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  • Un gesto forzoso. Llamando a la puerta del amigo americano

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 21/09/2025 10:35

    Escena 1. Obertura (difficile). Después de una semana expectante, los mercados pasan a la fase de reacción ante la incertidumbre y sacuden la cotización del dólar durante tres días seguidos. Fuerzan al Banco Central a vender 1100 millones de dólares y exponen al equipo económico a un estrés mayúsculo. Javier Milei expresa una convicción absoluta en que se trata de una tormenta temporal generada por la acción de la oposición política, irracional y golpista. Y deja un concepto de antología: “No estamos vendiendo dólares, estamos comprando pesos”. Transmite a todo su entorno que está totalmente dispuesto a inmolarse en el sostenimiento del techo de la banda cambiaria. Luis Caputo se repliega sobre el mismo mensaje en público y no desaprovecha la oportunidad para otra frase célebre: “Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda”. No hace falta ser muy agudo para deducir el enorme impacto que tuvo la palabra “último” entre bonistas y operadores. El ministro exhibe una desaconsejable tendencia a los aforismos económicos. El ministro de Economía, Luis Caputo, en Carajo Captura Sin embargo, quienes escucharon a Caputo puertas adentro aseguran que se mostró menos determinante. “Cuando el dólar se espiraliza, se espiraliza”, comentó basado en sus experiencias anteriores, como un modo de sintetizar que las dinámicas de las corridas cambiarias a veces se escapan del control del Gobierno. Nadie supo interpretar si era una frase anticipatoria de medidas que podría tener en evaluación. Todas las opciones son de altísimo costo, mucho más en la recta electoral hacia octubre, desde reimponer algunas restricciones cambiarias a liberar el régimen de bandas y dejar que el dólar flote. Ninguna lograría evitar escenarios indeseables. En el medio de la incertidumbre económica, aparecieron dos líneas de acción. La primera vinculada con el FMI, destinada a mantener informado al organismo de los movimientos y testear el nivel de tolerancia a la venta de reservas para sostener la banda. En la concepción original del FMI, los US$12.000 millones desembolsados en abril y los US$2000 restantes en julio estaban destinados a funcionar como respaldo hasta las elecciones, para en todo caso ser utilizados después, cuando se eliminaran las bandas. Esta semana desde el organismo dejaron trascender a interlocutores locales su preocupación por la corrida, en el entendimiento de que al ritmo actual los dólares pueden resultar insuficientes. De fondo subyace el planteo para que Economía desarme el esquema actual. Kristalina Georgieva, junto con Federico Sturzenneger JIM WATSON – AFP Nadie sabe con certeza si sobre el tema hay un side letter, que es un documento reservado que a veces utiliza el organismo en ciertos acuerdos, para establecer criterios de intervención, porque naturalmente una cosa es blindar el tope establecido durante unos días y otra sostenerlo en las 25 rondas que quedan por delante hasta el 26 de octubre. Será clave en este sentido la conversación que Milei tendrá con Kristalina Georgieva esta semana en Nueva York. La segunda línea de acción fue directamente con el Tesoro norteamericano, habida cuenta de que el acuerdo y los dólares del Fondo no parecen ser suficientes para estabilizar los mercados. Caputo decidió acelerar los contactos esta semana con el entorno de Scott Bessent, el hombre que no sólo torció el rumbo de las negociaciones con el FMI, sino quien hizo el gesto más concreto de apoyo a la Argentina, cuando visitó el país en abril, apenas se salió del cepo. Entonces había sugerido que su gobierno “estaría dispuesto” a ofrecerle una línea de crédito a la Argentina en caso de que un shock externo pusiera en riesgo la recuperación económica. Milei ya tiene agendada una cena con él esta semana que será decisiva. El Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, durante su visita a la Argentina en abril pasado Presidencia El ministro de Economía fue a rastrear los alcances de aquella promesa, a pesar de que hoy los problemas cambiarios responden exclusivamente a razones domésticas (incluso fue neutro el efecto de la baja de la tasa de interés que anunció la FED). En el Gobierno admiten que no es un mecanismo que se pueda activar con la celeridad que requiere la situación. Sin embargo, entienden que al menos un gesto en ese sentido puede servir para calmar a los mercados. También en Washington son escépticos respecto de la posibilidad de un rápido progreso, pero al mismo tiempo reconocen: “Trump es Trump”, es decir, cualquier cosa es posible para un mandatario para quien las reglas están para ser desatendidas. Cuando ayer se confirmó la bilateral del martes entre los dos presidentes, en el Gobierno creyeron ver una señal divina. Llamando a las puertas del cielo. Donald Trump esta semana en el Salón Oval MANDEL NGAN – AFP El tema también fue parte de la conversación con algunos funcionarios que mantuvo Barry Bennet, uno de los estrategas del presidente de Estados Unidos, quien pasó por Buenos Aires tras la cumbre de la CPAC en Asunción. En el Gobierno admiten que no tienen demasiado margen para innovar en materia económica hasta octubre. Sólo hicieron algunos gestos amables en el presupuesto y liberaron algunos ATN a las provincias amigas, pero el punto nodal es el régimen cambiario. También están resignados a que no habrá síntomas de reactivación en el corto plazo. El cuadro entraña una paradoja: Milei llegará a la elección de octubre en el peor momento económico de su gestión. Muchas de las decisiones que adoptó estuvieron dirigidas a responder a la principal demanda de la sociedad, que era bajar la inflación. Con ese objetivo dejó de acumular reservas, subió las tasas de interés, congeló encajes bancarios. Y finalmente el electorado bonaerense, al menos, consideró que no era suficiente la estabilización de los precios si desmejora su poder adquisitivo. ¿El Milei preparado para hacer el ajuste y bajar la inflación también es un Milei en condiciones de promover una reactivación económica? Escena 2. Intermezzo (contrattempo) Es martes a la mañana y en el salón de la Casa Rosada están Guillermo Francos, Luis Caputo, Lisandro Catalán, Martín Menem y Cristian Ritondo. Por Zoom aparecen conectados Alfredo Cornejo, Leandro Zdero y Rogelio Frigerio. El Gobierno sabe que tiene perdida la votación del día siguiente por las partidas del Garrahan y piensa que cuenta con margen de maniobra para frenar la insistencia en el tema de las universidades. Es una gestión desesperada para evitar otro revés parlamentario, con el argumento de que el gobernador mendocino tenía un proyecto alternativo. Reunión de los gobernadores Alfredo Cornejo, Rogelio Frigerio y Leandro Zdero con Guillermo Francos, Luis Caputo y Lisandro Catalán Presidencia Pero ni siquiera con los más cercanos la gestión prospera. Frigerio se muestra conciliador, pero Cornejo se endurece y le espeta a Menem que no le dice la verdad a Milei, que es que no le alcanzan los votos para defender su veto. Algunos piensan que fue una devolución de gentilezas por haber quedado afuera de la distribución de ATN que el Gobierno le giró esta semana a Santa Fe, Entre Ríos, Chaco y Misiones. Al día siguiente sus diputados, Pamela Verasay y Lisandro Nieri, votarían en contra del Gobierno. Una curiosidad importante: en Mendoza los libertarios van en alianza con los radicales. La Casa Rosada emerge completamente impotente en su relación con los gobernadores y el Congreso. El ascenso de Catalán no fue considerado un auténtico cambio. “Que no nos llamen ahora. Hablamos el 27 de octubre”, dice un mandatario que supo ser aliado y que tiene la mira puesta en la competencia electoral, más que en la cooperación. Festejos durante la aprobación, por más de dos tercios, en la sesión especial, las Leyes de financiamiento universitario y de emergencia sanitaria en salud pediátrica. Cámara de Diputados, Congreso Nacional Soledad Aznarez Dentro del Gobierno algunos admiten que fue un error haber vetado todas las leyes sin tener una estrategia alternativa para diluir las previsibles insistencias. Con los legisladores tampoco se activó el mecanismo de contención que hasta hace algunos meses le servía para frenar iniciativas. La prueba de ello es que 41 diputados cambiaron de posición entre la votación original de los proyectos del Garrahan y de universidades del 6 de agosto, y la insistencia de esta semana. Los dos tercios ya son perforados con preocupante naturalidad. Nunca un Congreso estuvo tan activo a poco más de un mes de una elección nacional, aprobando semana tras semana iniciativas de tanta sensibilidad. Los gobernadores que supieron ser aliados no sólo dejaron de apoyar; ahora respaldan la ofensiva opositora. Acaso refleja la dimensión del enojo con la gestión libertaria. Nadie siente demasiada culpa de poner en jaque a una gestión fragilizada. El presidente de la Cámara Martín Menem. Tratamiento de las Leyes de financiamiento universitario y de emergencia sanitaria en salud pediatrica. Camara de Diputados, Congreso Nacional Soledad Aznarez El gran interrogante que se hacen los actores del establishment político y económico es si el Gobierno podrá reparar esa fractura después de las elecciones. La respuesta naturalmente depende del resultado de las urnas, pero seguro requerirá de concesiones, apertura y algo de dinero, una trilogía con poco predicamento en el razonamiento libertario. El reformateo profundo de su gestión que se le reclama a Milei implicaría nutrir su gabinete con aportes externos, algo que no está en su naturaleza. O al menos establecer alianzas más sustentables, con un espíritu consensual que tampoco siente. En definitiva, ¿está preparado Milei para dejar de ser lo que era y transformarse en otro tipo de líder? ¿Le sirven perder el aura de outsider y compartir el poder con actores más clásicos? ¿Puede reformular su esquema concentrado de toma de decisiones y contar con un entorno ampliado que le aporte miradas complementarias? Escena 3. Grand finale (spesso) Con escaso margen para innovar en el corto plazo en el plano económico y en el político, Milei apuesta todas sus fichas a un replanteo esencialmente electoral. El jueves fue el día clave porque además de la reunión del Presidente con todos sus candidatos, se anunció que Pilar Ramírez, referente de Karina, asumiría como coordinadora de la campaña nacional. Fue una decisión conversada entre los Milei y Santiago Caputo, en un intento por reflotar la exitosa planificación de la elección porteña. La movida fue inevitablemente interpretada como una degradación para Lule Menem, quien curiosamente no estuvo justo el día en el que se reunían todos los candidatos que él había promovido. Fue el gesto de revisión más nítido hasta ahora, después de la fallida remoción de Sebastián Pareja de la semana anterior. Reunión de Javier Milei con libertarios en Olivos Presidencia Detrás de este movimiento aparece la admisión dentro de un sector del karinismo de que la estrategia nacional de desafiar a los aliados y no hacer más acuerdos provinciales fue un error. “Se tomaron malas decisiones estratégicas. Nos dejamos llevar por el triunfo en CABA y subestimamos a los gobernadores. Todavía no tenemos la fuerza suficiente para competir en todos lados. Quienes debieron asesor a Karina le erraron, y ella empieza a identificarlo”, dicen cerca de la hermana presidencial. Las líneas generales de la campaña apuntan a tres objetivos. Uno, lograr una transfusión de votos de Milei a sus candidatos. Si bien es cierto que las elecciones provinciales son distintas a las nacionales, esta vez, a diferencia de 2023, no está la cara del Presidente en las boletas. Esto implica que se deberá involucrar más en las recorridas y acompañar a sus referentes. Por contrapartida, se resolvió que Karina no vuelva a viajar al interior por su lado, solo cuando acompañe al hermano. Su imagen está muy afectada por el escándalo de los audios y sus últimas incursiones no fueron satisfactorias. Los dos minutos de su discurso en Tucumán la otra semana constituyeron un verdadero catálogo de vacío narrativo. Karina Milei saluda a los militantes en un acto libertario Sebastián Salguero – LA NACION La segunda definición tiene que ver con el tono del discurso, para demostrar mayor proximidad y empatía con quienes sufren el ajuste; recuperar algo de la mística perdida, volver a prometer un futuro mejor. Los estrategas libertarios entienden que hace tiempo perdieron el control de la agenda pública, y necesitan recuperarla rápidamente. Pero tienen un problema: Milei perdió capacidad de sorpresa y no tiene mucho más nuevo para ofrecer. Y el tercer foco está puesto en recuperar el voto de los desencantados con el Gobierno, que en la provincia de Buenos Aires se quedaron en sus casas el día de la elección. El gran rival de LLA no es necesariamente el peronismo, sino el sofá. A su modo lo planteo Patricia Bullrich en la reunión del jueves, cuando dijo que había que representar algo más amplio que el violeta puro, y se mostró dispuesta a ir a buscar a los “ñoños republicanos” extraviados. Pero su intervención generó ruido. Milei mismo habló después de que había que defender a sus votantes, en lo que varios interpretaron como una respuesta. Javier Milei llevado a cabo en elentre la gente en el acto de Parque Sarmiento, en la ciudad de Córdoba Sebastián Salguero – LA NACION El consultor Federico Aurelio divide el voto libertario entre el núcleo duro, que se mantiene, y el blando, que depende del cumplimiento de las expectativas, sobre todo económicas. “Cuando preguntamos cómo se imaginaban dentro de unos meses, las respuestas positivas cayeron a 35%. En enero era del 51%. Según nuestros números, dos de cada tres votantes dicen que van a votar pensando en su situación económica, y el 68% afirma no estar dispuesto a más ajustes”. Este nuevo contexto modificó el diferencial positivo que tenía el oficialismo para octubre: en poco más de un mes pasó de estar arriba por 10 puntos a menos de 5 ahora. Su colega Shila Vilker, que detectó una caída de 10 puntos en la imagen de Milei sólo en los últimos dos meses, complementa con el foco puesto en las dificultades que encuentra LLA para reconectar con los votantes que se le escurrieron. “La gente que apoya al oficialismo es la que más dice que no tiene ganas de ir a votar. En ese segmento, el desánimo parece tener más fuerza que la disposición a apoyar al Gobierno. Por eso el mensaje de que ‘hay que aguantar un poco más’ no sé si alcanza. Lo que puede ayudar a LLA es que el voto no peronista tiene pánico al vacío”, señala. Elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires. Búnker del Fuerza Patria en Hotel Gran Brizo. La Plata. Foto: Fernando Massobrio. 7/9/25 FERNANDO MASSOBRIO – LA NACION Con el retroceso del oficialismo, la elección del 26 de octubre parece tomar cada vez más la forma de tercios imperfectos; un escenario de achatamiento de todas las fuerzas y mayor fragmentación, en donde las dos ofertas más amplias, LLA y Fuerza Patria (compite en 18 distritos), concentren algo así como el 70-75% y no el 90% como en el momento de mayor polarización. El tercer grupo por fuera de libertarios y kirchneristas estaría representado por los seis mandatarios de Provincias Unidas y los cinco gobernadores sin referencia nacional nítida (Gustavo Sáenz, de Salta; Hugo Passalacqua, de Misiones; Marcelo Orrego, de San Juan; Rolando Figueroa, de Neuquén; y Alberto Weretilneck, de Río Negro). Este sector también se aprovecha del desgranamiento libertario, ya que la migración directa hacia el kirchnerismo es muy marginal, excepto entre los jóvenes de clase media baja. Luis Petri y Pamela Verasay, junto a Alfredo Cornejo Según un relevamiento que hizo el consultor Gustavo Córdoba, el Gobierno sólo parece holgado en las provincias en donde hizo acuerdos con Pro (ciudad y Entre Ríos) o con la UCR (Mendoza y Chaco), y en San Luis, donde el gobernador Claudio Poggi no presentó listas propias. Se le complicó mucho la situación en Santa Fe y en Córdoba, que podrían ayudar a compensar la segura derrota en la provincia de Buenos Aires. La Patagonia ofrece un panorama que se volvió más adverso y en el norte hay expectativas dispares. Es decir, la hipótesis del Gobierno de un triunfo arrasador de entre 40 y 45 puntos a nivel nacional ya no parece disponible. Ahora compite por ser la fuerza más votada, pero siempre dentro de un contexto de mayor dispersión y con un nivel de abstención que someterá a prueba el sistema democrático. En definitiva, la elección puede funcionar para Milei como un punto de apoyo para frenar el brusco descenso de los últimos meses, pero ya luce imposible que vaya a lograr el “efecto alineamiento” con el que se ilusionó. Deberá reconfigurar su estrategia política, aun si resulta la fuerza más votada. Lo espera un escenario muy demandante que requerirá de mucha habilidad y musculatura. Es la prueba más importante que haya enfrentado en su recorrido como líder político: el desafío de animarse a ser un Milei diferente para poder mantener la gobernabilidad y el rumbo económico que se trazó.

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