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Fecha: 27/09/2025 05:12
Por Luciano G. Paulin* Ante los inminentes desafíos de picos de demanda estacional y vulnerabilidades climáticas, el Gobierno argentino impulsa una norma que habilita a hogares y comercios a vender electricidad excedente a la red nacional. Esta iniciativa, destacada en recientes informes periodísticos, busca aliviar cortes de luz en verano al redirigir energía a sectores críticos. Como especialista del sector, veo en esta medida un catalizador para la generación distribuida, potenciado por principios de eficiencia energética y lecciones de apagones históricos. Integrando estos elementos, Argentina puede mitigar riesgos de blackouts (ceros energéticos), reducir dependencia de importaciones fósiles y fortalecer la resiliencia de su sistema eléctrico, por cierto, obsoleto. La resolución de la Secretaría de Energía de la Nación en preparación integra el Plan de Contingencia Energético de 2024, fomentando que “prosumidores” inyecten excedentes de renovables a la red, complementada con licitaciones para baterías y transporte de energía, esta política amplía el net metering de 2 MW a 12 MW para autoconsumo. Medidores inteligentes acreditarán excedentes, incentivando la adopción de renovables. Pero su verdadero potencial radica en la sinergia con eficiencia energética y respuesta a la demanda, como resalta la propia Agencia Internacional de Energía en su último informe “Multiple Benefits of Energy Efficiency” (2025): las mejoras en eficiencia han evitado un 20% más de importaciones fósiles en países en las últimas dos décadas. En la UE, políticas industriales redujeron importaciones de gas; en Japón, estándares vehiculares cortaron las de petróleo. En Argentina, dependiente de hidrocarburos importados, esto diversificaría fuentes y amortiguaría shocks de suministro. Técnicamente, la generación distribuida reduce pérdidas en transmisión (hasta 10%) y picos de demanda (entre un 5-15%), previniendo sobrecargas en cascada o cuellos de botella como las vistas en blackouts pasados (en transmisión y distribución). Estas estrategias van en sintonía con lecciones de “Learning from the Blackouts” (informe de la Agencia Internacional de Energía), que analiza apagones de 2003 en Norteamérica, Europa y Australia en mercados liberalizados. La reforma nacional post-desregulación del mercado eléctrico, ha impulsado eficiencia y comercio interregional, pero genera flujos volátiles y riesgos de propagación en nuestras redes interconectadas (SADI). Las causas de estos problemas son la coordinación deficiente, estándares obsoletos y gestión inadecuada de activos. Por ello, la literatura mundial recomienda un enfoque integral para prevenir los ceros energéticos: actualizar el estándar N-1 a probabilístico (PRA) para condiciones dinámicas, mejorar coordinación con intercambio de datos en tiempo real y planes multilaterales, invertir en tecnologías para monitoreo, capacitar operadores con simulaciones, y optimizar mantenimiento basado en condiciones optimas. Enfoques de mercado, como servicios auxiliares para frecuencia (exitosos en Australia y Escandinavia), complementan regulaciones al incentivar mediante contratos interruptibles, reduciendo costos y dotando de flexibilidad al sistema. En Argentina, esta normativa podría incorporar estos elementos: armonizar estándares operativos, fomentar mercados de respuesta a la demanda (donde los usuarios participan activamente para equilibrar la oferta y la demanda de electricidad), y eliminar barreras regulatorias para innovación, evitando que eventos locales escalen como en 2019, cuando 50 millones de usuarios sufrieron cortes masivos. Sin embargo, hay desafíos que persisten, como variaciones de voltaje por generación distribuida alta requieren upgrades, la inequidad tarifaria podría elevar costos para consumidores y la inestabilidad política generar sobrecostos. En provincias como Entre Ríos, medidores inteligentes muestran éxito, pero urge alinear con políticas de eficiencia y transición energética. En conclusión, esta iniciativa es un avance contra blackouts y el cambio climático, enriquecido por eficiencia para seguridad energética y lecciones históricas para resiliencia en mercados competitivos. Como consultor, insto a una implementación que lidere procesos coordinados, involucrando gobiernos, operadores y mercados, posicionando a la Argentina y a nuestra provincia de Entre Ríos como referentes latinoamericanos en transición energética sostenible y justa. *Abogado, Especialista en Energías Renovables, Eficiencia y Regulación Energética, y Cambio Climático
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