26/09/2025 13:10
26/09/2025 13:09
26/09/2025 13:09
26/09/2025 13:07
26/09/2025 13:06
26/09/2025 13:06
26/09/2025 13:05
26/09/2025 13:04
26/09/2025 13:04
26/09/2025 13:03
Parana » Adn21
Fecha: 26/09/2025 11:18
El pedido de Washington para que se mantengan las retenciones no fue solo por una cuestión comercial: es una estrategia dual para debilitar la cadena de suministro de Beijing y proteger los intereses de sus propios productores. El reciente conflicto por las retenciones no fue un simple desacuerdo comercial. Detrás de la queja de los “farmers” norteamericanos se esconde un conflicto de poder mucho más profundo, donde la economía de la Argentina se convierte en una pieza clave del ajedrez geopolítico global. Lo que se presentó como un éxito para el país, en realidad fue un negocio financiero que benefició a un puñado de grandes exportadores y a China, a costa de los pequeños y medianos productores argentinos. La geopolítica de la soja: EE.UU. usa la presión comercial para contener a China en la región. El verdadero juego de fondo es la estrategia de Estados Unidos para contener la creciente influencia de China en América Latina, que Washington considera su esfera de influencia natural. La creciente presencia del gigante asiático en la región (a través de inversiones, proyectos de infraestructura y acuerdos comerciales) es una señal de alarma para la Casa Blanca. En este contexto, el comercio de soja es un punto clave. La operación, que buscaba acumular reservas, expuso un esquema que benefició principalmente a un puñado de grandes comercializadoras que concentran el negocio, entre ellas la multinacional china Cofco. Este grupo aprovechó un esquema financiero conocido como “carry sojero”: declararon ventas de soja que aún no tenían, obtuvieron fondos para ganar con las altas tasas de interés en pesos y, tras la restitución de las retenciones, comprarán el grano a los productores a un precio menor. Esto generó un profundo malestar entre los productores medianos y pequeños, quienes vieron que la medida no benefició de manera equitativa a todo el sector. Al dificultar que Argentina venda su soja a China, EE.UU. no solo protege a sus productores, sino que interrumpe una cadena de suministro estratégica para Beijing y limita el poder del rival en la región. En conclusión, la presión sobre Argentina no es una elección entre un objetivo u otro. Es una estrategia dual que le permite a la Casa Blanca matar dos pájaros de un tiro: calmar a un sector productivo clave y, al mismo tiempo, debilitar la posición de su principal rival geopolítico en su propio “patio trasero”. Esta estrategia, ejecutada a través del Secretario del Tesoro, Scott Bessent, y motivada por el lobby de los “farmers” cercanos a Donald Trump, pone a la gestión de Milei en una encrucijada. Si bien el gobierno argentino tiene la urgencia fiscal de conseguir divisas, ahora debe calibrar sus decisiones económicas bajo la influencia de un poderoso aliado, que no solo busca proteger a sus productores, sino que también utiliza el comercio como una herramienta para ganar la pulseada geopolítica con China en la región.
Ver noticia original