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  • El 80% de los estudiantes de UNER en Gualeguaychú son primera generación de universitarios – El Día de Gualeguaychú

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 21/09/2025 01:21

    Luego de que Diputados rechazara el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, queda en manos del Senado decidir, el próximo 2 de octubre, si sigue la línea de la Cámara Baja, o no. El proyecto apunta a la reapertura de paritarias, aumento de fondos para gastos de funcionamiento, becas y desarrollo científico y la conformación de una caja de $10.000 millones, con actualización anual por IPC, para impulsar el ingreso a carreras estratégicas. En medio de este escenario crítico para la educación superior, José Dorati, responsable de Extensión Universitaria de la Facultad de Bromatología de la UNER, advirtió que la crisis que atraviesa el sistema universitario argentino no solo afecta los salarios docentes, sino también áreas clave como la investigación, la ciencia, la tecnología y especialmente la extensión universitaria, el puente entre la universidad y la comunidad. "La situación es bien compleja, sobre todo en el interior", remarcó Dorati, y puso el foco en una realidad que muchas veces queda fuera del debate público: el 80% de los estudiantes de esta facultad son primera generación de universitarios, es decir, los primeros de su familia en acceder a estudios superiores. “Estos chicos no tiene en su casa alguien que les explique cómo rendir un parcial, qué es un final o cómo transitar una carrera universitaria”, expresó. A eso se suma otra dificultad que atraviesa a gran parte del alumnado: la necesidad de trabajar para poder sostener sus estudios y su vida cotidiana. Puede interesarte En este sentido, el responsable señaló que El Centro de Estudiantes tiene relevado que en la Facultad de Bromatología, hay 50 estudiantes emprendedores. Además, según “el relevamiento de graduados que se viene haciendo en los últimos años, es decir de aquellas personas que obtuvieron el título, el 30% tuvo que trabajar durante la cursada”. Es importante detenerse en este dato, ya que sólo representa a aquellos que lograron terminar la carrera. Sin embargo, Dorati arriesgó que “más de la mitad de los estudiantes que ingresan a la facultad hace algún tipo de actividad laboral. Los que se gradúan, son los casos de éxito, pero hay un montón de personas que dejaron la universidad por tener que trabajar y no tener compatibilidad con los horarios”. En ese contexto, el tiempo de duración de las carreras no siempre refleja falta de compromiso o esfuerzo. “A veces se discute muy livianamente cuánto tarda un estudiante en recibirse. Pero si esa persona trabaja, ayuda en su casa y no tiene acompañamiento familiar académico, su camino será más largo y más difícil”. La necesidad de trabajar de parte de los estudiantes afecta directamente la duración de la cursada. De acuerdo a datos del Ministerio Nacional de Educación, sólo el 27,7% de los egresados de las carreras lo hace en el tiempo teórico que platean los planes de estudio. A esto se le suma que en el interior del país, la oferta horaria para cursar es menor que la de las casas de estudio de las grandes ciudades: “Nosotros no podemos ofrecer una misma cátedra en tres turnos como sí pasa en algunas universidades más grandes. Tenemos un solo turno, en el horario que se puede acordar con los docentes. Pero ese estudiante que trabaja, cursa lo que puede”, contó el referente. El éxodo de docentes La Facultad de Bromatología, forma profesionales en carreras como Bromatología, Nutrición, Farmacia, Bioquímica y Veterinaria. Muchas de estas propuestas se crearon pensando en la comunidad local, pero su desarrollo requiere docentes especializados que no siempre están disponibles en la ciudad. “Tuvimos que formar equipos docentes trayendo profesores desde Casilda, Esperanza, Buenos Aires, La Plata y otras localidades. Y sostener esos equipos se hace cada vez más difícil”, señaló. Los salarios docentes están en caída desde hace más de una década, pero Dorati afirmó que en el último tiempo la pérdida de poder adquisitivo se profundizó gravemente. “Hoy un jefe de trabajos prácticos cobra $250.000. Son profesionales que hicieron una carrera universitaria, que se siguen formando, y algunos deben venir desde otras ciudades para cumplir sus tareas. Algunos ya nos dicen que no pueden seguir, que no les da, que pierden dinero por venir”. Puede interesarte Según detalló, un docente de la categoría más alta, con dedicación exclusiva y máxima antigüedad, puede llegar a ganar alrededor de $2.400.000. Pero esos casos son una minoría dentro del plantel docente de la facultad, que cuenta con unos 300 profesores. La mayoría está en cargos simples, con sueldos que, en muchos casos, apenas cubren los gastos de traslado y alimentación para quienes viajan desde otras localidades. Frente a los discursos que sostienen que las universidades no se quieren dejar auditar, el docente apuntó: “En la Facultad de Bromatología hace más de 15 años que tenemos déficit cero. La Universidad Nacional de Entre Ríos cuenta con un portal de transparencia público, donde se puede acceder a toda la información presupuestaria, escalas salariales y cargos, pero eso no significa que no estemos en crisis. Las funciones esenciales de la universidad están hoy en stand by por falta de recursos”, advirtió. Y agregó que otro de los sectores más golpeados es el sistema científico, cuya parálisis afecta no solo la generación de conocimiento, sino también la calidad académica. Dorati se mostró convencido del poder transformador de la educación universitaria. “No hay nada en el Estado que cambie tanto la vida como una universidad. La formación universitaria le cambia la vida a quien la hace, a sus hijos y a sus nietos”.

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