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Parana » Radio La Voz
Fecha: 25/09/2025 01:20
Con un discurso cargado de gestos hacia Washington y reproches a la ONU, el Presidente argentino reclamó por Malvinas frente a apenas 15 asistentes dispersos en la sala. El eco de las palabras de Javier Milei retumbó más fuerte que las presencias en la sala. El presidente argentino volvió a subir al atril de Naciones Unidas con la misma impronta que lo caracteriza: denuncias contra el “globalismo”, loas a Donald Trump y un repaso de consignas que repite en cada escenario internacional. Esta vez, sin embargo, la postal fue elocuente; apenas un puñado de diplomáticos se quedó a escucharlo. Milei arrancó su intervención recordando su debut en la ONU y reafirmando sus críticas a lo que denomina “el gobierno supranacional de burócratas internacionales”. En ese contexto, el ultraderechista rechazó lo que considera extralimitaciones en la defensa de libertades individuales y comerciales, y advirtió que la Argentina “no acompañará nunca” decisiones que, a su juicio, vulneren los derechos naturales de los ciudadanos. El tramo más fuerte llegó cuando volvió a desplegar su sintonía con Trump. En ese párrafo, Milei celebró la “férrea y exitosa” lucha contra la inmigración ilegal del presidente norteamericano y lo describió como el líder de un “cambio de paradigma” en el comercio internacional. En contraste, el mandatario evitó pronunciarse sobre la guerra en Gaza y apenas se refirió al asesinato del dirigente conservador Charlie Kirk en Estados Unidos. El único momento donde el presidente buscó un tono más institucional fue al insistir en el reclamo histórico por la soberanía de las islas Malvinas. “Nuestro reclamo legítimo e irrenunciable permanece en pie”, dijo, invitando al Reino Unido a reanudar negociaciones bajo la resolución 2065 de la Asamblea General. Sin embargo, el mensaje pareció diluirse en el aire: de los escasos presentes, pocos mostraban interés en seguir sus palabras. El contraste resultó inevitable. Mientras otros jefes de Estado planteaban urgencias globales y buscaban consensos en torno a la paz, Milei eligió insistir en su libreto de halagos a Trump y dardos contra la ONU. El eco, esta vez, se confundió con las butacas vacías.
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