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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 22/09/2025 06:27
Viena, la capital austríaca, ha sido durante más de un siglo un faro de innovación y creatividad en políticas públicas urbanas. Desde la legendaria “Viena Roja” del reformismo socialdemócrata entre la primera y la segunda guerra mundial hasta la ciudad contemporánea, que podríamos denominar la “Viena Verde”, la ciudadanía vienesa ha sabido adaptar su legado de compromiso con el bienestar colectivo sin descuidar la libertad individual a los desafíos del presente, signados por cuestiones tales como la sostenibilidad del desarrollo, la seguridad, y la diversidad e integración social. Hoy, Viena lidera rankings globales de calidad de vida, ofrece viviendas asequibles, espacios públicos de calidad y equipamientos comunitarios jerarquizados a la mayoría de sus habitantes y se destaca como un modelo de desarrollo urbano. La Viena Roja: vivienda social y cohesión comunitaria Tras la Primera Guerra Mundial, Viena era una ciudad marcada por la pobreza, el hacinamiento y la desigualdad. La caída del Imperio Austrohúngaro la dejó en una situación precaria, con miles de familias viviendo en condiciones insalubres. En este contexto, el gobierno socialdemócrata, que ejerció el gobierno municipal entre 1918 y 1934, implementó un ambicioso programa para transformar la ciudad, que sería conocido como la “Viena Roja”. Este período se caracterizó por políticas progresistas que priorizaron la mejora de la calidad de vida de los trabajadores. El eje de estas reformas fue la construcción de conjuntos de viviendas municipales diseñados para ofrecer alquileres asequibles. El más icónico, el Karl-Marx-Hof – al que nos referimos en esta hoja el 31 de agosto pasado – terminado en 1930, no era solo un complejo residencial, sino un elemento de integración, con guarderías, bibliotecas, lavanderías y espacios comunitarios abiertos. Entre 1923 y 1934 se construyeron más de 60.000 viviendas, albergando a cerca de una quinta parte de la población vienesa. Estos proyectos se financiaron mediante una reforma tributaria progresiva, basada en gravar la renta del suelo y los consumos suntuarios, que permitió redistribuir recursos dirigidos a mejoras prioritariamente destinadas a los sectores más postergados de la sociedad. El impacto de la “Viena Roja” fue profundo. Las condiciones de vida mejoraron significativamente, y la ciudad se convirtió en un modelo de cohesión social. Sin embargo, este experimento terminó abruptamente en 1934, cuando el fascismo austríaco disolvió el gobierno socialdemócrata. A pesar de su fin, el legado de la “Viena Roja” sentó las bases para el modelo de vivienda social que aún distingue a la ciudad. Tras la anexión de Austria por parte de Hitler y la posterior devastación de la Segunda Guerra Mundial, Viena enfrentó el desafío de reconstruir su infraestructura y su tejido social. Los principios de la Viena Roja fueron retomados, pero adaptados a un nuevo contexto. La municipalidad mantuvo un decidido protagonismo en la planificación y gestión del suelo urbano, asegurando que la vivienda siguiera siendo asequible. De la reconstrucción a la sostenibilidad urbana La transición de la Viena Roja a la Viena Verde no ha sido un proceso lineal ni ha estado exento de dificultades, contradicciones, conflictos y fracasos. A partir de los años 80 y 90 del siglo pasado, Viena comenzó a integrar preocupaciones ambientales en su planificación urbana, influenciada por el auge de los movimientos ambientalistas. La ciudad evolucionó desde un enfoque centrado en la reconstrucción hacia uno que priorizaba la sostenibilidad, la eficiencia energética y la inclusión social. Algunas de las claves han sido la búsqueda de un desarrollo urbano sostenible, priorizando la compactación urbana, la mixtura de usos, evitar la segregación social y preservar espacios verdes de calidad, así como la consolidación de un sistema integrado de movilidad que articula de manera eficiente redes de transporte público en subte, tranvías y autobuses eléctricos, y que incluye carriles para bicicletas y calles peatonales. Hoy, Viena es un referente global en desarrollo urbano sostenible, asequibilidad de vivienda, integración social y calidad de vida. Su éxito no es casual, sino el resultado de una planificación a largo plazo y un compromiso permanente con el bienestar colectivo, en el que libertad e igualdad no son principios contradictorios sino complementarios. La asequibilidad de la vivienda sigue siendo una prioridad en Viena. El alquiler promedio es significativamente más bajo que en otras capitales europeas. La ciudad regula el mercado inde suelo para desalentar la especulación y fomenta las cooperativas de vivienda, que permiten a los habitantes participar en la gestión de sus edificios. Este modelo asegura que personas de todos los niveles socioeconómicos puedan vivir en el centro de la ciudad, o cerca, evitando la expulsión que afecta a muchas metrópolis. Viena ha abrazado la sostenibilidad como pilar de su desarrollo. Un ejemplo notable es Aspern Seestadt, un barrio planificado que combina edificios de bajo consumo energético, transporte público eficiente y amplios espacios verdes. Cuando comenzó la construcción en 2007, el sitio era un aeropuerto abandonado. Cuando se complete en 2030, albergará a más de 25.000 personas y 20.000 puestos de trabajo. La integración social es otro pilar de la Viena Verde. Los conjuntos modernos no sólo ofrecen viviendas, sino también espacios para fomentar la cohesión comunitaria, como centros culturales y áreas recreativas. Esta apuesta por la inclusión ha fortalecido el tejido social de la ciudad. Viena ocupa consistentemente los primeros lugares en los rankings de calidad de vida de Mercer y Economist Intelligence Unit. Su éxito se debe a la combinación de viviendas asequibles, transporte público eficiente, acceso universal a servicios de salud y educación, y un entorno urbano limpio y seguro. La ciudad invierte en infraestructura que promueve el bienestar, desde parques hasta bibliotecas públicas, haciendo que la calidad de vida sea accesible para todos, no solo para una élite. Un modelo inspirador para las ciudades del mundo El modelo vienés ofrece valiosas lecciones para otras ciudades. Su éxito radica en la continuidad de su visión adaptada a los desafíos modernos. La regulación y la tributación del suelo, la inversión en vivienda pública y la planificación a largo plazo han permitido a Viena evitar los problemas de desigualdad y expulsión que enfrentan otros gobiernos locales. Además, su enfoque en la sostenibilidad demuestra que es posible combinar equidad social y prosperidad económica con soluciones ambientales. Sin embargo, Viena no está exenta de desafíos. El crecimiento demográfico, la presión sobre los recursos y los retos de la integración de los inmigrantes requerirán innovaciones y nuevas estrategias. A pesar de ello, la ciudad sigue siendo un modelo inspirador. Otras metrópolis pueden aprender de su experiencia. Viena ha demostrado que es posible construir una ciudad justa, sostenible e inclusiva. En un mundo donde las ciudades enfrentan crisis de desigualdad y sostenibilidad, Viena ofrece un modelo esperanzador. Su historia nos recuerda que, con visión y continuidad, es posible construir un hábitat donde todos puedan prosperar y vivir con dignidad, con la ciudad como la casa común. La transición de la Viena Roja a la Viena Verde ofrece varias lecciones importantes para las ciudades contemporáneas, más allá de la diversidad de escalas y contextos: la importancia de la planificación territorial como una actividad permanente, la necesidad de políticas públicas innovadoras que articulen principios imperecederos con nuevos desafíos, y la participación ciudadana como instrumento para diseñar políticas públicas que reflejen efectivamente las necesidades y prioridades de los habitantes.
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