejo de la nutrición —qué, cuánto y cuándo aplicar— ordena buena parte del resultado. La escala exportadora del país añade presión: cada embarque no solo traslada granos, también nutrientes que deben reponerse para sostener productividad y calidad. Este análisis se nutre de presentaciones técnicas y de una recorrida por terminales del Paraná organizada por FERTILIZAR AC, con periodistas y referentes del agro. Los seis cultivos principales —soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo— removieron más de 3,5 millones de toneladas de NPKS para cosechar 130 millones de toneladas de granos REUTERS/Matias Baglietto/ El balance que no cierra Los números de 2024/25 muestran el desfasaje. Los seis cultivos principales —soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo— removieron más de 3,5 millones de toneladas de NPKS para cosechar 130 millones de toneladas de granos, mientras que la reposición vía fertilización fue de 1,42 millones. En términos simples: se repone apenas el 40% de lo que extraen las cosechas. La participación por cultivo ordena prioridades: soja explica 48% de los nutrientes extraídos; maíz, 28%; trigo, 14%. En promedio, cada hectárea pierde 17 kg de nitrógeno, 5,5 kg de fósforo, 29 kg de potasio y 4,5 kg de azufre. El déficit total supera 2,1 millones de toneladas por campaña y se traduce en una pérdida económica estimada de 86,5 dólares por hectárea. “Los balances de nutrientes son negativos en todos los casos”, advirtió Esteban Ciarlo, al sintetizar una pérdida neta nacional de 56 kg/ha entre los cuatro principales nutrientes. Fósforo, el eslabón crítico Entre los cuellos de botella, el fósforo aparece primero. Argentina pierde cerca de 6 kg de P por hectárea al año y no cuenta con roca fosfórica: depende 100% de importaciones. La tasa de reposición fue 57% en la última campaña, una de las más bajas entre países granarios. De ahí la recomendación estratégica: incorporar P en la rotación como inversión de largo plazo. “Los suelos no mienten: si no reponemos lo que extraemos, hipotecamos la productividad futura”, resumió Ciarlo. El Programa SUMA P insiste en ese enfoque: “Con fósforo, hacemos que el suelo sea más productivo, rentable y sostenible”. Soja: dónde se pierde y cómo recuperar La soja concentra gran parte de la extracción y también de la oportunidad. La brecha de rendimiento ronda 30% entre lo obtenido y lo que podría lograrse con manejo más eficiente. El diagnóstico es concreto: solo la mitad del área recibe fertilización y apenas 20% de los productores realiza análisis de suelos. “Fertilizamos sin diagnóstico”, planteó el Ing. Agr. Guido Di Mauro (UNR). En la región núcleo, los niveles de fósforo son bajos y las dosis aplicadas no cubren requerimientos, lo que limita el rinde y puede afectar la concentración de proteína del grano, un atributo clave para la industria procesadora. Casos de manejo muestran que ajustar fuentes, dosis, momento y forma de aplicación eleva producción y mejora calidad. Este análisis se nutre de presentaciones técnicas y de una recorrida por terminales del Paraná organizada por FERTILIZAR AC, con periodistas y referentes del agro (FERTILIZAR AC) Mirada sistémica y escala exportadora La articulación entre logística, puertos y nutrición de cultivos integra una misma agenda. “Cada embarque refleja no solo granos exportados, sino también nutrientes que el suelo pierde y que debemos reponer”, recordó Roberto Rotondaro. El contexto lo refuerza: según la Bolsa de Comercio de Rosario, el nodo Gran Rosario fue en 2024 el segundo enclave exportador de granos, harinas y aceites del mundo, con 66 millones de toneladas embarcadas. Ordenar la nutrición es condición para sostener competitividad y calidad a escala país. Hoja de ruta para la 25/26 Las recomendaciones convergen en tres frentes. Primero, diagnóstico: análisis de suelos para definir necesidades reales por ambiente y cultivo. Segundo, reposiciones balanceadas en rotación: fósforo como base, azufre como socio y nitrógeno planificado en esquemas maiceros y trigueros, sin descuidar el potasio donde corresponda. Tercero, oportunidad y precisión: calibrar equipos, elegir fuentes acordes y aplicar en el momento de mayor eficiencia. “Argentina es uno de los principales productores de soja del mundo; necesitamos reducir esta brecha mediante mejoras en la nutrición del suelo y la adopción de tecnología”, concluyó Di Mauro. Fuentes: FERTILIZAR AC

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