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  • Salarios registrados pierden frente a la inflación: el índice general crece por el impulso del trabajo en negro

    Parana » APF

    Fecha: 26/09/2025 10:31

    Para los trabajadores registrados privados, el aumento acumulado en los primeros siete meses del año quedó por debajo de la inflación: 16,2% es la suba de sueldos acumulada enero-julio, mientras que la inflación fue del 17,3% en el mismo período. viernes 26 de septiembre de 2025 | 10:04hs. La dinámica entre salarios e inflación volvió a poner en evidencia la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores registrados en Argentina. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en julio de 2025 el índice de salarios acumuló una suba del 23,7%. Mientras que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) marcó en el mismo período un 17,3%. Sin embargo, este aparente “empate técnico” esconde fuertes disparidades: el crecimiento del promedio salarial está fuertemente impulsado por los trabajadores del sector privado no registrado. Mientras que los empleados registrados, tanto privados como públicos, se encuentran corriendo desde atrás frente a la inflación acumulada. Como indicó el informe de salarios, el sector privado registrado mostró en los primeros siete meses del año una variación acumulada de apenas 16,2%. Mientras que el sector público avanzó 19,1%, pero el subsector nacional lo hizo en un 11,2%. Ambos sectores juntos a su vez promedian un aumento acumulado del 17,1%. Todos guarismos que se ubican por debajo del 17,3% que registró el IPC en el mismo período. En términos simples: los trabajadores formales vieron cómo sus ingresos se deterioraron en relación al aumento general de precios. Perdiendo así capacidad de compra en alimentos, servicios básicos y bienes de consumo. El contraste se da con los salarios del sector privado no registrado, que acumularon en lo que va de 2025 una suba del 57,9%. Muy por encima de la inflación y del resto de los segmentos laborales. Este salto extraordinario, asociado a la informalidad y a la falta de convenios colectivos, tiene un efecto estadístico directo. Eleva el promedio general del índice de salarios y da la impresión de una mejora más homogénea de lo que realmente ocurre en el mercado laboral. Un índice de salarios que no refleja la realidad de los registrados La metodología del Indec pondera tres grandes componentes: 50,16% corresponde al sector privado registrado, 29,91% al sector público y 19,93% al sector privado no registrado. Esto significa que, pese a que los trabajadores informales no realizan aportes ni contribuciones a la seguridad social, su evolución salarial tiene un peso importante en la estadística general. Así, el índice total muestra un crecimiento acumulado de 23,7%, cifra que parecería ubicar a los ingresos a la par o levemente por encima de la inflación. Pero al desagregar los datos, queda claro que la mayoría de los asalariados registrados están por debajo de la línea de precios. Este fenómeno genera una paradoja. Los indicadores oficiales informan un promedio que parece menos negativo. Pero los trabajadores formales, que gozan de estabilidad, aportes jubilatorios y cobertura social, perciben en sus bolsillos un deterioro real de su poder de compra. A su vez, la mayor suba en la informalidad no necesariamente implica una mejora genuina en las condiciones de vida. Ya que esos ingresos son volátiles, sin garantía de continuidad y sin acceso a derechos laborales básicos. La inflación como telón de fondo En julio de 2025, la inflación mensual fue del 1,9%, acumulando un 17,3% en lo que va del año y un 36,6% interanual. La división con mayor incidencia fue alimentos y bebidas no alcohólicas, con un aumento de 1,9% en el mes y más del 30% en la comparación interanual. Lo que golpea con más fuerza a los sectores de menores ingresos. A ello se suman los aumentos en vivienda, agua, electricidad y gas, con un alza interanual del 62%. Y en educación, que acumuló un 70,6% respecto de julio de 2024. Estos rubros resultan determinantes en el presupuesto de los hogares y terminan ampliando la brecha entre ingresos y gastos. Frente a este panorama, tanto el sector privado registrado como el público ven cómo sus ajustes salariales quedan cortos frente al avance de los precios. Incluso en un año en el que la inflación mostró cierta desaceleración respecto de 2024. El alivio que podría generar una inflación mensual más baja se ve opacado por la persistente erosión de los salarios formales. Consecuencias sociales y económicas La pérdida de poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores registrados tiene varias implicancias. Por un lado, limita el consumo interno, ya que este sector concentra a los asalariados con mayor peso en la economía formal. Por otro, genera tensiones en las negociaciones paritarias, donde sindicatos y gremios enfrentan la dificultad de cerrar acuerdos que permitan recomponer lo perdido frente a la inflación. En el sector público, las diferencias entre el subsector nacional y el provincial son otro punto de atención. Mientras los salarios nacionales acumulan apenas un 11,3% en lo que va del año, los provinciales trepan al 22,1%. Aunque ambos siguen por debajo de la inflación. Esto abre la puerta a reclamos sindicales que podrían intensificarse en los próximos meses. Al mismo tiempo, la expansión del sector no registrado como motor de los aumentos estadísticos refuerza la preocupación por la precarización laboral. Si bien los ingresos informales parecen mejorar más rápido que la inflación, lo hacen en un contexto de inestabilidad y ausencia de derechos. Lo que los vuelve particularmente vulnerables a futuros shocks económicos, publicó Mundo Gremial. (APFDigital)

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