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» Elterritorio
Fecha: 20/09/2025 12:54
sábado 20 de septiembre de 2025 | 6:05hs. Setiembre de 1926 fue tormentoso, el lunes 20 el clima estuvo complicado; en nuestra ciudad, los estudiantes se preparaban para recibir la primavera; en la Villa Baja de Encarnación el movimiento era el acostumbrado; algunas personas se percataron del “mal tiempo”, la última lancha zarpó hacia Posadas, minutos después se observaron nubes oscuras sobre el río, cuando la embarcación llegó a destino los viajeros bajaron presurosos, comenzaba a llover. En la otra margen, el encargado de la Usina encendió el generador, los canoeros terminaron su jornada y el sacerdote Kreuser cerró la iglesia. En Posadas, la lluvia se volvió temporal, el viento provocó severos daños, especialmente en la Usina; en algún momento se dieron cuenta que Encarnación estaba a oscuras, la tormenta era feroz… El cielo se oscureció, el viento se hizo sentir con más fuerza, sobre el Paraná las ráfagas se fortalecieron y se encontraron con el viento del oeste, el choque de ambas corrientes generó una tromba. El embudo de viento absorbió gran cantidad de agua que se descargó sobre la orilla paraguaya; la destrucción fue instantánea, canoas hundidas, viviendas y edificios derrumbados, árboles arrancados de cuajo, postes y chapas azotados, cables desperdigados, centenares de fallecidos, un millar de heridos y la Villa Baja destruida. A pesar del estupor, algunos pudieron reaccionar, como Juan Pedotti, cortó el suministro eléctrico de la ciudad y pereció. Apenas amainó, el mecánico Jorge Memmel y el sacerdote Kreuser decidieron cruzar el río para pedir auxilio en Posadas, el canoero Ministro -Daniel Rodríguez Genés- logró que la embarcación atravesara el Paraná; desembarcaron en el puerto y corrieron en busca de ayuda, a la iglesia y a la Logia Roque Pérez; se organizaron rápidamente, los primeros en cruzar fueron los médicos y las Hermanas de la Caridad. El jefe de la Subprefectura Monkes convocó a los dueños de canoas para el traslado de heridos, el Hospital Regional y la Asistencia Pública pusieron a disposición médicos, enfermeras, ambulancias y medicamentos, cientos de vecinos se presentaron para colaborar y los periodistas transmitieron la situación al país; en Encarnación, Rodolfo González Pacheco había organizado cuadrillas para remover escombros, así se salvaron 15 familias. La Asociación del Profesorado y Magisterio de Misiones fue la primera en organizar una colecta; el día 21 se contaron más de 100 víctimas, se facilitaron todos los féretros disponibles y decenas de carpinteros se dedicaron a fabricar más ataúdes; la Liga Patriótica recolectó “provisiones de boca”, prendas de vestir y medicinas, la Sociedad de Beneficencia también se organizó para colaborar. La Sociedad Española y la Logia Roque Pérez pusieron a disposición sus sedes para alojar heridos; la Sociedad de Damas de Beneficencia organizó una Comisión Extraordinaria y coordinó funciones en el Teatro Español para recaudar fondos, el Palace Hotel puso a disposición el Salón del Cine. El gobernador del Territorio Nacional de Misiones fue autorizado para efectuar los gastos necesarios en auxilio de las víctimas. Docentes y alumnas de la Escuela Normal colaboraron en la atención de los heridos en la Logia; el día 22 llegó un tren desde Asunción con una comitiva oficial, médicos, practicantes, enfermeros, alumnos de Medicina y material sanitario. La primera nómina de heridos informó 42 personas internadas en el Hospital Regional, 14 en el Hospital de la Caridad, 3 personas en la Asistencia Pública y 20 en la Logia, los periódicos publicaban las donaciones a diario; la zona más castigada fue la comprendida entre las calles Presidente Franco, Coronel Bogado, 15 de Noviembre y ribera del Paraná donde la devastación fue total, también afectó a San Miguel de Kuruzú. La ayuda llegaba y el volumen fue tal que se debió organizar una Comisión Única de Auxilios; los docentes y alumnos posadeños se organizaron en 52 grupos y recolectaron más donativos; la Presidencia de Paraguay dispuso 600.000 pesos para la reconstrucción, se conformó una Comisión Pro Víctimas que trabajó con la Comisión posadeña en el relevamiento de personas, entrega diaria de mercaderías y confección de un carnet habilitante. A las 72 horas se recibió un tren con soldados para colaborar en la remoción de escombros y rescate de cuerpos, y un segundo tren con más provisiones; desde Posadas se despacharon 4 camiones, al regreso acarrearon escombros que se depositaron en la ribera. El 25 llegó al lugar el vicepresidente de Paraguay con una comitiva; a la semana unas 4.000 personas cruzaban para fisgonear, en Resistencia se organizó una Comisión de ciudadanos paraguayos que también recolectaron fondos. La Cruz Roja Argentina llegó a Posadas, por error habían dejado el vagón con víveres, medicamentos, camillas y carpas en Concordia, se solicitó su inmediato envío, más tarde se sumaron a la Delegación paraguaya que se encontraba en la ciudad; por su parte, Javier Guajardo Bustamante organizó la Asociación Argentina Sarmiento para auxiliar a 60 familias argentinas residentes en Encarnación, se percató que la “Escuela del Puerto” estaba destruida y se dedicó a conseguir fondos para un nuevo edificio, invitó a alumnos y docentes argentinos a donar una pequeña cantidad de dinero para ese fin. El Senado argentino también hizo llegar una colaboración; en Asunción los estudiantes marcharon hasta la Embajada Argentina para agradecer la solidaridad y algunos periódicos porteños iniciaron campañas de donaciones; en Foz de Iguazú se formó la Comisión Pro Ayuda a las Víctimas, asimismo la ocasión fue aprovechada para comercializar fotografías de la catástrofe a “precios accesibles”. A semanas del desastre, muchos heridos continuaban internados en Posadas, un grupo de alumnos los asistió a diario, la recepción de donaciones continuaba, el Círculo de Obreros y la Sociedad de Beneficencia seguían con veladas artísticas. Los primeros datos oficiales consignaron 395 casas arrasadas, 48 viviendas parcialmente destruidas e inhabitables, 13 edificios en buen estado, en absoluta miseria 117 familias, más de 400 personas. El 12 de octubre de 1926 gran cantidad de público, escolares y scouts, se congregaron nuevamente frente a la Embajada Argentina, los discursos fueron apasionados y la presencia del padre Kreusser fue vitoreada; en Buenos Aires, el Círculo de Prensa organizó una velada en el Teatro Colón donde se recaudó una importante suma. A fines de octubre, Posadas retomó la rutina habitual. En julio de 1927, el Centro de Estudiantes Católicos de Asunción participó en Posadas del Acto de la Independencia con una delegación, entregaron un mensaje del presidente de Paraguay, visitaron escuelas y colocaron una placa la Estatua a la Libertad de la plaza central, en agradecimiento por “los auxilios aportados a Encarnación en la noche trágica del 20 de setiembre de 1926”. El 20 de septiembre otra Delegación de la Federación de Estudiantes de Paraguay arribó a Posadas para conmemorar el primer aniversario de la Catástrofe, la delegación entregó una placa donde se grabó “A la hidalga ciudad de Posadas. 1927”, posteriormente ubicada también en la misma plaza. En 1928, bajo el seudónimo Orangel Delmar, Javier Guajardo Bustamante publicó ‘La Catástrofe de Encarnación’; a mediados de 1929, la Colectividad Paraguaya de Misiones comunicó a la Municipalidad de Posadas la intención de donar un monumento por la solidaridad manifestada en aquel ciclón, el día del acto se fijó para el 12 de octubre, ocasión en que se inauguraría un parque construido al efecto. En la víspera, una delegación paraguaya fue recibida por la Comisión, con la Banda Municipal de Música, un Cuarteto de Gaitas y numeroso público en la Estación del Ferrocarril. Al día siguiente se concentraron en el nuevo Parque para el acto, se inauguró el monumento -una pirámide tallada en piedra asperón roja-, se oficializó el nombre de “República del Paraguay” para el lugar, se colocó la piedra fundamental del nuevo edificio para la escuela de la Villa Baja que a partir de ese momento llevó el nombre de “República Argentina”; luego se trasladaron hasta la Escuela N° 42 a la que se designó como “República del Paraguay”. Cosa seria la memoria colectiva. ¡Hasta la semana próxima!
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